Libertad

GETAFE/La piedra de Sísifo (18/05/2021) – El sábado pasado terminé de ver el informativo de mediodía más cabreado que de costumbre. Para ser sincero echaba humo de pura indignación. En una “metida de alcachofa” a distintos especímenes aparentemente humanos de botellón descontrolado, que desbarraban entre balbuceos, uno de ellos, miró a la cámara con ojos brillantes de influencia química, y sentenció: “Yo soy libre, y si quiero morir de COVID, moriré, y si quiero contagiarlo, lo contagiaré porque soy libre”. Aún veo su cara en mi memoria y me enciendo con instintos poco recomendables.

No voy a cometer la estupidez frailuna de hablar de libertad y libertinaje, pero sí voy a recordar a mi admirado José Luis Sampedro cuando comentaba que la libertad, como las cometas, necesita estar atada a una cuerda que la una al suelo y un viento en contra para poder volar; sin ellas no vuela, cae al suelo por mucho que lo intentemos. La libertad, necesita igualdad y fraternidad para tener un vuelo largo y sostenido y responsabilidad para no perderse en el cielo. el tipejo incalificable de las declaraciones comentadas sí que volaba, pero como una plaga de langostas que extermina todo a su paso.

Como con los explosivos, que si están bien conservados y no se les somete a la acción de un detonante, no sucede nada, están ahí y son potencialmente peligrosos pero se puede convivir sin apenas riesgo; las mentes perturbadas, peligrosas, agresivas, irresponsables, sociópatas bordeando la sicopatía y antipáticos (como antónimo de empáticos), solo necesitan ver un mechero por televisión para echar a arder, cuanto más, si han tenido un machaqueo constante durante semanas en las que se les decía que libertad es salir a tomarse unas cañas y todo lo demás, conceptos con ismo como sufijo. De esos polvos estos lodos o, más precisamente, de esas chispas, esta devastación.

Hay más usos de la libertad en marcha, hoy, sin ir más lejos, la fiscalía de Madrid ha decidido investigar, por fin, la masacre producida en las residencias de mayores durante la primera ola de la pandemia, empezando por la denuncia de lo sucedido en una de ellas, el número de fallecidos y en qué circunstancias se produjeron esas muertes. La atención médica recibida por esas víctimas desamparadas, en el supuesto de haberla recibido, su traslado o no a un centro sanitario y las causas de por qué se hizo o se dejó de hacer. Cuando la fiscalía toma cartas en el asunto, las personas o entidades investigadas harían muy bien en tentarse la ropa y facilitar su trabajo, no vaya a ser que obstaculizándolo, estén añadiendo cargos a su potencial acusación.

En fin, reconozco que hoy no estoy en uno de mis mejores días, pero eso quizá sea mayor motivo para desearte, desearnos, disfrutar de esa felicidad que tanto merecemos.

1 Comment

  1. Mariano

    9 junio, 2021 at 19:02

    Gran articulo a tener en cuenta, lo de los mayores en las residencias tristísimo de todas maneras todos han hecho esfuerzo en salir adelante