El poder transformador de los abuelos

GETAFE/Rincón psicológico (31/07/2019) – Hace unos días leía en el blog de una compañera pediatra el poder de los abuelos en el crecimiento madurativo de los niños y su relato me hizo reflexionar mucho sobre el tema en estos períodos vacacionales.

Son muchos los niños que disfrutan del verano con sus abuelos, muchos que se trasladan a sus lugares de residencia o de veraneo, bien porque sus padres trabajan bien porque es el único momento del año donde pueden disfrutar de ellos, y se nos olvida muchas veces el cuidado a los mayores, a esos mayores que nos cuidan desde otro lugar al que nos cuidaron a nosotros de pequeños.

En muchas residencias y centros de día de la comunidad se ha ido instaurando planes de vistas y talleres conjuntos comunitarios entre los más pequeños y los mayores, y es que, ese gran dicho de «los mayores se vuelven niños” es tan cierto que conectan a las mil maravillas.

Los abuelos proporcionan a nuestros pequeños momentos, instantes irrepetibles, su bagaje en su historia de vida los hace únicos y esa forma de cuidar tan especial y tan distinto al de cuando nosotros éramos pequeños los hace muy muy especiales.

Tomar conciencia de ello y prestar atención a lo que ellos también necesitan requiere de un cuidado y generosidad por parte de toda la familia que no debemos olvidar.

Muchos pequeños desean este momento del verano donde su abuela le enseñe a cocinar, su abuelo le lea cuentos o le lleve a pescar, le acompañe a ver a sus amigos que les relatan historias del pueblo que no aparecen en ninguno de sus libros de texto y que en forma de aventura le acompañe a hacer recorridos “extraordinarios” visitando lugares y espacios que con ningún otro mayor podría acudir.

Para los niños los abuelos son ÚNICOS y para nosotros los abuelos son un sostén familiar y emocional que muchas veces se nos olvida.

Recuerdo tremendamente mi infancia siendo cómplice con mi abuelo y teniendo esa conexión especial que nunca podré olvidar.

La vida está llena de instantes y la regeneración de nuestras células como muchas veces explicamos en estas líneas y estos artículos es constante, las llamadas hormonas de la felicidad se desarrollan en nuestro cuerpo libremente sin necesidad de productos externos desde estos instantes de placer, únicos e intransferibles que nos llenan de felicidad.

Nos vamos de vacaciones y hasta septiembre no volveremos a escribir. Quería hoy cerrar este inicio de verano haciendo mención especial a esa parte de nosotros tan importante y a ratos tan olvidada, los yayos, los abus, los abuelos, aquellos que nos hacen tener veranos inolvidables y aquellos que si bien muchos no podrán disfrutar por no estar ya entre nosotros, nos encargaremos de revivir junto a nuestros pequeños los lugares que habitaban y pisaban y sus relatos para que en la memoria siempre crezcamos con ellos.

FELIZ VERANO, FELIZ DESCANSO, FELIZ DISFRUTE.

 

Redacción Getafe Capital