Neuroeducación: lo que la neurociencia aporta a la educación

GETAFE/Rincón psicológico (18/05/2017) – La neuroeducación es una disciplina que pretende integrar las ciencias de la educación y la neurología. Así, la neuroeducación aprovecha los conocimientos que tenemos sobre el funcionamiento del cerebro con el fin de mejorar los procesos de aprendizaje de los alumnos pero también los métodos de enseñanza.

La neuroeducación se basa fundamentalmente en el hecho de que el cerebro humano puede cambiar a lo largo de la vida y que la experiencia que adquirimos le va modificando. Este fenómeno, conocido con el nombre de plasticidad cerebral, ha servido a la neuroeducación para estudiar que trazas deja el aprendizaje en nuestro cerebro y como estos cambios se manifiestan. A nivel educativo, esto implica que cada alumno es único y por tanto deben tenerse en cuenta las particularidades de cada ellos y ser más flexible en los procesos de aprendizaje y evaluación. Y es que un método de enseñanza más flexible, en el que el alumno es protagonista de su propio aprendizaje puede también influir positivamente en la detección de déficits de aprendizaje dentro del aula.

Aunque la neuroeducación es un campo nuevo y todavía le queda mucho por descubrir, si podemos decir que se han llegado a ciertas conclusiones que ya empiezan a tenerse en cuenta.

Uno de los grandes descubrimientos de esta disciplina es la relación que existe entre aprendizaje y emoción.  Hoy en día repetir y repetir datos mecánicamente hasta memorizarlos, no parece la mejor manera de aprender. En nuestro cerebro los recuerdos y la emoción están íntimamente ligados: lo que mejor se aprende es aquello que nos gusta. Las emociones mantienen la curiosidad y la curiosidad es la base del aprendizaje. No hay que olvidar, sin embargo, que esta cuestión emocional es importante no solo para el que aprende, sino también para el que enseña.

Los procesos atencionales, han estado también en el centro de las investigaciones de la neuroeducación. Así, se ha podido llegar a la conclusión que para la gran mayoría de las personas es muy difícil poder estar concentrado en una actividad más de 40 o 45 minutos. Sin embargo, en la actualidad la mayoría de las clases superan ese tiempo, con lo cual añadir más minutos resulta algo ineficaz y supondrá un tiempo perdido.

Otras conclusiones importantes a las que ha llegado la neuroeducación es la importancia de incluir en el sistema escolar actividades artísticas, principalmente la música, ya que ésta activa el desarrollo de los procesos cognitivos. En efecto, se ha encontrado una correlación positiva entre el entrenamiento musical y un mejor rendimiento en matemáticas.

También el ejercicio físico regular se ha mostrado eficaz para la mejora de la memoria a largo plazo y por tanto del aprendizaje.

Aunque como hemos dicho anteriormente se trata de una disciplina nueva y queda mucho por descubrir, cabe preguntarse si la neuroeducación representa el principio del fin del sistema educativo tradicional.

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Redacción Getafe Capital