“Nos emociona escuchar que el teatro de Getafe se queda huérfano sin Taormina”

Taormina se despide de los escenarios. José Palacios y Antonio Orozco echarán el telón a toda una carrera entre bambalinas el próximo día 26 de enero; lo harán juntos, como siempre, con una de sus obras talismán, y en el escenario del que es su ciudad, el García Lorca. taormina_despedida_ene2014
Ñaque, o de piojos y actores es la obra elegida. “Fue de las primeras que interpretamos al salir de la Escuela de Interpretación”, cuenta Orozco, “con ella nos dimos a conocer profesionalmente”. Para ambos, esta obra de Sanchis Sinisterra es “la perfecta metáfora de la vida del actor”. “Se plantea todo lo referente a la vida del actor: la importancia del arte, lo efímero…y qué quedará tras la interpretación, al igual que ahora nos ocurre a nosotros”, reflexiona Palacios.

Son 40 años de Taormina y 50 de teatro los que atesoran la experiencia de ambos en el panorama artístico. En cifras, 3.800 representaciones, que se dice pronto.

Ambos presumen de haber interpretado junto a los mejores actores de teatro, haber recibido críticas de público y crítica y elevar el “sello Taormina” –la naturalidad y el realismo ante todo– a lo más alto. ¿Por qué adiós y por qué ahora? “Taormina desaparece, en la representación explicaremos por qué, pero es lógico comprender que con nuestra edad no se lleva igual el ritmo que a los 20 años”, coinciden, “hay que tener en cuenta que además de interpretar Taormina diseña y monta decorados, dirige, coordina las funciones… es agotador. Queríamos quitarnos todo ese estrés que acarrea Taormina”. “Además, no queremos morir en el escenario como le ocurrió a Molière”, ríe Orozco.

Ritmo, energía y emoción son solo tres de los calificativos que los actores brindan para esta pieza, que tiene gran importancia en la vida profesional de ambos. Admiten que al ceder sus derechos de autor, el propio Sanchis Sinisterra les advirtió de que esa obra “solo podía ser interpretada por dos buenos actores. Más tarde sabríamos que nuestra versión había gustado más incluso que la interpretada por la compañía Sinisterra en Madrid”, reconocen modestos. “Tiene distintos ritmos, que inquietan hasta la risa nerviosa al espectador”, explica Orozco, “al contrario que en otras obras, en esta solo vamos a estar José y yo, este baúl y dos apliques a los lados”. “Ñaque es una tragicomedia que cuenta los devenires de dos actores, no nos podríamos identificar más con ellos”, indica Palacios, “es una tragicomedia que ya hemos representado en anteriores ocasiones, hemos podido ver incluso a público llorando”.

Encima del mismo escenario que les vio crecer como actores, el de la Casa de la Cultura –que ya no acoge representaciones al público–, ambos afrontan con naturalidad y gran compenetración esta retirada. Taormina ha dado mucho de sí, y Orozco y Palacios está tremendamente satisfechos de su labor no solo en teatros, sino en centros cívicos o sus proyectos teatrales en las campañas escolares. “A lo largo de todos estos años siempre hemos procurado trabajar lo más dignamente posible.

Con honestidad hacia el público y hacia nosotros mismos”, explican con orgullo, “precisamente por ello nos retiramos del teatro profesional, por la desgana que había”, recuerdan “teníamos todo, el dinero, proyectos, el éxito prácticamente asegurado… y elegimos lo personal”. Con mucha emoción ambos agradecen el apoyo que durante toda su carrera han recibido de Getafe, y también los apoyos y comentarios que han recibido desde que anunciaran su retirada el pasado mes de noviembre: “Lo más bonito que nos han dicho es que el teatro de Getafe se queda huérfano de Taormina”.


Teatro Federico García Lorca
Domingo, 26 de enero. 19.00 horas

Miriam Errejón - Periodista Grupo Capital