
GETAFE/Varios (13/11/2025) – Cuando una persona se enfrenta a un procedimiento judicial —ya sea por una reclamación económica, un divorcio o un conflicto laboral—, lo primero que suele pensar es: “necesito un buen abogado”. Y, efectivamente, es fundamental contar con uno. Sin embargo, existe otro profesional que, aunque no siempre destaque a simple vista, juega un papel crucial: el procurador.
Para entender mejor su importancia, basta con mirar algunos datos recientes. En 2024, los juzgados españoles gestionaron aproximadamente 9,1 millones de asuntos, según recoge el Informe de Situación de la Justicia del CGPJ. Entre las comunidades con mayor volumen de trabajo destaca Andalucía, que experimentó un aumento del 10,4 % en asuntos ingresados en comparación con 2023. A causa de esta alta demanda, la labor de los procuradores fue imprescindible. Los colegios profesionales señalaron que la digitalización de trámites y la colaboración estrecha con los abogados contribuyeron a disminuir los tiempos medios de gestión procesal hasta en un 18 %.
Por tanto, un buen procurador no se limita a “llevar papeles”. En realidad, se encarga de mantener el proceso activo, controlar los plazos, presentar escritos y traducir el lenguaje jurídico de los tribunales a un lenguaje accesible para sus clientes.
El abogado suele diseñar la estrategia legal, pero es el procurador quien la hace realidad. Es el profesional que representa al cliente en los juzgados, gestionando la presentación de documentos, la recepción de notificaciones, el seguimiento de los plazos y la relación directa con el tribunal.
Su labor es tan técnica como vital. Un procurador competente evita demoras, corrige errores antes de que se conviertan en obstáculos y asegura un avance constante en el proceso judicial. En un sistema con una carga media de trabajo que supera el 160 %, su papel resulta aún más relevante.
Para quienes enfrentan un procedimiento, disponer de este profesional supone tranquilidad. Saben que alguien está atento a cada fecha, comunicación y detalle minucioso. Y para los abogados, contar con un procurador de confianza significa ganar en eficiencia, permitiéndoles focalizarse en la estrategia jurídica mientras el procurador se ocupa de impulsar el proceso.
Uno de los puntos fuertes del trabajo del procurador es su dimensión comunicativa con los tribunales. Domina los procedimientos judiciales, maneja con soltura las plataformas electrónicas y entiende el funcionamiento específico de cada juzgado.
En este sentido, Franco Lama Procuradores, un despacho con más de 30 años de experiencia, es un claro referente. Fundado y dirigido por Francisco Franco Lama, procurador Sevilla, licenciado en Derecho y colegiado número 328 del Ilustre Colegio de Procuradores de Sevilla, este equipo basa su trabajo en tres pilares: eficiencia, proximidad y comunicación constante.
Su relación directa y continua con los juzgados de Sevilla y provincia les permite gestionar con rapidez notificaciones, escritos, diligencias y señalamientos, asegurando un trámite impecable.
Seleccionar al procurador adecuado no debe hacerse al azar. Aquí te dejamos algunas pautas para tomar una decisión acertada:
Franco Lama Procuradores se ha consolidado como un auténtico referente en el ámbito jurídico sevillano. Desde 1994, brindan servicios de procurador en Sevilla y su provincia, fundamentados en la eficacia en los trámites judiciales, la atención personalizada y un elevado nivel profesional.
Trabajan con una amplia variedad de clientes como abogados, empresas, comunidades de propietarios, entidades financieras y particulares, garantizando siempre una conexión fluida entre el juzgado, el abogado y la persona representada.
Sus principales servicios abarcan:
En definitiva, en un contexto judicial tan saturado como el actual, donde se tramitan más de nueve millones de asuntos al año, contar con procuradores comprometidos y eficientes como los de Franco Lama Procuradores marca la diferencia entre procesos eternos y otros que avanzan con soltura y sin contratiempos.