Queremos entornos escolares saludables y sostenibles

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Podrán cortar todas las flores,
pero no podrán detener la primavera.
Pablo Neruda

GETAFE/El aula sin muros (24/06/2022) – Desde hace tiempo, en los ámbitos de la Escuela Pública de Getafe, se viene planteando la necesidad de adecuar los edificios y el entorno escolar a los criterios de sostenibilidad y eficiencia energética que los científicos vienen demandando con carácter general para salvar el Planeta.

Las inusuales olas de calor, que hemos sufrido recientemente, y que parece que van a continuar e incluso incrementarse, han generado una intensa reacción entre las familias, demandando la urgente adecuación de los edificios escolares a estas situaciones climáticas extremas que imposibilitan impartir clase con normalidad. El gobierno de la Comunidad de Madrid manifiesta indicios claros de situarse en el negacionismo y la inacción.  Mientras, exige a los gobiernos municipales que suplan carencias que deberían cubrir las autoridades autonómicas.

También, desde hace tiempo, familias y docentes vienen denunciando la falta de adaptación de los centros públicos de Getafe a unos cánones de eficiencia energética que, sin ser óptimos, ya se vienen exigiendo para los edificios convencionales que se construyen en la actualidad.

La mayor parte de los centros educativos de Getafe se edificaron en el siglo pasado (en los años 80) y carecen de las medidas de aislamiento térmico, en muros y vanos, que ahora se consideran imprescindibles. A su vez, carecen de modos de ventilación que favorezcan la refrigeración natural y, por supuesto, no están dotados de los acondicionadores de aire que habitualmente usan (y abusan) las oficinas de los que nos gobiernan. Esto durante las estaciones cálidas.

Durante las estaciones frías, estos mismos centros, cuentan con vetustos sistemas de calefacción, de gasoil, muy ineficientes incapaces de discriminar la temperatura de los diferentes espacios escolares y con un alto consumo/costes.

Si ya resulta escaso el presupuesto que la Consejería de educación dedica a la construcción de Centros Públicos, mucho menos es lo que se dedica a la remodelación de centros, que suele centrarse en la habilitación de nuevos espacios educativos.

Tampoco son un buen referente los nuevos centros de nueva creación que se están construyendo (por fases) en nuestra localidad. Se ha avanzado algo en revestimientos aislantes, pero se ha descuidado el entorno escolar, con patios en los que el cemento se impone, por goleada, al espacio dedicado a huertos escolares, jardines y arbolado. Sin contar con otros aspectos relativos a la sostenibilidad energética que más adelante especificaremos. Si les parece exagerado echen un vistazo a los patios de centros como los de los colegios públicos María Blanchard o Miguel de Cervantes.

Sospechamos que en estos casos tiene mucho que ver el sistema de contratación a la baja que prima el presupuesto más barato, sin tener en cuenta la calidad del proyecto y que, ineludiblemente, va a dar muchos problemas de mantenimiento en el futuro. Ya hubo un centro que al poco de ser construido se le cayeron las placas del revestimiento de la fachada.

Hasta ahora todas las medidas se han fiado al calendario escolar. La programación de las denostadas (por su duración) vacaciones estivales, no obedece a criterios pedagógicos sino a la falta de adaptación de los entornos escolares a las altas temperaturas que sufrimos en verano, en la mayor parte de la península ibérica y las islas, especialmente las mediterráneas. De hecho, en los países del centro y norte de Europa las vacaciones se reparten, de forma más proporcionada, a lo largo del año.

Parece obvio exigir otro tipo de medidas que sean eficaces, sostenibles y con visión de futuro. Un futuro en el que, desgraciadamente, cada vez serán más frecuente los fenómenos meteorológicos extremos. La eficiencia, a nuestro entender, también requerirá un estudio técnico pormenorizado de cada centro, para adecuar las construcciones y los entornos escolares a las peculiaridades propias de cada uno de ellos.

A nosotros, conocedores de la realidad educativa, pero legos en cuestiones técnicas, se nos ocurren algunas propuestas que estos días hemos debatido con familias y docentes del entorno de la Escuela Pública:

  • Que los nuevos centros públicos se construyan teniendo en cuenta la eficiencia energética e intentando generar la menor huella ecológica. Esto supone un cambio de paradigma tanto en el proyecto arquitectónico como en el actual sistema de contratación (Montoro) para que los criterios ecológicos predominen sobre los meramente economicistas. En la Comunidad de Madrid el presupuesto para infraestructuras cayó de los 209 millones en 2009 a los poco más de 64 en 2013 y se ha venido manteniendo estos años en torno a los 70-80, que en muchos casos sólo se ejecutaban en parte, por culpa de la construcción por fases.
  • Patios con huerto escolar, abundantes zonas ajardinadas y arbolado adaptado a las condiciones estructurales y a la climatología del lugar, teniendo siempre presente el ahorro de agua. Sería conveniente implicar en este proceso al alumnado y las familias, porque todas las medidas que se tomen carecerán de valor si no se implica toda la Comunidad educativa. Es imprescindible también poder contar con la colaboración del gobierno municipal, sobre todo para el mantenimiento de los huertos escolares y el arbolado.
  • Instalación de porches suficientes para proteger del calor y la lluvia, de fuentes y juegos de agua en el patio, evitando siempre el derroche.
  • Instalación, cuando sea preciso, de tecnologías frío/calor en las estancias que sean necesarias, incluyendo sistemas de detección que adecúen la temperatura a las necesidades de cada estancia y de cada momento. Se hace necesario por tanto desterrar las viejas calderas de gasoil que tienen un alto consumo y calientan las estancias de manera desigual.
  • Se puede mitigar el gasto energético instalando paneles solares en los edificios escolares. Todos los centros escolares tienen amplios espacios de tejado que se pueden utilizar para producir energía limpia. El horario escolar se adapta muy bien a los picos de producción de energía fotovoltaica y los excedentes se pueden emplear para fines sociales. Ya existen en Madrid algunos centros públicos, como el IES Prado de Santo Domingo que han iniciado esta experiencia.

No somos partidarios de soluciones simplistas como las de reducir el calendario o el horario escolar, porque crea problemas pedagógicos y de conciliación familiar, y que, lamentablemente, ha sido la respuesta (de coste 0), que han puesto en marcha algunas administraciones educativas.

Las administraciones que planifican y desarrollan las políticas educativas deben tomar conciencia de que el diseño de los centros educativos no debe regirse solo por criterios económicos, basados en una cicatería que, a la larga, repercute negativamente tanto en el aspecto económico como en el educativo. Los centros escolares deben ser espacios de vida saludable para todo el alumnado, que faciliten la convivencia, el aprendizaje y una educación de calidad. No solo se trata de la temperatura climática sino también la mejora constante de las relaciones educativas en el centro educativo: la distribución de espacios, la decoración, la limpieza, el orden, etc., facilitan las relaciones humanas y por tanto el proceso de formación.

La calidad medioambiental del entorno escolar repercute de manera decisiva en las actitudes, los valores y la educación del alumnado. Invertir en Educación es siempre invertir en la construcción de una sociedad mejor.