
GETAFE/Reportaje (22/11/2025) – El Servicio de Atención Temprana que gestiona APANID en Getafe ofrece apoyo a niños y niñas de cero a seis años con dificultades o riesgo en su desarrollo. Psicólogas, fisioterapeutas, logopedas y trabajadoras sociales forman un equipo que interviene desde la prevención y el acompañamiento familiar. Laura Rubio, psicóloga y Begoña Almansa, trabajadora social, explican cómo es su trabajo diario con las familias y la evolución del modelo de atención.
El objetivo es actuar lo antes posible para facilitar que cada menor alcance su máximo potencial. Desde la entidad explican que “el servicio se basa en un enfoque integral e interdisciplinar, en el que profesionales de distintas áreas trabajan conjuntamente”. La intervención se centra en el niño, pero también en su entorno familiar, educativo y social. “Antes se pensaba solo en el tratamiento del niño, en trabajar sus dificultades de forma individual”, explica la psicóloga Laura Rubio. “Hoy entendemos que la clave está en trabajar con toda la familia. Nuestro papel ofrece estrategias, recursos y confianza para que ellos mismos puedan estimular el desarrollo de su hijo en casa y ante situaciones cotidianas”. Este cambio de modelo ha supuesto un avance importante en la forma de entender la atención infantil.
El trabajo no se limita al centro, sino que se extiende a los espacios cotidianos de cada familia. “Nosotras acompañamos, orientamos y damos herramientas para que el entorno del niño sea su mejor espacio de desarrollo”. Las intervenciones se diseñan de manera individualizada, en función de las necesidades de cada caso. El equipo de APANID cuenta con profesionales de psicología, logopedia, fisioterapia, terapia ocupacional y trabajo social. Todos ellos elaboran un plan conjunto para cada menor, que se revisa periódicamente. El papel de las familias “Cada niño es diferente”, comenta Laura.
“Hay casos en los que el objetivo puede ser mejorar el lenguaje, en otros la motricidad o la interacción social. Lo importante es que la familia entienda el proceso y participe en él”. Begoña Almansa, trabajadora social del servicio, destaca la importancia del acompañamiento a las familias durante todo el proceso. “No es solo una cuestión clínica”, subraya. “Detrás de cada niño hay una familia que necesita orientación, información y también desahogo. Nosotras acompañamos desde el primer momento, ayudando en los trámites, resolviendo dudas, escuchando. A veces lo más importante no es dar una respuesta técnica, sino hacer sentir a las familias que no están solas”.
Uno de los aspectos más importantes de la atención temprana es la prevención. APANID también atiende a menores que no tienen un diagnóstico claro, pero sí un riesgo de desarrollo. Niños prematuros, con dificultades de alimentación, lenguaje o motricidad pueden recibir apoyo desde los primeros meses. “Cuanto antes se empiece, mejores son los resultados”, indica Rubio.
“El cerebro en los primeros años tiene una capacidad enorme de aprendizaje. Si intervenimos a tiempo, muchas dificultades pueden reducirse”. El equipo también trabaja para sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de detectar pronto las señales de alerta. Los pediatras y educadores infantiles son aliados clave en este proceso. “Muchas veces son los profesionales de primera línea los que detectan las primeras señales”, comenta Almansa. “Cuanto más rápido llegue el niño a atención temprana, antes se podrá ayudar”.
El trabajo del equipo no se realiza de manera aislada. Desde APANID mantienen coordinación constante con pediatras, centros educativos y servicios sociales de Getafe. Esta colaboración permite un seguimiento conjunto de los menores. “Nos interesa que todo el entorno esté implicado”, apunta Rubio. “Cuando un niño está escolarizado, compartimos información con los profesores y los orientadores del centro. Buscamos que las pautas sean coherentes en casa, en el colegio y en las sesiones. Así todo tiene sentido para el niño y para la familia”.
Las profesionales coinciden en que el trabajo en red es lo que garantiza el éxito del servicio. La coordinación entre profesionales sanitarios, educativos y sociales permite que la intervención sea más eficaz y que las familias se sientan acompañadas.
Tenemos la certeza de que cuando nace nuestro hijo todo está correcto. Y realmente así es, pero desde hace unos años los profesionales hospitalarios se fijan en cada detalle. “Desde el nacimiento se observa ese nacimiento y más cuando es un prematuro. Se ha producido un nacimiento antes de tiempo y hay que observar si hay algún problema. Muchas veces no lo hay, pero un freno en el desarrollo puede generar problemas posteriores”.
El equipo mantiene su objetivo de seguir mejorando la intervención y ampliando el alcance del servicio. Desde la detección temprana hasta la coordinación educativa, todo forma parte de un mismo propósito: atender las necesidades de los niños y sus familias con cercanía y profesionalidad. “Cada niño tiene su propio ritmo y su propio camino”, concluye Laura Rubio. “Nuestra labor es acompañarlo y ofrecerle las oportunidades que necesita para avanzar”.