Las cuentas de Montoro

javiersantosiu_sep2015

GETAFE/Palabra de concejal (03/04/2017) – Para satisfacción del ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro, hace unos días hemos sabido que España ha cumplido el objetivo de déficit para 2016, cerrando el ejercicio en un 4,33 por ciento del producto interior bruto. No voy a entrar a analizar cómo ha llegado el ministro a cumplir el objetivo de déficit, ya que hay infinidad de análisis económicos disponibles en la red elaborados por personal más cualificado que yo. Sí quiero opinar sobre el superávit de las corporaciones locales, que ha sido fundamental para conseguir el objetivo marcado por Bruselas.

Los Ayuntamientos han logrado un saldo positivo de 7.129 millones de euros superior a lo que se le exigía, logrando un superávit de 0,64% del PIB. Solo el ayuntamiento de Madrid ha conseguido ahorrar 1.115 millones de euros y  Barcelona 100 millones. Vistas así las cifras, lo primero que podríamos pensar quienes no somos doctos en economía es: «¡Mira qué bien, qué buenos gestores hay en los ayuntamientos!». De hecho, quienes desde sus posiciones políticas defienden ir hacia un endeudamiento cero seguramente estarán aplaudiendo estas cifras. Es más, todos hemos podido leer titulares en los que se “saca pecho” por este superávit o por haber amortizado deuda a un ritmo más rápido de los esperado.

No es mi caso, no lo comparto. En mi vocabulario político nunca ha estado el discurso de no pagar la ‘deuda ilegítima’ como no lo ha estado el pagar deuda a costa de recortar servicios.

Imagínense ustedes que en su comunidad de propietarios solicitaron un crédito para reformar, digamos el tejado, imagínense que han pagado mes a mes las cuotas del crédito e imagínense que en el mes de diciembre se rompe la caldera de la calefacción. Al finalizar el año ustedes tienen en la cuenta de la comunidad saldo más que suficiente para arreglar la caldera y no pasar frío y se proponen arreglarla pero… ¡no pueden!

El administrador de la comunidad les hace saber que existe una ley que dice que ustedes tienen un techo de gasto y que si arreglaran la calefacción superarían ese techo. Eso sí, esa misma ley les permite gastar ese dinero que les sobra en amortizar el préstamo del banco. En la calefacción no, en el banco sí.

Ustedes tienen un superávit en la comunidad pero tienen la caldera rota. Ustedes podrán ir al banco y amortizar anticipadamente el crédito que pidieron para el arreglo del tejado (lo mismo hasta tienen gastos por amortización anticipada) pero continuarán con la caldera rota.

Seguramente, ninguno de ustedes irá pregonando la suerte que tienen en su comunidad por tener superávit, o por cancelar el préstamo de forma anticipada. Más bien, se quejarán del frío que hace sin calefacción y maldecirán esa ley que no les permite arreglar la caldera.

A estas alturas, lo mismo he escandalizado ya a los “puristas” al simplificar de esta manera la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera que establece la prioridad absoluta de pago de los intereses y el capital de la deuda pública frente a cualquier otro tipo de gasto como forma de ofrecer seguridad a los inversores.

El impacto que para los Ayuntamientos tienen la Ley de Estabilidad Presupuestaria o la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de las Administraciones Locales (conocida como Ley Montoro) no siempre resulta fácil. Explicar el impacto que tienen en la autonomía de los ayuntamientos y en los servicios que éstos prestan, tampoco. Mucho menos, por quien no es, ni pretende ser economista. Mi intención, con el ejemplo que he puesto es hacerles saber que ustedes y yo debemos pelear juntos para que prevalezcan los intereses de los ciudadanos. No tengo ni duda que éstos, en caso de ser preguntados, optarían por arreglar la caldera.

Redacción Getafe Capital