A todo trapo (II)

GETAFE/La piedra de Sísifo (16/10/2018) – Hablábamos la semana pasada de esa novedosa iniciativa del Partido Popular, que pretendía inundar de banderas rojigualdas todas las ventanas y balcones de Getafe el pasado 12 de octubre; para ello regalaron en total 1.000 enseñas a todo vecino con arrebatos patriotas que se lo pidiera, o que pasara por allí y se acercara “a ver qué daban”.

Debo reconocer (y reconozco) que, dando algún paseo por Getafe, no he prestado demasiada atención a la presencia de banderas en fachadas (con perdón), medianas y/o traseras, por lo que podemos inclinarnos por una de estas dos alternativas:

  1. Soy un despistado patológico, con una rica vida interior, que camina embebido en sus cosas y no se apercibe de la presencia de banderas, estandartes, legiones romanas, dragones sulfurosos o quedada mundial de reggaetón aunque estuviera metido en medio.
  2. Fue un estrepitoso fracaso. Pueden haber regalado 100, 1.000, 10.000 o las banderas que quieran pero, claro, siempre que sea gratis la gente coge todo lo que sea; de ahí a ponerlas en el balcón, la ventana, en la pared o encima de la tele, va un mundo. Es una costumbre muy extendida la de los abuelos que recogen cualquier promoción que regalen por la calle, da igual que sean juguetes, libros, banderas, preservativos o consoladores king size y se los dan a sus nietos para que estén un rato entretenidos.

El amigo Maireles se hizo alguna fotografía con algunos afortunados receptores de tan generosa dádiva pero sospechamos que fue un posado en toda regla y, hablando de este asunto con unos y otros, nadie de los interpelados puso bandera ni conoce a nadie que lo hiciera. Se puede inferir, por tanto, que la opción 2 es la más cercana a la realidad en este asunto.

Tampoco es desdeñable la lectura que, con algunos intereses detrás, no hay que negarlo, hacen algunos sobre la pobre o nula influencia que el, todavía, candidato a la alcaldía de Getafe por el Partido Popular tiene, no ya entre los vecinos de Getafe sino entre sus potenciales simpatizantes y votantes. Usando un chiste adaptado a la situación: Rubén Maireles tiene un amigo imaginario y ni siquiera él le votará.

Ya en serio, convendría que un partido con ambiciones de gobierno, en vez de tapar sus miserias y carencias con telas de colores, se preocupase por los problemas de la gente, por resolver las carencias en Educación, Sanidad, Dependencia , etc. que ellos mismos propiciaron con esa tala de derechos que perpetraron a la sombra de la mal llamada crisis. Quizá, así, la gente les hiciera caso, pero también sé que no va a ser posible, no lo llevan en el ADN y eso no tiene solución.

En fin, mi deseo para todo el mundo, con banderas o sin ellas, sigue siendo el mismo: Sed felices.