Manuel Ortiz se queda a las puertas de la final de Masterchef

wpid-img-20140410-wa0004.jpgLa cocina siempre ha sido un sueño para él, y ha estado a punto de lograr entrar en la final del exitoso programa. Manu Ortiz, cuenta su experiencia y lo que significa para él la cocina. 

Hoy hablamos de cocina. ¿Cómo ha sido tu vivencia en Masterchef?
Ha sido una de las mejores experiencias que he vivido en mivida. Muy diferente al día a día, por el trabajo que tengo y por el ritmo de vida que llevo pero la verdad es muy gratificante. Yo me lo tomé un poco a broma al principio porque fue un amigo mío el que se empeñó en que fuese, y de hecho me rellenó la ficha y me dijo que tenía que hacerlo. Hice las pruebas previas que me pedían y  luego todos los castings que he ido pasando y todas las pruebas que te hacen con los diferentes platos que tenía que presentar, con las pruebas de cámara… y como te digo, muy diferente a lo que estamos acostumbrados o por lo menos yo a vivir en el día a día.

¿Habías seguido la primera edición?
Soy fan de ese programa, me parece un formato bastante familiar y bastante sano e interesante, que además aprendes a cocinar, y ves el compañerismo que hay dentro de la cocina –yo he hecho prácticas alguna vez en algún restaurante-  y tiene que salir todo muy milimetrado pues el plato del cliente tiene que estar en un tiempo, tiene que estar perfecto, y tiene que haber una coordinación entre todos los cocineros. Yo creo que esos valores o espíritus que aporta la cocina como el compañerismo, la coordinación, la ayuda entre uno y otro lo impregna el propio porgrama. El que lo haya visto ve que son grupos que tienen que reunirse para hacer una prueba y tiene que estar perfecta para poder granar  la prueba.

¿Dónde tienes la cuchara de madera que te dieron?
La tengo en casa, casi casi adquirida por mi sobrino porque es un forofo de Masterchef y al que más ilusón le hizo, sobre todo la impresión de ver la cuchara que le habían dado la edición anterior a todos los concursantes… llegar con ella a mi sobrino le pareció mentira.

¿Como fue aquella prueba en la calle?
No fue fácil porque yo la primera prueba la hice en Madrid, y cocinas en casa y tienes más o menos el plato preparado. En Barcelona lo que hice fue alquilar un apartamento para poder cocinar porque en un hotel no podía. Me fui con un grupo de amigos para que me acompañasen y animasen y el sábado por la tarde empecé a elaborar el plato y el domingo a primera hora a terminarlo y luego a presentarlo, porque en Barcelona no lo podías calentar, porque no te permiten encender fuego en la vía pública: teníamos que llevarlo emplatado. Por eso seleccioné un plato frío, que era una cola de bogavante confitada en cítricos  con ensalada de aguacate laminado, rabanitos laminados… estaba bastante bueno. Y luego un guiño a Barcelona, que me encanta: hice una una salsa romescu muy típica de Barcelona y de época. Muy bien, me lo pasó muy bien.

¿Sensaciones cuando te dieron la cuchara?
Me la dio Jordi. Eso no se vio porque no se editó, son cincuenta concursantes y era poco tiempo de programa. Me la dio Jordi, lo cual me hizo mucha ilusión porque es un cocinero que yo admiro… admiro a los tres, tanto a Samantha como a Pepe como a Jordi, porque me parecen excelentes cocineros, pero bueno Jordi es un reconocido cocinero con dos estrellas Michelín  y que te dé la cuchara vamos… al principio la verdad fue una sensación de incredulidad y de que no lo esperas, además que mi cuchara, si repartían 50 la mía fue la 47, por lo que ya lo daba todo por perdido, pero al final la cuchara llegó y estuve seleccionado.

