PSG: crónica de una historia condenada a fracasar

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El juicio contra David Moreno Pingarrón, administrador único de PSG, visto para sentencia

La historia comienza en 2004, aunque se gesta mucho antes. Un desarrollo urbanístico de la envergadura de Los Molinos y Buenavista no nace de la noche a la mañana, sino que es fruto de muchas decisiones previas. Por aquél entonces ya estaba en marcha El Bercial-Universidad y su modelo de gestión (compensación) no había acabado de satisfacer a los dirigentes públicos. Cuando se piensa en el crecimiento de Getafe hacia estos dos nuevos barrios se sientan dos premisas: expropiación y 80% de vivienda protegida. El 17 de junio de 2004 la Comunidad de Madrid ratifica la revisión del PGOU que establecía que los terrenos de Los Molinos y Buenavista serían expropiados para construir vivienda protegida.

En aquellos años la fiebre inmobiliaria estaba en auge. Y quizá queriendo emular el protagonismo de Pedro Pingarrón (presidente de la junta de compensación de El Bercial), su primo David Moreno Pingarrón, antaño portero de discoteca y propietario de una pequeña empresa de mensajería registral, entra en el negocio de las viviendas. Es ahí donde se hace popular el nombre de PSG y el de sus dos cooperativas de viviendas: Capital del Sur y Cuna de la Aviación. Parte de una premisa que rompe cualquier esquema establecido: ya decidido el modelo de gestión comienza a comprar suelo que adquiere a un precio muy superior al que está fijado en la expropiación.

Detrás de sus cooperativas están hasta 1.800 personas que comienzan a aportar dinero, a pesar de las repetidas recomendaciones del Ayuntamiento de Getafe que insiste en medios de comunicación en que ninguna cooperativa tiene garantizado suelo. La intención de Moreno Pingarrón es jugarle un pulso al Consorcio (formado 40% Ayuntamiento y 60% Comunidad): ¿Para qué me va a expropiar para hacer viviendas sociales si yo estoy dispuesto a hacerlas con el criterio que me exijan? Esa era su defensa y el argumento que esgrime para tratar de burlar lo aprobado en el PGOU, que llega incluso a denunciar, aunque el Tribunal Supremo da la razón al Consorcio.

Los cooperativistas aportan entre 24.000 y 30.000 con la confianza de que, de una forma u otra, se van a construir las viviendas. David Moreno hace una jugada maestra para acabar legitimar su proyecto: ficha a Andrés Serrano, trabajador de la EMSV, tratando de dar una apariencia municipal a su idea. Conocedor de la lista municipal de demandantes de vivienda, con Serrano los cooperativistas de PSG crecen como la espuma, alcanzando la cifra de 1.800. Entre ellos, muchos trabajadores del Ayuntamiento, personal de la policía municipal, gente muy cercana al entramado de la administración local que hace caso omiso de las advertencias. En determinado momento, en 2004, Ignacio Sánchez Coy, que después sería concejal de Vivienda, dice en una entrevista: “Si fuera cooperativista de PSG cogería mi dinero y saldría corriendo”. Pocos le hicieron caso. Cuando años después alguno quiso dar un paso atrás y recuperar el dinero, ya era tarde.

El nombre de PSG está en todas partes: en la camiseta del Getafe CF a cuyo equipo y escuela patrocina aportando sustanciosas cantidades de dinero, en la gorra de Fernando Alonso, al que apoya también en Montmeló llevando una nutrida representación de trabajadores y periodistas a gastos pagados, a equipos de balonmano, de voleibol… incluso contrata una avioneta para felicitar las fiestas. También monta un periódico a medida con la cabecera Al Día. El gasto era evidente y las sospechas hacían pensar que provenía de las aportaciones de los cooperativistas. Ese es uno de los aspectos que ahora el juez está dilucidando.

Unas elecciones teñidas de PSG
Pero mientras tanto la pelota crece, la preocupación es evidente y se acercan las elecciones municipales a las que Pedro Castro se presenta a la reelección. La campaña electoral se tiñe de PSG. El proceso de expropiación avanza, los cooperativistas no ven solución a su problema y comienzan las manifestaciones en la calle, exigiendo respuestas, que se cambie el modelo para darles cabida a ellos. Las protestas se ceban en Pedro Castro e Ignacio Sánchez Coy, que reciben de forma brutal la presión ciudadana, invadiendo los límites de su intimidad.

