Sara Hernández recupera Fernando Barrachina para los vecinos

Calle Fernando Barrachina Remodelada

GETAFE/Políticamente incorrecto (30/01/2017) – A finales de abril del año pasado escribí en este mismo espacio unas líneas para explicar mi posición, y agradecimiento, al inicio valiente y decidido de unas obras tan necesarias como esperadas, las de la calle Fernando Barrachina, sita en el barrio de la Alhóndiga.

Dichas obras acaban de finalizar, un alivio para todos los vecinos por las molestias que siempre ocasionan, y una inmensa felicidad por recuperar una calle para sus primeros y originales usuarios, los peatones. En aquel artículo explique la cobardía de quienes han dirigido nuestro ayuntamiento las últimas cuatro décadas, prácticamente desde el nacimiento de quien escribe estas líneas, había impedido acometer las obras de una calle que las pedía a gritos, baches, bordillos, pavimento defectuoso, etc.  Simplemente, por miedo a recibir las críticas, fáciles y minoritarias de quienes gustan de chillar.

Pero cuál es mi sorpresa al encontrar la semana pasada un periódico en la calle con el sugerente título de “Sara Hernández gasta 200.000 euros en eliminar 20 plazas de estacionamiento en la Alhóndiga” que al parecer responde a la posición del Partido Popular de Getafe respecto a las obras de la calle Fernando Barrachina.

Sería muy fácil contestar a esa afirmación con los datos de la presunta corrupción que invade al grupo municipal popular, donde por cierto aún no ha dimitido nadie,  y el derroche de dinero público entregado de manera tan grosera a amigos y constructoras. Pero me van a permitir que aborde la “preocupación” del grupo popular por los vecinos de cuatro ruedas del barrio de la Alhóndiga desde la perspectiva del vecino afectado.

Es justo reconocer que durante la legislatura de Juan Soler, derroche de Plan Urban mediante, no se planteara el arreglo de dicha calle, pues, como muchas otras, no tienen ni idea ni donde se encontraba ni de su estado.  Son otros los responsables conscientes de su abandono, pero la osadía en la crítica no tiene límites.

Dicen los populares de Getafe en la noticia que la eliminación de las plazas afecta a la “hostelería” del barrio, insisto, no me extraña que dilapidaran de esa manera tan obscena el dinero del denominado Plan Urban, cuanto desconocimiento, la hostelería del barrio de la Alhóndiga la mantienen sus vecinos, clientes de proximidad, que no necesita las cuatro ruedas para desplazarse al bar de la esquina,  no son, como  esos restaurantes tan caros del barrio de Salamanca que frecuentaba el señor Soler con el dinero del erario público.

Casualmente el único negocio de hostelería que existe en la propia calle, lleva un lustro cerrado, sus propietarios, con quienes me unen lazos familiares, han visto la luz con las obras de la calle, una ventana de oportunidad para volver a conceder a ese negocio posibilidades de futuro que sin duda estaban lastradas por la fisionomía de una calle de tercera o cuarta categoría.

Además, no contentos con eso, hacen referencia al comercio del barrio como afectado por las obras, ahora, que por fin, decenas de vecinos de edad avanzada van a volver poder sacar los carritos de la compra de sus casas, pues ahora, no tendrán que superar los obstáculos físicos que dicha calle tenía. Obstáculos que han provocado cientos, miles de caídas a los vecinos del barrio cuya seguridad física no preocupa al partido de la gaviota azul.

No quiero olvidar a quienes desde hace décadas, señores del grupo municipal del Partido Popular de Getafe, no podían circular por dicha vía, personas con capacidades físicas distintas que necesitan de sillas de ruedas en sus desplazamientos, llevaban años sin poder ir a visitar a familiares y amigos, a ustedes, les preocupa mucho más que cuatro ruedas y un motor les traigan desde sus ‘lejanas residencias’ a la periferia.

La sustitución de plazas de aparcamiento por árboles, seguro que es discutible si esos naranjos son la especie adecuada o no pero para ello están los técnicos y expertos en la materia, otorga al espacio la dignidad que merece un barrio obrero, pero honrado. Ustedes, más seguidores de Trump, que del derecho de los ciudadanos a respirar aire puro no lo entienden, pero en los lugares donde ustedes residen gozan de anchas aceras, arbolado e incluso establecen límites económicos al estacionamiento de vehículos.

Si tanto les preocupa la falta de plazas de estacionamiento de vehículos a motor en el barrio de la Alhóndiga, una realidad de imposible solución física, podían ponerse a trabajar un poquito con los sueldos que perciben del erario municipal, impuestos que también pagan los peatones del barrio de la Alhóndiga, y, entre visita y visita a los juzgados, podían exigir a la Comunidad de Madrid que finalice la última fase de la remodelación de la Avenida de la Libertad estableciendo allí un aparcamiento disuasorio en la franja de terreno que se encuentra entre el Parque de la Alhóndiga y la Carretera de Toledo.

Podían, entre visita y visita al juzgado, pasar por el Ministerio de Fomento, acudir a la Delegación de Carreteras para exigir que se mejoren los accesos peatonales hacia la Avenida de la Libertad, o exigir a la Comunidad de Madrid la creación de un aparcamiento subterraneo en el Hospital de Getafe. Lo que no deberían hacer, es pensar que los vecinos del barrio de la Alhóndiga no tenemos los mismos derechos a circular por nuestras aceras que los vecinos de los barrios de Salamanca o del centro de nuestra propia ciudad.

Reiterar mi agradecimiento como vecino,  crítico cuando es necesario, exhaustivo por propia condición, a la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández y a la concejal de Mantenimiento Raquel Alcázar, que como vecinas del barrio y de la ciudad han demostrado una sensibilidad y valentía que no recordábamos desde hace cuarenta años.