GETAFE/Varios (11/06/2024) – El bruxismo, un término que proviene del griego «brygmós», que significa rechinar de dientes, es un trastorno común que afecta a un gran número de personas en todo el mundo. Se caracteriza por apretar o rechinar los dientes de forma involuntaria, ya sea durante el día o, más comúnmente, durante el sueño. Este hábito puede tener consecuencias graves para la salud bucal y general de un individuo si no se aborda adecuadamente.
Concurrir a una fisioterapeuta en Madrid centro desempeña un papel crucial en el tratamiento del bruxismo al proporcionar terapias físicas específicas destinadas a aliviar la tensión muscular y mejorar la función de la articulación temporomandibular. A través de técnicas como el masaje terapéutico, la movilización articular y los ejercicios de estiramiento, se ayuda a reducir el dolor y la rigidez en la mandíbula, promoviendo una mejor alineación y movilidad. Además, brinda asesoramiento sobre hábitos posturales y ejercicios de relajación para ayudar a abordar los factores desencadenantes y prevenir su recurrencia.
Puede ser clasificado en dos tipos: el diurno, que ocurre mientras la persona está despierta, y el nocturno, que se produce durante el sueño. Ambos tipos pueden estar relacionados con una variedad de factores, incluyendo el estrés, la ansiedad, problemas de oclusión dental, malos hábitos de sueño y ciertos cambios del sueño, como la apnea del sueño.
Los síntomas pueden variar dependiendo de la gravedad y pueden incluir dolor de mandíbula, dolor de cabeza, sensibilidad dental, desgaste dental, dolor de oídos y problemas para abrir o cerrar la boca. Sin embargo, una de las complicaciones más comunes asociadas es la disfunción de la articulación temporomandibular (ATM).
“Comprendemos que cada cuerpo es único y merece un enfoque personalizado. Antes de aplicar cualquier técnica, invertimos tiempo en comprender tus necesidades específicas”, comenta Vanesa Corral.
La articulación temporomandibular es la articulación que conecta la mandíbula con el cráneo y permite movimientos como abrir y cerrar la boca, masticar y hablar. Cuando una persona aprieta o rechina los dientes de manera repetitiva y excesiva, como sucede en el bruxismo, puede ejercer una presión adicional sobre la articulación y los músculos que la rodean. Con el tiempo, esto puede provocar irritación, inflamación y disfunción, lo que se conoce como trastornos de la ATM.
Pueden manifestarse de diversas formas, incluyendo dolor en la mandíbula, chasquidos o clics al abrir o cerrar la boca, dificultad para abrir o cerrar la boca completamente, y bloqueo de la mandíbula en una posición abierta o cerrada. Estos síntomas pueden ser graves y afectar significativamente la calidad de vida de una persona si no se tratan adecuadamente.
La relación entre ambos es compleja y multifacética. Si bien el bruxismo puede ser un factor desencadenante o contribuyente a los trastornos de la ATM, también es posible que sea al revés. Además, algunos expertos sugieren que los dos pueden compartir ciertos factores de riesgo, como el estrés y la ansiedad, lo que puede contribuir a su aparición y progresión.
El diagnóstico y tratamiento adecuados son fundamentales para abordarlos de manera efectiva. Los enfoques de tratamiento pueden incluir terapias conservadoras, como el uso de férulas de descarga para proteger los dientes y reducir la presión sobre la ATM, así como técnicas de gestión del estrés y la ansiedad. En casos más graves, puede ser necesario recurrir a tratamientos más invasivos, como la terapia física, los medicamentos para el dolor o, en casos extremos, la cirugía.
El bruxismo es una alteración común que implica apretar o rechinar los dientes de forma involuntaria, y puede estar relacionado con una variedad de factores, incluyendo el estrés y la ansiedad. Este hábito puede tener consecuencias graves para la salud bucal y general de un individuo si no se aborda adecuadamente, y puede estar asociado con trastornos de la ATM, que afectan la función de la articulación temporomandibular y pueden causar una variedad de síntomas dolorosos y debilitantes. Un enfoque integral de diagnóstico y tratamiento es fundamental para abordarlos y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados.