El 8-M, párate

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OPINIÓN/Palabra de concejal (27/02/2017) – Discúlpenme ustedes, me van a perdonar si estando en carnavales elijo para mi artículo de opinión un tema tan poco festivo como los asesinatos de las mujeres a manos de sus parejas o exparejas.

En tiempo de carnaval se aprovecha el humor para hacer crítica social pero yo quiero escribir desde el grito, desde la rabia, desde la amargura que me produce ver cómo la vergonzosa cifra de mujeres asesinadas crece insoportablemente.

Querer denunciar que el 55% de la población no tiene garantizado su derecho a la vida, es lo único que tengo claro. A partir de aquí me surgen las dudas. ¿Qué es más efectivo, dedicar el espacio a hablar de las causas o sobre las medidas a tomar para su erradicación? Imposible hablar en un solo artículo sobre las dos vertientes, que indudablemente deben ser complementarias para poder acabar con la lacra. En realidad, aun eligiendo cualquiera de los dos caminos, son tantas y tan variadas las causas que inciden en la situación actual de violencia de género que comienzo a dudar de mi capacidad de síntesis para trasladar aquí de una manera eficaz mi punto de vista.

Dudo sobre cómo tratar dentro las causas, a esas mujeres, profesionales ellas, sobradamente preparadas, con carretas profesionales desarrolladas que se presentan ante un juez diciendo no saber, desconocer los ingresos de la unidad familiar, desconocer qué hace un cochazo en su garaje, quién paga las comuniones, los cumpleaños o los viajes. Esas mujeres con una fe tan ciega en sus maridos que les hace creer que el dinero cae del cielo. Esas mujeres, que por su posición consiguen que sus acciones sean ampliamente difundidas.

Dudo de cuánta influencia tienen las sentencias que dan por buenas estas situaciones. De esas otras sentencias que rebajan penas a maltratadores al interpretar que no hubo lesiones, a pesar de golpearla y arrastrarla por los pelos delante de una cámara.

De qué porcentaje le imputamos a esos alcaldes, que desde sus tribunas atacan y cosifican a las mujeres, sin estar dispuestos ni tan siquiera a pedir perdón.

Dudo sobre la influencia que tiene la invisibilización de esas mujeres científicas, literatas, músicas, etc. que no existen en los currículum de los libros de texto de nuestros estudiantes.

De cuánto influyen, esos titulares en los que la mujer siempre “muere” y no es más que una víctima anónima, mientas dedican párrafos a hablar del “presunto” asesino.

De la porción de culpa que tienen los clubes de fans de agresores famosos, que utilizan la manada para agredir verbalmente a la víctima en la más absoluta impunidad.

De las campañas que pretenden magnificar las denuncias falsas de violencia de género.

De esos anuncios, que nos dejar entrever que la posición laboral de la mujer será mejor y más efectiva cuanto mejor cuide su pelo y elija el detergente con mayor rendimiento.

De cómo negamos a nuestros niños y niñas el derecho a recibir una formación e información libre de estereotipos. Esos estereotipos que les conducen a vivir desde la infancia en mundos que discurren paralelos.

A estas alturas, ya habrán comprendido que tan solo he pretendido mostrarles unas pinceladas de la cotidianidad en la que nos movemos a diario, que son muchos los hechos que en mayor o menor medida, nos muestran lo lejos que estamos de tratar a las mujeres como nuestras iguales.

En unos días conmemoraremos el 8 de marzo, fecha que nos recuerda las 146 mujeres que murieron calcinadas en una fábrica de textil en Nueva York en un incendio ante su negativa a abandonar el encierro en el que protestaban por sus precarias condiciones laborales.

Es un día eminentemente reivindicativo. Al acercarse la fecha, sacamos las estadísticas, los estudios que nos muestran la brecha salarial existente entre hombres y mujeres, el techo de cristal y aún hoy tenemos que reivindicar lo más básico: su derecho a estar vivas.

Este año, hay convocado un paro internacional el 8 de marzo. En España será de 12 a 12.30 h. y yo no tengo dudas, que el 8-M, YO PARO.

Redacción Getafe Capital