Real ilusión

Ruta

La Ruta de la Memoria

Con las Navidades ya acabadas, siempre es bueno echar un poco la vista atrás para recordar lo que significaban estas fiestas de alegría y emoción en Getafe. Y la verdad es que, según sus protagonistas, poco tienen que ver unas fechas con otras. “La diferencia principal es la ilusión en el regalo”, explica José Quiroga, niño que posa sobre las piernas de Gaspar en las instalaciones de Uralita. “Ahora cuando los niños hacen la lista de los Reyes Magos saben perfectamente lo que les van a traer, de hecho, muchos padres van con los niños a comprar los regalos para que los padres luego se lo den a los Reyes Magos y estos ya lo ponen bajo el árbol el día 6”.

La tradición, la economía o las posibilidades eran los hechos que marcaban en la década de los sesenta la noche mágica de Sus Majestades. “Antes tú hacías tu lista”, explica José, “pero la posibilidad de que los Reyes Magos te trajesen lo que quisieras era muy difícil, porque por mucho que ellos quisieran no se podían comprar todos los juguetes que salían por la televisión”. Las “economías justas” y la “industrialización del país” son para este vecino de Getafe las diferencias principales entre ambas generaciones. “Los Reyes Magos eran un lujo por entonces”, cuenta,  “y la ilusión era el ver qué te encontrabas al día siguiente, ahora sabes lo que vas a tener y si no, no lo quieres”.

Las videoconsolas, los teléfonos móviles y demás juegos electrónicos protagonizan las listas navideñas de los más pequeños de la casa. En eso, también hay variación. “Tú antes pedías un Scalextric, porque lo veías por la tele y alucinabas al ver dos coches correr, que no sabías muy bien cómo funcionaban, y se echaban unas carreras impresionantes”.  “Los Reyes Magos no podían comprar uno”, continúa, “te traían un coche de bomberos, y no había para más, y de alguna forma te conformabas. Había más ilusión en todo”.

Y es la ilusión y el espíritu navideño lo que difiere tanto de una sociedad a otra. El propio José Quiroga asegura que ya no solo el recibir y pedir regalos cambiaba en función de la sociedad que habitaba en Getafe, sino que el simple hecho de conocer a Sus Majestades tenía un significado completamente diferente. “Las cabalgatas eran ilusionantes para los niños. Veían luces, veían a los Reyes Magos… ahora es todo tan artificial que cuando no te traen elefantes te traen otra cosa y se hace una Cabalgata de Circo en la que uno de los personajes es el Rey Mago. Antes no, antes la cabalgata eran los Reyes Magos y ver a un paje era ya un mundo para el niño”.  El mismo José tuvo la oportunidad de conocer en vivo a uno de los mismísimos Reyes Magos. “Les veías con las ropas y la purpurina y alucinabas”, cuenta.

Y es que en Getafe, como en otros sitios, la visita de SSMM era muy diferente. Antes, las empresas más conocidas e importantes de la ciudad, contactaban con los propios magos para que estos acudieran a sus instalaciones para que los hijos de los trabajadores pudiesen estar con ellos. “Ibas y te regalaban un juguete según tu edad”, cuenta José, “luego dependiendo del cargo de tu padre, las empresas pedían a los Reyes Magos que fuesen a tu casa, y venían y te despertaban ellos de la cama y te daban los regalos. Te sentías el rey del mundo al día siguiente diciéndole a todo el mundo que los Reyes Magos habían ido a tu casa”.  Ahora esa ilusión se ha perdido en gran parte. “Ahora no hay rey, hay tantos días en los que se dan regalos que el de Reyes es uno más”, cuenta, “está Papá Noel, que está comiendo terreno a los Reyes Magos porque ahora muchas familias reciben regalos en ambas fechas, luego están los cumpleaños, que siempre se regala mucho y en mi época como mucho recibías ropa porque era la necesidad de la época, y a eso se le añaden los regalos de fin de curso y muchos más”.

La Navidad suponía muchas cosas que ahora parece se van olvidando. El propio José recuerda lo que eran esas fechas, en las que el espíritu navideño y familiar inundaba las casas. El comer polvorones, mazapanes, el que tu padre no trabajase ese día y se pudiese así reunir la familia al completo… detalles que hoy en día parecen esfumarse debido al consumismo. “Ahora todo es muy real, y antes no teníamos más realidad que lo gris que era el mundo en esa época”, cuenta. “Ahora lo importante es recibir el regalo que pides, y cuando ves que a la primera te lo traen, y que a la segunda también te traen lo que pides… te malacostumbras y no importa quién es el que trae el regalo”. “Antes, una justificación de que no te trajesen lo que habías pedido era decir que no habías sido bueno del todo”, comenta, “habías sido bueno porque algo te habían traído, pero no bueno del todo”. Es la pérdida de la inocencia y la ilusión, es el paso de la sociedad extremadamente ilusionista a la extremadamente consumista.

Yaiza Díaz - Periodista Grupo Capital