Un convenio firmado días antes de las elecciones entre PSOE e IU asegurando que se haría todo lo posible para cambiar el modelo es el arma que utilizan los cooperativistas dirigidos por Moreno en sus protestas. La tensión aumenta porque el proceso parece imparable: ya se han adjudicado las obras de urbanización, pero Moreno Pingaron no se rinde y en septiembre, ya con el nuevo Gobierno de coalición entre PSOE e IU en funcionamiento ocupa los terrenos y paraliza las obras. Será una de tantas iniciativas, como aquella vez que se recibió a Esperanza Aguirre con un pasillo en la calle Madrid, exigiendo soluciones. Aguirre, voluntariosa de cara a la galería, prometió que ella lo solventaría. Nunca se preocupó de más.

Unos pliegos a medida
David Moreno nunca tuvo la posibilidad de salir bien parado de esta situación. A pesar de que vendió que tenía terrenos suficientes para los 1.800 cooperativistas que habían aportado dinero, la realidad es que el suelo que tenía apenas hubiera llegado para 500 viviendas. La única solución parecía ser vía concurso público de viviendas, al que optaría PSG con unas condiciones ventajosas: a diferencia de otros desarrollos similares que se habían hecho en municipios vecinos, los pliegos no recogen la experiencia como un punto decisivo, con lo que la promotora, que hasta ese momento no había construido ni una sola vivienda, tendría las puertas abiertas. Estos pliegos que aprueba el Consorcio tienen el visto bueno de la Comunidad, que aporta el 60%.

Las grabaciones con Santos
En medio de la polémica y en el callejón sin salida en el que está David Moreno Pingarrón, hace pública una conversación con Santos Vázquez, concejal de Urbanismo, de la que extrae algunos cortes en los que se deja entrever los pactos entre los diferentes partidos para ‘repartirse’ la adjudicación de viviendas. La conversación no es completa, pero no deja lugar a dudas: Santos Vázquez tiene que salir del Ayuntamiento de Getafe y es recolocado en la Agencia Antidopaje.

¿Cuántas viviendas podían tocarle a PSG? A pesar de ser un concurso donde la teoría dice que todos participan en igualdad de condiciones los movimientos parecen claros para preparar el resultado. El caso es que a PSG le ‘tocan’ 348 viviendas (la promotora que más aglutina) que se suman a las 184 de Obrum con quien compartiría cooperativistas según el pacto alcanzado. Pero ya era tarde para PSG. El dinero había desaparecido y la promotora ni siquiera pudo hacer frente al pago de las parcelas para construir las viviendas que le habían adjudicado. La aventura se había acabado: PSG no llegaría a edificar ningún piso y los cooperativistas solo recuperarán el dinero por la vía de los tribunales.

La vía judicial
Los cooperativistas se agruparon en dos asociaciones que son las que están dando la batalla en los tribunales para tratar de recuperar el dinero que pusieron en el proyecto de PSG. Unexco PSG (Unión de excooperativistas) y GIC (Grupo Independiente de Cooperativistas) plantean diversas demandas contra David Moreno, pero también contra el seguro que debía avalar las cantidades entregadas y que a la hora de la verdad trató de acogerse a una cláusula en la que si no se construían las viviendas, no tenía que asumir este aval. Son ya una docena las sentencias que casi una década después están dando la razón a los cooperativistas que comienzan a recuperar su dinero.

El juicio principal, el que sienta a David Moreno Pingarrón por estafa, apropiación indebida y administración desleal, está visto para sentencia. En la fase oral de este proceso han pasado como testigos Pedro Castro y Esperanza Aguirre, en un intento del encausado de derivar la responsabilidad hacia los políticos que estaban en el poder. El cruce de acusaciones entre ambos dirigentes sobre quién tenía la potestad para cambiar el proceso, fue lo más destacado. Pingarrón se enfrenta a casi 10 años de prisión. A finales de febrero estará lista la sentencia.

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Un Mesias con trampa
La personalidad de David Moreno Pingarrón daría para escribir un libro de psicología. Sobre cómo fue capaz de convencer y arrastrar a 1.800 vecinos que creyeron fielmente en lo que propugnaba, sobre el sectario corpúsculo que creó a su alrededor y al que convenció de que poseía la verdad absoluta. No había nadie en PSG que dudara de sus palabras y de ahí la tremenda fuerza que adquirió según avanzaba el proceso. Si desde fuera eran evidentes los despilfarros y los dispendios incontrolados que se estaba haciendo con el dinero, la cerrazón de los propios cooperativistas que confiaban fielmente en los argumentos de Moreno Pingarrón eran la tónica general. Durante años consiguió movilizar a cientos de personas en pro de un objetivo que tenía que saber era imposible. Solo el paso del tiempo y la dura realidad de los hechos han conseguido despertar a los cooperativistas. David Moreno no era el Mesías prometido.

Miriam Errejón - Periodista Grupo Capital