Rompiendo esterotipos

estereotipos

GETAFE/Rincón psicológico (01/03/2017) – ¿Qué pasaría si viviéramos en una sociedad donde pudiéramos sentirnos libres de prejuicios, de exigencias y de compromisos? Donde uno por ser él mismo no fuera etiquetado de persona diferente, extraña, o señalado en determinados ámbitos de su vida cotidiana como alguien distinto.

Actualmente estamos siendo partícipes de una nueva revolución femenina, manifestaciones en contra de la violencia de género, personas que luchan por derechos esenciales del ser humano, estamos despertando nuevamente a esa conciencia de ser uno mismo, defender lo que es nuestro y creernos dignos de ello pero aún así se nos sigue “exigiendo” ser lo que el otro considera que “es lo correcto o está bien”.

Recibo a diario pacientes cuyos “síntomas” que les traen a consulta podría resumirlo con las siguientes expresiones o frases:

  • “Siento que no soy la mejor madre para mis hijos: ellos ya no me respetan”
  • “Siento que el amor con mi pareja se está terminando, ya no puedo darle lo que él me pedía”
  • “Ya no me siento feliz en mi trabajo”
  • “La motivación en mis viajes ya no es la que era, apenas me apetece viajar”
  • “Me reúno con mis amigos porque no les quiero perder, ellos forman parte de mi vida, pero siento que no aportan nada en mi día a día y me siento extraña

Es probable que algunos de ustedes se hayan identificado con alguna de estas reflexiones, son reflexiones reales, de personas que comparten parte de su vida con nosotros, personas que se atreven a dar un paso, a ir más allá, a solicitar orientación profesional  ante emociones que empiezan a manifestarse en ellos, a veces en forma de inquietud emocional como tristeza, rabia, dolor, y otras a veces en forma de malestar físico como cefaleas importantes, problemas digestivos, dificultades sexuales, problemas de insomnio.

Hay una pregunta rompedora que me gusta lanzar en primera  sesión y es: ”¿Qué es lo que quieres tú en esa relación?” ( esa relación con tu trabajo, tu pareja, tus hijos, tu ocio). “¿Qué es lo que quieres tú de ti?”

La sorpresa es máxime cuando uno se da cuenta que no ha detenido su tiempo en pensar, explorar e investigar, qué es lo que me hace feliz a mí  y no al otro. Parece que durante un largo período de tiempo he vivido “para el otro”, “en el otro”;  y no «para mí», «ni en mí». Me he limitado y acostumbrado a convivir con mi cuerpo sin habitar en él.

Nos educan desde pequeños a ser hijos responsables, estudiosos, amigos de nuestros amigos, pero ¿qué pasa cuando me viene el conflicto? ¿Qué sucede cuando el niño resulta ser rebelde, cuando grita en silencio la opresión de desear ser “uno mismo”?

¿Qué sucede cuando crezco pensando en que tendré que ser el mejor profesional para conseguir éxito, y en un mundo difícil laboralmente no consigo las expectativas de otro?  ¿Dónde me sitúo como padre de familia cuando me enseñaron que tendría que mantener a mi familia y ser un buen marido?

¿Qué sucede cuando me enseñaron a tener que ser la mejor esposa, amar a mi marido, cuidar de mis hijos, y siento que hay parte de ese papel que no me corresponde, me esfuerzo en ello sin obtener resultados y me decepciono?

¿Qué sucede cuando me dijeron tus amigos has de mantenerlos siempre y veo como poco a poco nos separa una larga distancia de emociones, sentimientos, miedos y anhelos, que en silencio he de compartir con ellos?

En el silencio está nuestra mejor conversación, porque solo en la quietud de mis pensamientos podré explorar en ellos.

No forcemos nuestros pasos a caminar sobre un destino que no elegimos, permitámonos elegir nuestro propio camino y hagamos de ello una aventura, quizás no sea fácil, pero respetaremos nuestro deseo más profundo, aquel que nos invita a vivir nuestra vida.

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Redacción Getafe Capital