Ni vieja ni nueva: buena política

OPINIÓN/El rincón del lector (27/12/2016) – Hace unos días, tomando café con unos amigos en un bar, salió a colación el acuerdo al que recientemente han llegado el Gobierno y el PSOE para luchar contra la pobreza energética. Como algunos de ellos simpatizan con Podemos, criticaban, con mucha vehemencia, que dicho acuerdo sólo se pondría en marcha cuando ya hubiera terminado el invierno, por tanto, su eficacia era nula; no entraban a considerar las razones de ese retraso o el hecho de que sería eficaz en sucesivos inviernos. En definitiva, su posición era calcada a la que Podemos ha publicitado en los medios y demostraba un gran desconocimiento del contenido del acuerdo y de las dificultades que entraña ponerlo en marcha. Intentaré explicar, a grandes rasgos, en qué consiste y cuáles son esas dificultades.

Por una parte, se trata de que las comercializadoras eléctricas, en función de su cuota de clientes, financiarán parte del bono social (esta era la propuesta del gobierno) y, por otra, en la prohibición del corte de suministro a los consumidores que no puedan pagarlo (que es lo que impuso el PSOE).

La primera medida podrá aplicarse en cuanto el Real Decreto Ley (que aprobó el Consejo de Ministros este pasado viernes) entre en vigor. Pero la segunda exige una reglamentación cuya negociación se prevé larga porque en ella han de participar las comunidades autónomas ya que la intención es que éstas y los ayuntamientos paguen la mitad de las facturas impagadas. Además, la definición del nuevo bono social, que deberá estar ligado a la renta, corresponde hacerlo al Gobierno y precisa legalmente del visto bueno de la Comisión Europea, del Consejo de Estado y de la Comisión Nacional del Mercado y de la Competencia; de ahí la imposibilidad de que pueda ponerse en marcha de inmediato, tanto si la idea ha salido del Gobierno, del PSOE o de Podemos.

Pero eso Podemos y otras organizaciones no lo saben, lo que me parece muy improbable, o lo ocultan a la población; de esa forma pueden quejarse públicamente de que ese acuerdo, que pone los cimientos para acabar con los cortes de suministros energéticos a quien no pueden pagarlos, no va a estar listo este invierno. Podrían haber valorado que es una buena medida pero mejorable y, desde esa perspectiva, aportar aquello que pudiera mejorarla, es decir, hacer política, no vieja o nueva, sino auténtica desde las instituciones, la que se pone al servicio de los ciudadanos. Pero han preferido ejercer la protesta en la calle y nada más.

Lo anterior me da pie a comentar la política local porque Ahora Getafe se comporta de una manera similar como ha demostrado al impedir que se aprobara el presupuesto municipal para el próximo año presentando una mal llamada enmienda a la totalidad.

Lo que este grupo llama ‘enmienda a la totalidad’ es un escrito que relaciona una larga serie de acuerdos tomados en Pleno que, dicen, no tienen asignación económica en el presupuesto presentado por el equipo de Gobierno; pero, curiosamente, ese documento tampoco asigna cantidad alguna a cada uno de esos acuerdos. Esto es, dice que el Gobierno municipal no destina dinero para hacer lo que se ha acordado, pero no dice cuánto dinero ni de qué partidas debe salir para que los ciudadanos sepamos si es posible hacer lo que ellos piden.

Por tanto, lo que llega al ciudadano que no tiene toda la información, como en el caso del acuerdo Gobierno-PSOE sobre la pobreza energética, son únicamente, los titulares. En el primer caso: el acuerdo no sirve para nada, el Gobierno y el PSOE se limitan a poner parches, solo las propuestas de Podemos serían la solución. En el caso de Getafe: el presupuesto presentado por el Gobierno municipal no cumple con lo acordado en los plenos, el PSOE de Getafe no quiere resolver los problemas reales de la ciudad, solo las propuestas de Ahora Getafe lo harían.

Pero, aparte de esos eslóganes, ¿hay algo más? ¿Cuáles son las propuestas concretas de Ahora Getafe? Supongo que responderá “que se cumplan los acuerdos del Pleno”, pero, ¿con qué dinero? ¿Qué partida ha de reducirse y cuál aumentarse? Entiendo que si hubiese hecho propuestas en ese sentido hubiera aportado mejoras al proyecto de presupuesto, hubieran podido –Gobierno y oposición- negociar políticamente de acuerdo al concepto de ciudad que cada uno defiende, de acuerdo a como entiende cada cual como se debe gobernar mejor la ciudad, en definitiva, como cada cual piensa que se sirve mejor a la ciudadanía.

En otro escrito publicado en este mismo medio hace exactamente un año, sostenía que la ciudad hemos de gobernarla entre todos, cada uno desde el lugar en que estamos. Cierto es que la responsabilidad mayor recae en el equipo de gobierno pero la oposición no puede hacer dejación de la que le corresponde, no debe creer que oposición es, únicamente, negarse a todo lo que proponga el equipo de gobierno, sino hacer propuestas no solo “agradables al oído” de sus simpatizantes, sino posibles, cuantificables económicamente y convenientes para la mayoría.

Creo que no es ilusorio pedir, tanto al PSOE como a Ahora Getafe, que busquen puntos de encuentro, zonas en que puedan entenderse para beneficiar a la mayoría y, sobre todo, a los más débiles, a los que más necesitan. Porque la política municipal, esa a la  que todos los grupos se refieren constantemente como “la más cercana al ciudadano”, no debe utilizarse para apoyar o atacar a tal o cual grupo político nacional, sino para gestionar los servicios municipales de la mejor forma posible, la que sea mejor para todos los ciudadanos. Y eso no es vieja o nueva política, es una responsabilidad compartida por el gobierno y por la oposición, es decir, política de la buena.

Cuando Ahora Getafe dice, según podemos leer en la entrevista que este medio hace a sus portavoces, que debe replantearse qué relación quiere con el gobierno, podría valorar si debiera ser en el sentido expuesto en el párrafo anterior.

Redacción Getafe Capital