¿Por qué me castigas si no he hecho nada?

castigo

-¿Por qué me castigas si no he hecho nada?
-Para cuando lo hagas

GETAFE/Educa… que algo queda (11/04/2017) – Supuestas palabras sobre el castigo preventivo del juez de menores de Granada, “ídolo” enardecedor de auditorios grandes, pequeños y medianos de muy distintas procedencias, igual da que vaya a un polideportivo de Ginés, que a una congregación religiosa, que a la asociación de mujeres en igualdad de Málaga… su público siempre está entregado a su verbo campechano, fluido, sencillo y contundente, no importa que hable del artículo 154 del Código Civil y la famosa frase suprimida por Zapatero “también corregir razonable y moderadamente a los hijos” o de su famoso decálogo para conseguir un buen delincuente, los aplausos se multiplican tal que “fuera la Pantoja o Bisbal” (sic).

Bueno, el caso es que viene bien al tema de hoy.

Me pasa mi compañera, por las redes sociales (todo lo que hoy no pase por estas redes, no es digno de existir, dicho con ironía, si se me permite y ya es curioso que una red deje pasar algo, en contra de su primigenio cometido); vale, me pasa una referencia de un medio de masas digital titulada Collejas sí, collejas no. Encantado porque creí que tendría que ver con la tortilla maravillosa que con estas hierbas silvestres (caulícula) me había servido el fin de semana, pero no, se refería a los sopapos que se había visto obligada a dar, siguiendo la pauta del juez, la persona que escribía, supuestamente desenfadada, graciosa, cercana, ocurrente y algunos otros apelativos más, léanlo y permítanme de nuevo la ironía, porque maldita la gracia de creer que apelando a la vulgarización del lenguaje en su continente y en su contenido, se está haciendo una loa al ‘sentido común’.

Me paré a analizar el éxito del juez, que como tal lo tiene, muy cierto, en sus sentencias acertadísimas, pero que como educador, opino yo, puede que no lo tenga tan claro.

Yo que no sé nada de la judicatura, me cuido de opinar sobre ella fuera del taburete del bar y no entiendo que alguien que, evidentemente no conoce, o hace que no conoce, los distintos métodos educativos suficientemente contrastados científicamente que pueden utilizarse para conseguir una persona con autonomía, autoestima, capacidad de esfuerzo, claridad en la toma de decisión, honestidad, dignidad, empatía, solidaridad, capacidad para emocionar y emocionarse y… añadan todo lo que de bondadoso se les ocurra que podemos/queremos comunicar a nuestros hijos, se atreva a dar por sentado que para comerte las lentejas hace falta que las estemos poniendo hasta que estén más secas que el ojo de la Inés (y perdonen las Ineses tuertas). Así fue que hubo un tiempo en que odié a mi pobre padre por hacerme comer el arroz al tercer día y de desayuno y, encima, no consiguió que me gustara para siempre, aunque yo como buen hijo nunca quise decírselo porque él llevaba muy a gala haberlo conseguido, ¿tenía yo que quitarle la ilusión?

A eso lo llaman actuar con sentido común y deja al libre albedrío de cada cual el catalogar el grado en que estamos corrigiendo razonable y moderadamente a los hijos, miedo me da.

Llevo más de treinta años intentando explicar a las familias, bueno en verdad a las madres, porque son las que acuden a los talleres de Habilidades Educativas en los que entretengo mi tiempo laboral, que el castigo físico (incluso moderado) no es un método apropiado, ni siquiera efectivo para conseguir cambiar un comportamiento desadaptado y que, curiosamente, solo vale para enseñar al niño pequeño algunas cosas, pero esto será tema de otro día.

Hoy les recomiendo que vayan a buscar collejas en los balates de los sembrados, cocerlas, freírlas con un poquito de ajo y echarle un huevo por encima. Eso si les despertará los sentidos, incluso el común.

Buen día. Salud y suerte.

Redacción Getafe Capital

2 Comments

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  2. Marisol Ramallo

    12 abril, 2017 at 22:47

    Upssss Jose que verdades, yo he estado cuarenta años sin poder comer un huevo frito!!, un día nos tomamos un cafetito y te lo cuento muy bueno el articulo! , besotes