Alzhéimer: cuando el cuidador necesita ser cuidado

GETAFE/Rincón psicológico (26/09/2018) – El pasado 21 de septiembre se celebró el día mundial contra el alzhéimer. Como bien sabemos se trata de una enfermedad degenerativa que afecta de forma progresiva las funciones cognitivas de la persona que la padece. Actualmente se estima que 800.000 personas padecen la enfermedad en nuestro país, aunque los expertos alertan de que un 30% de enfermos estaría todavía sin diagnosticar. Además, se prevé que el número de afectados aumente en los próximos años.

En esta misma columna ya hemos hablado con anterioridad sobre esta enfermedad, pero en esta ocasión queremos interesarnos en los cuidadores: ¿Quiénes son? ¿Qué necesidades presentan?

Perfil del cuidador

Aunque los recursos asistenciales han ido aumentando en los últimos años, estos son todavía muy insuficientes y se estima que el 80% de los pacientes están al cuidado de sus familiares.

La Confederación Española de Asociaciones de Familiares de personas con alzhéimer y otras demencias (CEAFA) ha llevado a cabo un estudio sobre el coste de la atención en el cuidado de personas con alzhéimer, elaborando, además, un perfil sobre el cuidador.

El “cuidador medio” es una mujer de 56 años, con vínculos familiares con el paciente (cónyuge o hija) y que dedica, en las fases iniciales o menos severas de la enfermedad, unas 8 horas diarias al cuidado del paciente. Progresivamente, y a medida que la enfermedad avanza, el tiempo de dedicación a su familiar aumenta hasta llegar, al menos, a 12 horas diarias. En el caso de las hijas, aproximadamente un 32% de ellas abandonan su actividad profesional. Al alcanzar el paciente una situación de dependencia total del cuidador, éste llevará ocupándose de su familiar unos 8 años.

Cuidarse es importante

El papel del cuidador es muy exigente en el día a día, lo que puede llevarle a desarrollar algún tipo de patología física y/o psicológica. A nivel físico pueden presentar una importante fatiga, trastornos del sueño, dolores musculares y articulares entre otros, y desde el punto de vista psicológico, son propensos a sufrir ansiedad y depresión.

Por todo ello, los cuidadores también necesitan cuidarse y ser cuidados. A continuación os proponemos algunos consejos:

  • Pedir ayuda, delegar tareas y reconocer la sobrecarga de trabajo que supone el cuidado del ser querido. Asistir a grupos de autoayuda que pueden proponer las asociaciones puede resultar de gran ayuda.
  • Estar bien informado sobre la enfermedad. Esto ayuda a tener una mejor comprensión sobre el comportamiento del familiar y un sentimiento de saber controlar la situación
  • Cuidarse a uno mismo, no descuidar la propia salud, descansar lo suficiente, llevar una alimentación sana y mantener actividades de ocio y relaciones sociales que permitan al cuidador salir durante un tiempo (aunque sea breve) del entorno del familiar enfermo
  • Hacer uso de los recursos asistenciales sin sentirse culpable

Para poder cuidar a alguien de forma eficaz, hay que sentirse bien. Por eso no lo dudes: ¡CUIDATE!

Redacción Getafe Capital