Siguiente fase: la prueba de los 50
La famosa prueba de los 50, la última fase. Es una experiencia porque ya entras en una fase diferente, en un plató cerrado con los jurados valorándote directamente, cocinando con 10 cámaras enfocándote y haciéndote preguntas tres redactores y a la vez tienes a todo el público mirándote cómo estás emplatando y la verdad es que es una sensación dura porque no estás acostumbrado. Tú estás cocinando en casa y estás tú solo, o con la gente acostumbrada a cocinar y estás mentalizado en lo que estás haciendo y aquí es diferente y te cuesta coger bien el hilo y enfocarte bien en el plato. Salió bastante bien el plato, los tres jueces creían que era un plato bastante logrado y muy conseguido pero es cierto que al final tienen que seleccionar solo a 15, el pescado estaba un pelín crudito, no mucho… estaba perfecto pero seleccionaban a 15…

¿Fueron muy duros contigo?
No fueron muy duros, el único Jordi que sí que me dijo que le recordaba mucho a un plato de Ferrán Adriá, lo cual para mí es un halago porque me lo inventé volviendo de Barcelona en el coche: un salmonete que es un pescado de roca, que tiene mucho sabor y que era el pescado favorito de mi padre y luego una capa de verduras cortadas en láminas de cinco milímetros para demostrar la técnica: corté el pescado allí, corté las verduras allí y luego hice un parmentier de patata y espárrago verde e iba todo en una campana con un ahumador. Lo probaron los tres y a los tres les gustó mucho. Pero al final hay que elegir a 15.

¿Habías planificado qué harías si pasabas de a la final y estabas entre los quince? ¿Pensabas dimitir?
Es cierto que se lo había comentado al alcalde. Al principio eran 9.000 personas las que se presentaban y pensé que era imposible. Pero cuando vas pasando de fases tienes que ir pensando seriamente qué vas a hacer. Es cierto que se lo dije al alcalde que si entraba dejaría el puesto de concejal porque tengo una responsabilidad y adquieres una responsabilidad muy seria con los vecinos. Ante las críticas breves y erróneas de la oposición, he de decir que lo de Barcelona fue un domingo y lo de Madrid un jueves por la tarde. No he faltado a mis obligaciones como concejal ni se me hubiese ocurrido: primero están mis obligaciones como concejal y luego la cocina.

Lo de concejal cocinero incluso será un halago, ¿no?
Para mí la cocina siempre ha sido halago. Los políticos, ante el desgaste que tenemos, sí me gustaría que los ciudadanos viesen que somos personas normales, que tenemos las mismas aficiones que cualquiera. Y en mi caso es la cocina. Durante un año me he dedicado a estudiar cocina, después de terminar mi carrera de Economía por las noches, y es mi pasión. Algún día me gustaría mucho dedicarme a la cocina.

¿Desde pequeño te viene esa pasión?
Sí. Siempre he ayudado a mi familia, a mi madre que es muy buena cocinera, a mi abuela, a mi padre que le gustaba también cocinar. En grandes celebraciones de cumpleaños, Navidad… siempre estaba yo metido en los fogones. Incluso la típica paella de domingo que hacen las familias… yo estaba detrás siempre.

¿Tu plato estrella?
Se me dan muy bien las pastas, las masas. Es cierto que cuando estudié cocina me lo dijo mi profesor, que tenía bastante facilidad para tratar las masas, que no son fáciles, por la temperatura, por el trato que le  tienes que dar a la hora de hacer la mezcla y se me dan bien. Me gustan mucho los pescados, porque es mi plato preferido. En general se me da bien todo, o al menos eso me dicen. Tuve la oportunidad de colaborar con Ramón Freixa, con sus dos estrellas Michelín, al cual le agradezco la oportunidad que me dio, y me decía que tenía mano para la cocina. El placer fue mío realmente.

El sueño de Masterchef se ha ido, pero sigues con tu objetivo, ¿no?
El sueño de Masterchef, que suena muy tópico, pero llegar a estar entre los 50 primeros y quedarme en la parte de reserva, y para mí es un orgullo poder llegar estar ahí. Ahora a seguir con los proyectos en la vida. Siempre he defendido que en la política no nos podemos estancar, que tenemos que seguir teniendo retos en la vida y mi objetivo es una vez que termine la legislatura dedicarme, no se si al 100% o compaginándolo con la política, dedicarme más tiempo a la cocina. Ahora quiero seguir trabajando con Samantha, que le gustó mucho el plato y me ofreció irme a trabajar con ella en cosas esporádicas y algún día de prácticas en fin de semana. Empiezo con ella a trabajar. Me he reducido la disponibilidad por esto. Algún sábado, algún domingo.

 

Raquel González - Directora Getafe Capital