«Al niño le cuesta mucho sacar sus sentimientos al bailar»

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El Liceo Bougor lleva 40 años formando en la danza

Los niños siempre imaginan como va a ser su vida cuando sean mayores. Paula García Silles apartaba los muebles del salón y simulaba un escenario Ahora, que lleva cuarenta años al frente de una academia de danza en Getafe, se da cuenta de que ha cumplido su sueño: dedicar su vida al ballet.

La escuela Liceo Bougor fue su primer trabajo, y el único, enseñando danza donde sigue un proceso con cada niño: “Se empieza por el ballet, que es la base de todo, pasamos por danzas modernas, bailes latinos y danza española en todos sus aspectos: bolera, folclore, danza estilizada y flamenco”.

Lara Culebras Ramos, alumna de Paula desde hace ocho años, explica: “Lo que más me gusta de la academia es la diversidad de danzas que puedes aprender y los horarios que tiene, ya que puedes combinarlo con cualquier estudio o trabajo, como es mi caso”.

Entre sus títulos, Paula, es licenciada en Danza Española por el Real Conservatorio Profesional de Danza, diplomada con el Teacher Certificate de Royal Academy of Dance, y tiene un Master Universitario en Teoría y Práctica del aprendizaje de la Danza por la Universidad Complutense de Madrid. Además estudió la carrera de Derecho, aunque realmente se ha dedicado al baile. Disfruta tanto con ello que una vez una alumna le preguntó: “Pero, ¿tú trabajas?”.

Piensa que la clave de su éxito en la escuela ha sido tener ganas de estar siempre al día y actualizarse. Lara, como alumna, comprueba de buena mano los cambios a los que se enfrenta la danza y que se reflejan en la academia: “Cada año las clases se adaptan a las novedades que aparecen en cada estilo, no te estancas en realizar siempre los mismos bailes”.
En Liceo Bougor, Paula y Vanesa Losa Pérez preparan los festivales para que la familia pueda comprobar la evolución del alumno: “En un bailarín el teatro es fundamental, es importante saber bailar, pero más saberlo ejecutar en el escenario,  porque se baila para el público. Al niño le cuesta mucho sacar sus sentimientos al bailar”.

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El sentimiento es algo que se intenta mantener en la Academia y ambas profesoras lo transmiten a sus alumnas, así lo cuenta Lara: “Tanto Paula como Vanesa son dos profesionales siempre dispuestas a enseñar y a hacerte sentir feliz con lo que haces. Llevan más de veinte años formando a niños no solo como bailarines, también como  personas”.
En la Escuela se da la opción de que el alumno estudie danza, ofreciéndole titulaciones reconocidas a nivel mundial como la que otorga la prestigiosa Royal Academy of Dance, después de nueve años de estudio de la danza; y a nivel nacional APDE tras siete años de formación. Para Paula “ambos títulos son equiparables al Conservatorio, lo que sale sabiendo el alumno con esta carrera es lo que se hace en un conservatorio, aunque se le exige menos aquí que allí”. Lara finalizó en Liceo Bougor sus estudios en APDE y, actualmente, sigue formándose en un curso de especialización en flamenco que también se imparte en la Escuela.

Paula piensa que lo más importante en un profesor de danza es la humildad, pues “cuando una profesión te gusta y quieres hacerla bien aunque seas un puntito en el mundo (como es Getafe) te tienes que entregar bastante, y reconocer que siempre queda algo por saber e intentar aprenderlo”.

Se emociona cuando piensa en el apoyo que su familia le ha brindado durante todos estos años, en concreto su marido Miguel. “Tener alguien que te entienda en una profesión tan estresante como esta es imprescindible porque compaginar una familia y una carrera de toda una vida es muy complicado”, dice. Miguel se ha encargado cada año de buscar la música del festival y de hacer los programas que se reparten en el teatro. Para Paula ha sido un pilar fundamental que ha permitido cumplir su sueño, “se ha implicado mucho y es algo digno de agradecer, además parte de la fuerza que tengo me la ha dado él”.

También atribuye gran mérito a Vanesa, porque “ella ha tenido un papel muy importante, siempre ha sabido captar todo lo que necesito y cada vez intento delegar más cosas en ella”. Lara reconoce el esfuerzo de ambas profesoras en preparar las clases y el festival: “En nombre de todas las compañeras, siempre le estaremos agradecidas, ya que nos ayudan a disfrutar de nuestra pasión, que es la danza”.

Para Paula, la mayor satisfacción es haber tenido un trabajo que la encanta y haber hecho siempre lo que ha querido. “Vengo a mi trabajo tan contenta, si digo otra cosa es mentira”.

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