El Chamu y el equipo de fútbol de los talleres CIMAR

El Chamus, a la izquierda, junto al equipo de los talleres CIMAR

El Chamus, a la izquierda, junto al equipo de los talleres CIMAR

La Ruta de la Memoria

El reverso de esta imagen dice que es de 1968. A uno de sus protagonistas, le salen las cuentas perfectamente, “esta fotografía tendrá 45 años”, resuelve Francisco Fernández, conocido popularmente como El Chamusca. Exacto. ¡Cómo olvidar aquellos sábados en San Isidro, aquel “míster vente a tomar una copa” o las rivalidades entre equipos de dentro y fuera de Getafe…!

El equipo de los talleres de utillaje CIMAR fue el último que entrenó El Chamu. Antes, muchos otros fueron los que reclamaron sus servicios. “La verdad es que hubo un tiempo en el que estuve muy bien valorado. Entrené al Alhóndiga, al Carrillo, al Flecha…”, recuerda. “Los talleres CIMAR estaban al lado del cuartel de la Guardia Civil y de los salones Emperador, era de las mejores empresas que había entonces”, explica Paco. Las grandes factorías de la ciudad solían patrocinar a los equipos de fútbol, sin que necesariamente sus jugadores formaran parte de la plantilla. Tal era el caso de los chicos del CIMAR. “Eran muy jóvenes, rondaban desde los 18 a los 24 años, aproximadamente”, cuenta El Chamu, “la mayoría estaban trabajando de aprendices o estudiando en algún taller. Yo entrenaba al equipo por amor al arte”.

El logo de la empresa, una camiseta roja y un pantalón azul les caracterizaba, la equipación la proporcionaba la factoría, pero no era lo único. “En esa época llevábamos un autocar, nos llamaban los millonarios”, ríe el exentrenador, “gracias a Felipe Martín y Luis El Alcahuesero, el presidente de CIMAR, podíamos entrenar en San Isidro todos los sábados una hora”.

Chamu aún recuerda los nombres de sus jugadores: “Mi hermano Manolo, que murió joven en su despedida de soltero le llamaban Amancio –como el futbolista– porque jugaba muy bien, y también tenía mucho carácter; Pedro, que su tío era médico aquí en Getafe; Maroto; Ortega, que sus padres tenían una fundición; Andrés; Roberto; Modales; Titi…y el portero, El Feo”. “En aquella época disfrutábamos mucho. Yo era como el padre de ellos. A mi hermano, que era el mayor le sacaba 10 años, osea que ahí tendría yo 32 o 33 años. Jugaban muy bien, hasta llegamos a ser campeones del parque sindical del grupo de empresas de Educación y Descanso, que éramos los mejores equipos que no nos dejaban participar con la Federación”, cuenta. Una anécdota quiso que el CIMAR no consiguiera finalmente el título de ganador, “perdimos el partido por pedir fichas del contrincante, sospechábamos que había jugadores de Primera que no podían disputar el partido, y resultó que fuimos nosotros los que tuvimos una ficha mal, porque teníamos uno de nuestros jugadores en la mili y no coincidía la firma”, rememora el exentrenador.

Aunque El Chamu se confiesa atlético “desde los 9 años, cuando el padre de Santos Vázquez me llevó a ver un partido al Metropolitano”, se le ilumina la mirada al hablar de este, su equipo de Getafe. “Siempre íbamos los primeros”, resuelve, “aunque luego nos dieran una copa de tres pesetas”. “Jugábamos con los Leones, con los Estrella, que eran los hijos de los de aviación y llamaban Los hijos de papá, pero los contrincantes más duros eran los de John Deere, los de Kelvinator y los de CASA”, explica, “los de Construcciones tenían de entrenador a Pepe Mingo, que después sería alcalde de Getafe y entrenador del club Getafe de entonces”.

Miriam Errejón - Periodista Grupo Capital