Mirar la equidad con ojos de mujer

RETRATOS ESTADISTICOS DE FRAGILIDAD Y RESISTENCIA

GETAFE/Tribuna con acento (27/02/2018) – Ha pasado más de un Siglo (110 años) desde aquel 8 de marzo de 1908 donde las trabajadoras de la industria textil sufrieron el acoso policial con bombas incendiarias para que abandonaran el encierro ante la protesta por los bajos salarios y las infames condiciones laborales. Y aquí estamos en 2018 reivindicando lo evidente «la equidad de género en todos los órdenes de la vida». Queremos visibilizar -denunciar- las grandes cifras de la desigualdad: la brecha salarial (en torno 16% menos), los trabajos más precarios (70% servicios, limpieza, hostelería), la pensión de jubilación donde la brecha alcanza al 31%, así como la violencia machista declarada y la invisible, ocultada por el miedo.

MIRANDO A ESCALA LOCAL

Una radiografía, bajo la perspectiva de género, acerca de lo que nos dicen las estadísticas municipales actualizadas (2017) sobre el NIVEL DE ESTUDIOS, ponen de relieve que de las 78.504 mujeres mayores de 16 años existentes, 7.139 no poseen ningún estudio (9%). Aquellas que solo tienen Enseñanza Primaria incompleta alcanzan 14.047 (18%), además de las 731 que no saben leer ni escribir. Estamos hablando de más de 20.000 mujeres que apenas pueden desenvolverse en el mundo laboral y social por su bajo nivel de estudios. Qué bonito sería poder desplegar proyectos educativos bajo la perspectiva de género para que la mirada de mujer descifrara la belleza de un texto literario o de una obra de arte.

Lo mismo acontece con el PARO REGISTRADO donde de las 12.231 personas registradas en las oficinas de empleo, 6.620 (59%) son mujeres. Sus características básicas son: 2.119 mujeres llevan entre dos y más de cuatro años registradas sin que hayan tenido ninguna oferta de trabajo. De ellas, 106 no tienen ningún tipo de estudios, 244 con Estudios Primarios Incompletos, 528 Estudios Primarios Completos, 1.270 con 1º de la ESO sin titulación y 1.822 desempleadas han finalizado la Educación Secundaria Obligatoria. Estas cuatro situaciones nos hablan de 3.970 mujeres (60%) con titulaciones inferiores a 1º de la ESO. El resto, 2.650 (40%) tienen titulaciones medias y superiores. La mitad de las mujeres desempleadas no son perceptoras de prestaciones por desempleo.

HABLAR DE LA RENTA MÍNIMA DE INSERCIÓN (RMI) ES HABLAR DE MUJER

El número familias perceptoras durante todo el año están alrededor de 1.000 familias. El porcentaje de mujeres se eleva a un 60,03% frente al 39,97% de hombres. Las cuantías de ingresos, entre 400 y 707 euros, dependiendo del tamaño de la familia, son demasiado bajos y pueden cronificar la pobreza si no van acompañadas de otras políticas sociales (vivienda, salud, empleo…). Imaginad por un momento que la protección social se convierte en un derecho de una Renta Mínima Garantizada sin tener que ser una cuestión graciable.

LA PRESENCIA DE MUJERES INMIGRANTES

Solo a título indicativo decir que de las 26.259 personas inmigrantes, 13.253 son mujeres, básicamente población económicamente activa. Se enfrentan a cuatro lógicas imperantes: a) la lógica del patriarcado, presente en sus culturas de origen y en la sociedad española; b) padecen las barreras jurídicas restrictivas de la política de la inmigración; c) como trabajadoras se encuentran con empleos con un alto contenido de precariedad laboral; d) y finalmente interesa destacar que la confluencia de situaciones (genero, clase social, nación-Estado, cultura y rasgos étnicos) acentúan los prejuicios ideológicos de la opinión pública con respecto a determinadas nacionalidades. Estamos hablando de trabajadoras multitareas invisibles.

LA SALUD Y LA ATENCIÓN PRIMARIA

Una mirada a través de las consultas del Centro de Salud El Greco (muestreo estadístico), para señalar que la prevalencia total de ansiedad y estrés en el barrio de La Alhóndiga alcanza el 15,79%, de los cuales el 69,10% corresponde a mujeres y el 30,90% a hombres. Ello va ligado a la situación económica del hogar. Tal y como señalan los profesionales son situaciones similares en Centros de Salud donde «la patología estrella” en estos casos es la ansiedad y la depresión. Una persona que está en el paro que de repente tiene que mantener a los hijos que no puede, lo primero que te vienen contando es una ansiedad, a lo mejor te la vienen contando como un insomnio o directamente como palpitaciones…

LA BRECHA EN LA ASUNCIÓN DE TAREAS DEL HOGAR

También resulta significativa la mayor proporción de mujeres que de hombres que realiza las tareas relacionadas con el cuidado (niños, ancianas, dependientes…) y las tareas domésticas (cocina, compra, limpieza…). Las cifras nos hablan del 84 % de las tareas son asumidas por las mujeres, frente a un 42% por los hombres (Eurostat-2016). Hay siete veces más mujeres de 25 a 49 años que viven solas con niños y niñas y se acentúa la fragilidad para hacer frente a las necesidades. En fin, un largo camino por recorrer aún en la equidad de género.

Situaciones todas ellas, donde convergen todos los indicadores de pobreza y exclusión social: «mayor presencia de analfabetismo funcional, mayores niveles de desempleo, salud más precaria y rentas más bajas, mayor presencia de población inmigrante con menores redes sociales… Son fenómenos que se acentúan en tres de los barrios más frágiles (San Isidro, Las Margaritas y la Alhóndiga) donde hay un mayor índice de envejecimiento, acompañado de una mayor soledad. Entendemos que toda esta realidad está siendo objeto de dialogo político y que los presupuestos municipales futuros contemplan partidas económicas y proyectos sociales para erradicar la desigualdad, más allá de las pancartas y declaraciones. (importa destacar la labor de los Centros Cívicos como lugares de encuentro de los sectores más populares).

TEJIENDO REDES

No podemos olvidar que también están naciendo otros espacios alentadores de mujeres en red, tejiendo juntas, produciendo pensamiento propio, buscadoras de sentido y de belleza, empujándonos a imaginar un mundo potspatriarcal. Son sabidurías compartidas conectadas con el corazón, creando espacios para la escucha, la caricia, lo que se ha dado en llamar la danza grupal de mujeres libres. Están implicadas en procesos de transformación para buscar respuestas a la dura vida cotidiana de la precariedad. Así están naciendo nuevos aprendizajes compartidos. El eco feminismo, la conciencia corporal que se expande, la transgresión de la norma que confina. Asistimos al florecimiento de una nueva conciencia de humanidad. Y esta es la tarea: acortar la distancia entre la realidad excluyente y el sueño de la reciprocidad.

Redacción Getafe Capital