
GETAFE/Seguridad (23/11/2025) – Apenas quedan sillas libres en el salón de actos del Centro Cívico de El Bercial. Decenas de mayores esperan ansiosos una de las charlas de la ronda que realiza anualmente la Policía por los barrios para dar consejos y escuchar a los mayores en sus preocupaciones.
Rosa Santana, subinspectora de Policía Local, disfruta de estos ratos. Desde hace dos años se ha implementado de forma habitual las charlas con los mayores, que tienen un gran éxito de participación entre los mayores. La acompaña en esta ocasión Hugo Pando, miembro de la Unidad de Agente Tutor, que también tiene una visión muy cercana de la realidad diaria a la que se enfrentan en la calle.
Estas citas, que se hacen también en coordinación con la Policía Nacional que en esta ocasión no está presente, son una oportunidad para fomentar la convivencia y tender puentes con la ciudadanía. Porque son didácticas, sencillas y prácticas. Primero un poco de teoría. ¿Alguien sabe lo que es violencia de género? ¿Y un delito de odio? ¿Y la violencia doméstica?
En las sillas murmuran los asistentes. Algunos se atreven a dar sus ideas, mientras Rosa y Hugo corrigen o asienten a los comentarios. “A veces te sorprende que conocen más de lo que pensamos, incluso más que los jóvenes”. De forma didáctica y amena, con un lenguaje cercano, van entrando en materia.
Porque aquí se trata sobre todo de dar consejos de seguridad, y también de autoprotección. “Llevar las llaves en la mano siempre es un buen elemento de defensa”, sugiere Rosa, que insiste también en pequeños gestos. “Cometemos el error de al cerrar la puerta no esperar a que se cierre del todo: hay que evitar que alguien pueda entrar detrás”.
Ya sea en un portal o en un garaje. Ya en el hogar hay que ser precavidos y vigilar a quién se abre. “Ojo cuando llaman al telefonillo”, explica Hugo Pando. Tendemos a abrir la puerta sin más con el clásico “cartero” o “publicidad”. Pero hay que ir más allá: “Validar quién es de alguna manera. Y si hay duda, llamar a la policía para comprobarlo”.
Son muy habituales las estafas de energéticas que con un falso carnet buscan entrar en la vivienda para una supuesta revisión del gas o un cambio “beneficioso” de compañía. La recomendación es “sospechar de todo”. Y no abrir. “Siempre nos van a meter prisa. Pero hay que tener calma. Llamamos a la policía. Hay que tener en cuenta que en una empresa así nunca nos cobran en efectivo o con tarjeta, siempre es contra factura”.
La prisa que meten los estafadores siempre es un indicador de alerta.
“Hay que sospechar de todo”, sugiere Rosa Santana. Y tomar pequeñas medidas de protección que a veces se nos olvidan: “Los objetos de valor no se deben quedar a la vista en el coche”. Hugo Pando cuenta un robo que se ha puesto de moda, bajo el nombre de la siembra. “Alguien se acerca y le dice que se le han caído 5 euros, o las llaves, y cuando baja del coche le quitan el bolso, o incluso el coche”.
También utilizan esa estrategia en cajeros automáticos para robar. Separarse de la puerta en los ascensores (“te pueden empujar y dar con la cabeza en la puerta y luego robarte”), mirar a la cara y dar los buenos días como medida de disuasión para un ladrón que luego pueda temer ser reconocido, o llevar el bolso por la calle en la parte interior si vamos pegados a la pared.
También hacen recomendaciones a la hora de sacar el dinero del banco. “Repartirlo en tres sobres y cada uno en un sitio” y luego en casa guardarlo en algún sitio extraño, no en la cómoda de la habitación. Llevar la ubicación activada en el móvil, cubrir el teclado al sacar dinero, guardar el número IMEI del teléfono (se obtiene pulsando *#06# en el móvil) para poder inscribirlo en la base de robos. Una de las preocupaciones también recurrentes en estas charlas, como atestigua Rosa, son los problemas con los patinetes, que los ven como una fuente de inseguridad constante. “Te adelantan y te tiran”. Ahora será obligatorio que tengan un seguro contratado.

El teléfono móvil es un quebradero de cabeza para los mayores. Y desde la Policía Local reclaman precaución y siempre dudar de llamadas y peticiones que se salgan de lo común. “Un caso de timo es la llamada supuestamente del banco, que apremia con movimientos extraños, que te mandan un link para rellenar datos o un Whatsapp para dar el pin”.
Las historias que se inventan en cada estafa son variadas, pero todas conducen a conseguir algún dato de la persona a la que contactan: un código, una firma, una autorización para entrar en la cuenta que luego queda limpia. Rosa insiste en que “tenemos que ser muy precavidos”.
Habla de la estafa amorosa, de aquellos que buscan aprovecharse de la soledad para tender una relación on line que siempre acaba pidiendo dinero con cualquier excusa. En la sala comienzan a relatar casos de conocidos que han caído en la trampa. Y con la democratización de la inteligencia artificial las estafas llegan a suplantar incluso voces o imágenes de gente en la que confiamos. “A una amiga le llamaron de parte de su hija, que había perdido el móvil y que estaba en un apuro, que necesitaba 8.000 euros y les hizo la transferencia. Se ha quedado sin los 8.000 euros”, relata una vecina.
La urgencia es el factor común en todas estas estafas. Y la recomendación de la Policía es clara: “Cuelga y llama a tu hijo o hija”. Para prevenir la situación se puede establecer una palabra clave entre los familiares para poder chequear en cualquier momento quién está al otro lado. Y más recomendaciones sencillas. “No contestar diciendo ‘Sí’, porque te pueden grabar la voz y utilizarla para validar contratos. Es mejor responder con un ‘diga’ o un ‘hola’”.
En cualquier caso, ante dudas o problemas, hay un teléfono gratuito, el 017 que pone en contacto al usuario con el INCIBE, la unidad de la Policía encargada de estas estafas y que puede asesorar a los ciudadanos y guiarlos ante estos problemas. Ante la menor duda, es mejor sospechar y pecar por exceso que no por defecto.