Mientras se habla de Cataluña…

GETAFE/La piedra de Sísifo (12/09/2017) – Desconozco cuáles son los criterios, si los hubiere, que rigen las modas (o prioridades) en materia de comunicación. Sin mediar provocación, se habla de asuntos recurrentes de forma obligatoria y da lo mismo si el tema en cuestión viene a cuento o no. Después de una larga temporada en la que la atención mediática de pacotilla estaba fijada en Venezuela, ha tomado el relevo con mucho poderío todo lo relativo a Cataluña y “su circunstancia”: Referéndum sí, referéndum no, proceso independentista, nacionalismos varios y torpezas políticas por parte de todos, aderezan el panorama nacional hasta tal punto que, si hoy se descubriera una cura contra el cáncer, el foco se pondría en la relación de Cataluña con ese descubrimiento.

Pero resulta que, asómbrate avezado lector (o lectora), el mundo sigue girando y, mientras se habla de Cataluña, un poco más cerca siguen bajando turbias las aguas de LYMA y sus 26 despidos. Ya van tres sentencias judiciales que ponen en solfa el procedimiento llevado a cabo en la empresa y que condujo a la sanción más dura que pueda aplicarse a un trabajador: la pérdida de su puesto de trabajo. El argumento de que van tres sentencias favorables y tres en contra (empate) no debería ser válido en algo tan delicado como el futuro de personas, no números y, por tanto, quizá conviniera revisar todo el proceso y repetirlo si se estima necesario con plenas garantías para todos.

Mientras se habla de Cataluña, en la calle Cuenca se va mirando un poco más adelante que pasado mañana y Sara Hernández, que sabe sumar, ha echado cuentas, visto que no disponía de los apoyos suficientes para reeditar la Secretaría General del PSM y ha decidido unirse a los ya manifestados de forma abrumadora a favor de la candidatura de José Manuel Franco quien, si nada se tuerce a última hora, será el próximo secretario general del PSM y, por tanto, otro importante refrendo a las tesis de Pedro Sánchez.

Mientras se habla de Cataluña, con el comienzo del nuevo curso, el Gobierno Municipal ha presentado los ejes sobre los que pilotarán sus actuaciones los próximos meses y que, con un poquito de maldad, podrían resumirse en: Para recuperar el moribundo Cerro de los Ángeles, haremos deporte en general, salvo los viernes que serán de terapia musical, dentro de lo establecido en el novedoso y, por fin, consensuado Reglamento de Participación Ciudadana…  O algo así.

Porque, mientras se habla de Cataluña, y con rima de regalo, en el PP de Getafe siguen de uñas. Mientras se van debilitando cada día un poquito más las posiciones del multifuncional Juan Soler y su mariachi de imputados/investigados; se aceleran los movimientos de otros bloques dentro del centro-derecha local, con sus medios de comunicación de referencia y todo. Además de la facción ya conocida que gira alrededor de la figura de José Luis Vicente Palencia, se va perfilando otra, de momento menos pública, pero sí con algún nombre muy, muy conocido dentro de las familias de la derecha de Getafe… y hasta aquí puedo leer.

Y, mientras se habla de Cataluña, con sus propios líos allí también, Ahora Getafe ha dedicado el verano a un necesario (e incompleto) proceso de reordenamiento interno. Que se sustanciará en dejar un poco al margen el lado visceral de actuación política y aplicar algo más de coherencia ideológica. Traducido al idioma común, sea el que sea, la prioridad ya no es tanto desgastar al gobierno de Sara Hernández, que también, sino tener un poco más de “vista” para no adoptar medidas que acaben beneficiando al Partido Popular y/o Ciudadanos que, en un futuro cercano, posibiliten un regreso de la derecha al poder, algo que sus votantes jamás les perdonarían.

Porque, mientras el resto de Ciudadanos, habla y no para de Cataluña, Mónica Cobo se ha lanzado a una vorágine mediática dando su opinión todos los días, en todos los espacios donde puedan escucharle (algún perverso ha rumoreado que ha concedido entrevistas a Radio-Taxi), de todos los asuntos de que sea posible opinar.

Efectivamente, hemos comprobado de modo empírico que, aunque se hable de Cataluña, el mundo sigue girando.