Hazte oír, más fuerte aún

GETAFE/La piedra de Sísifo (19/02/2020) – Observando la campaña insidiosa del colectivo Hazte Oír, relativa, en esta ocasión, a la misoginia rampante que les sale por los poros y nuestra posición ciudadana ante ella, el Diccionario de la Lengua Española, editado por la Real Academia, publica esta definición:

Tolerar

  1. tr. Llevar con paciencia.
  2. tr. Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente.
  3. tr. Resistir, soportar, especialmente un alimento o una medicina.
  4. tr. Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias

Yo confieso que me niego a tolerar, en cualquiera de sus cuatro acepciones, las constantes provocaciones, la incitación al odio, la patente insensibilidad, la necedad consciente y el afán ilimitado de hacer daño del que, la envalentonada ultraderecha, está haciendo gala estos últimos tiempos.

No quiero, ni puedo, ni debo tener ninguna paciencia con quien hace abuso de nuestro talante democrático para colar mensajes liberticidas.

No permitiré, en la medida en que alcance mi poder como ciudadano libre, crítico y responsable, que se perpetren actos de dudosa legalidad con mi consentimiento activo, pasivo, perifrástico o tácito.

Me niego a resistir o soportar nada que sea desagradable y, menos aún, cuando se quiere “aplicar” un tratamiento o medicina a quien no está enfermo, si acaso, es el potencial “aplicador” quien manifiesta una tara mental digna de estudio.

Nunca voy a respetar a quien no me respeta y jamás respetaré unas ideas consistentes en reprimir las de otros.

Es una lástima que el Diccionario, no haya incluido aún un término parecido en el significante y opuesto en el significado: Trolear. Porque esta gentuza nos está troleando, tomándolo con el sentido que se le da en las redes; nos está provocando desde su organización (todavía) legal para intentar conseguir una reacción violenta y desmesurada en sus interlocutores que justifique cualquier actuación contra ellos y debemos encontrar el equilibrio entre el desprecio que merecen y una respuesta medida y apropiada a sus baladronadas.

Por cierto, para contratar sus vallas publicitarias, anuncios en marquesinas, autobuses del odio, avionetas con pancartas infames y demás soportes, hace falta dinero, mucho dinero. ¿Sabemos quién, cómo y cuándo les financia? No vaya a ser que estén recibiendo generosos fondos, de manera discreta, por parte de personas, entidades u organizaciones que, si conociéramos ese extremo, eliminaríamos de inmediato de nuestras vidas, con el consiguiente deterioro en su recaudación económica, pero también en su imagen pública. Estoy convencido que hay organismos públicos que deben tener ese dato que debería trascender, en virtud de la tan cacareada transparencia y, si no fuera así, sería un dinero oculto al fisco con las consecuencias que todos conocemos.

Por último, una recomendación muy importante: Sé feliz, es lo que más les jode.

1 Comment

  1. Antonio Calvete

    19 febrero, 2020 at 13:37

    Absolutamente, completamente, de acuerdo contigo. Yo tampoco estoy dispuesto a tolerar ni permitir que intenten adoctrinar a la sociedad los que dicen que no quieren que adoctrinen a sus hijos en las escuelas.
    Tampoco voy a permitir ni tolerar que, utilizando –más bien manoseando y ultrajando- el sacrosanto nombre de la libertad, pretendan quitárnosla imponiéndonos sus medievales ideas.
    Gracias Sísifo