Desmontando a Carlos González Pereira

GETAFE/La piedra de Sísifo (02/04/2019) – Tras varios meses de cruel agonía política, un amanecer reciente, Rubén Maireles fue ajusticiado como se venía anunciando. En una maniobra de alevosa lentitud, fueron deshojando un crisantemo que llevaba escrito en su último pétalo el nombre de Carlos González Pereira, el que siempre fue ‘Carlitos’ pero, ¿quién es Carlitos hoy?

Partimos de un hecho comprobado, se trata de un político a quien el destino ha tomado por el pito del sereno y no desperdicia una oportunidad para reírse de él: Después de algunas peleas internas y de haberse dejado abundantes mechones de pelo en la gatera, cuando habría partido con posibilidades ciertas de gobernar en 2011, va Esperanza Aguirre y lo sustituye por un paracaidista, generosamente dotado para la manipulación, llamado Juan Soler que, por distintos rebotes de ese destino caprichoso, acabó siendo alcalde de Getafe.

Para compensar el flagrante “quita d’ahí que va este”, el PP madrileño lo colocó en el rimbombante despacho en cuya puerta reza Director General de Atención a la Dependencia y al Mayor, ahí es nada, donde ha permanecido 8 añitos de nada haciendo eso mismo, a cambio de un generoso estipendio de 90.000 € al año, que no está nada mal como reparación al orgullo zaherido.

¿Qué suele suceder en estos casos? Se desencadena un síndrome conocido como “vengan días y vengan ollas” (no seáis graciosillos con las rimas, por favor) y la adaptación a un sueldo generoso es rápida y satisfactoria. Hete ahí cuando, desde Madrid, deciden que el candidato salido de las primarias no les mola y sopesan sustituirlo, en esta ocasión no para gobernar, sino para tratar de detener una sangría de votos de alcance desconocido pero muy preocupante. Carlitos, que se olía la tostada, recordó lo aprendido en el visionado de Jurassic Park y se quedó inmóvil, sin apenas respirar, para que el tiranosaurio no reparara en su presencia; mala suerte, su pupila vertical se fijó en él de inmediato. Conclusión: Se va de Getafe, cuando pudo haber gobernado, a un puestecito muy bien pagado, y vuelve a una derrota segura con la mitad de sueldo. ¿Se ríe o no se ríe el destino de él?

Esa será, seguramente, la explicación a ese rictus atormentado que le asoma en los labios cuando quiere esbozar una sonrisa que motive a sus seguidores. Lo intenta y lo intenta pero no le sale y no me extraña, menuda faena le han hecho. Ahora bien, no es el único rasgo que denota desgana, cuando lees o escuchas sus palabras, además de identificar la reencarnación de Bambi que siempre estuvo ahí, compruebas la desidia con que tolera los arrebatos manipuladores de Soler y posa maquinalmente para la cámara con un pulgar en alto que, si fuera él quien estuviera en el palco del Coliseum, estaría mirando para abajo con una legión de verdugos afilando hachas en modo industrial.

Para evitar las tentaciones de cortar la cabeza al mensajero (siempre habrá una excusa), no hay más que atender a la respuesta del 40% de la militancia que perdió las primarias contra el denostado Maireles: Han salido públicamente a pedir el NO voto al Partido Popular. Tal y como le está quedando el patio a Carlitos, no descartemos que se desayune el 27 de mayo, contemplando un test de embarazo con resultado positivo…

Sed felices.