Invierno anímico

GETAFE/Rincón psicológico (20/12/2018) – Muchas veces hemos escuchado hablar de la depresión navideña, las tediosas reuniones familiares o quizás las de empresa. Propuestas navideñas de juntarse, mercadillos, conciertos solidarios y una interminable campaña de ocio donde asfixiarse y donde más que parecer que uno se vaya a divertir, le aparecen los miedos de qué personaje utilizará en cada uno de estos eventos con el objetivo de no parecer diferente al grupo. ¿Os identificáis con alguno de estos ejemplos?

Seguro a más de uno le ha brotado la pregunta en la reflexión de… ¿quién me habrá liado y por qué he tenido que ir?

Porque sí, porque hay una realidad y es la de todas aquellas personas en que el estado anímico les baja por estas fechas. Personas vitales que caen en invierno.

Diremos que mucho, poco o quizás nada tenga que ver la nostalgia de la Navidad que sería lo obvio. El 21 de diciembre se produce el solsticio de invierno, la noche más corta del año, aquella que las horas de luz se reducen. El solsticio de invierno es una de las épocas en las que el cuerpo fisiológico más se resiente y las personas más sensibles y vulnerables lo perciben a nivel biológico. Digamos que podríamos equipararlo al fenómeno que sucede con la luna llena donde el efecto que produce sobre las hormonas hacen que las mujeres embarazadas rompan aguas en este día. Ya hay estudios que identifican esta realidad y se preparan paritorios para la ocasión.

Cada cuerpo humano es único y cada ser recibe las emociones de formas diferentes.

Las personas con tendencia a la depresión verán cómo por estas fechas se disparan sus niveles de hormonas produciéndose alteraciones que le repercuten a nivel anímico.

Una vez comentábamos la necesidad de hibernar por estas fechas. Muchos animales lo hacen y no sería una idea loca. Refugiarse, cuidarse en el nido del hogar para cargar pilas y volver a florecer desde una raíz sana.

El tomar conciencia de esta realidad me ayuda a aceptarme tal y como soy sin preocuparme de ello y sí ocupándose de ello.

Nos ayudan suplementos vitamínicos para cargar pilas, alimentos saludables para esta época, ejercicio, dormir , el sueño es vital para esta época, permitirnos dormir lo que el cuerpo nos demande, y convivir con nuestro estado «flojillo» aceptando la escucha del cuerpo y entregándole aquello que nos pida.

Muchas personas me comentan que en este período lo que les pide el cuerpo es refugiarse en casa, estar con su familia, o en intimidad, no hacer tantos planes externos.

Si esto es así, ¿cuál es nuestro empeño en llenarnos de actividades de ocio por estas fechas como si fueran a desaparecer?

Quizás sería bueno parar y escuchar lo que mi cuerpo me pide y ser consecuente con él.

Quizás desde esta explicación no sea extraño las reuniones íntimas familiares donde querer compartir desde el no riesgo sea lo acertado.

Permitámonos sentir en Navidad y ser consecuentes con lo que nos pide sin esfuerzo si no tan solo escucha.

Y quizás sea desde allí desde el ofrecer al cuerpo lo que me pide donde podamos empezar a ver esa visión oscura triste de túnel como ese lugar donde poder avanzar.

Más información en www.cspsicologia.es

 

 

Redacción Getafe Capital