Ecuador de legislatura, según el PP

GETAFE/La piedra de Sísifo (20/06/2017) – Para empezar, la primera en la frente: No sé de dónde ha salido la manía esa, que tienen en los ayuntamientos, de llamar legislatura al periodo ese de destrozos varios (y, en ocasiones, viarios) que hay entre dos elecciones municipales. Creo que el término apropiado es “mandato”, porque los ayuntamientos no legislan. Así, con este arranque tan tiquis-miquis, podemos (con perdón) hacernos a la idea del tono del resto del artículo.

Si alguien declara sentirse sorprendido porque el PP, de Getafe o de cualquier otro sitio, se haya decantado por criticar asuntos tan poco originales como la Seguridad, la Limpieza, los Impuestos y los Aparcamientos, sería cosa de preguntarle de qué país viene, porque en España no se habla de otra cosa.  Veamos:

Cuando el PP señala un significativo aumento de los robos en nuestra ciudad, desconozco los resortes mentales que me llevan a pensar en el Teatro Madrid más sus numerosos tentáculos y satélites y el jugoso culebrón que nos viene deparando, los restaurantes de buen comer y mejor pagar que hemos tenido “subvencionados”, sin saberlo, de 2011 a 2015, a los que se llegaba y largaba en sendos taxis a cargo de los mismos paganos (tú y yo, por ejemplo), los caprichos en forma de sofás tan ultracaros como innecesarios para decorar alcaldía, infinitos cambios de configuración de las dependencias municipales, ejecutados por determinados amiguetes disfrazados de empresas (figuradamente, que esos amiguetes no han cogido más destornillador que el famoso cóctel a base de vodka y naranja), o el resto de pufos que la UCO va aireando progresivamente para que no se apolillen. En fin, digamos que las estadísticas que blande el señor Soler tienen cierto tufillo a tuneo desatado para desviar la atención.

Para el asunto de la Limpieza esgrimen un aumento del 100 % de las quejas de los vecinos. Ahí han estado torpes, qué trabajo les costaba decirle a sus peones de brega que, en vez de poner 4 quejas por cabeza, pusieran 20. Podrían esgrimir que las quejas habían aumentado un 500 % y quedase tan panchos. Ahora bien, la limpieza está tan bien o tan mal como estaba en su mandato, con la única diferencia que su concejal no pasea tan a menudo por el parque de la Alhóndiga ni toma tanto café. Salvo cuando hay comandos esparciendo bolsas de basura por las aceras para hacerles las consabidas fotos, Getafe es una ciudad razonablemente limpia (o sucia) para la poca educación cívica de que hacemos gala sus habitantes.

Los impuestos son un caballo de batalla importante para el Partido Popular, el mismo Juan Soler acuñó un par de frases (más bien usó frases acuñadas por otros) que eran: “música para mis oídos” cuando se hablaba de bajar impuestos y “el dinero, donde mejor está, es en el bolsillo de mis amiguetes (perdón) de los contribuyentes”.  En esta ocasión tiene razón, los impuestos (con la significativa excepción del amigo Montoro) se crearon para nutrir las arcas de las instituciones públicas y, de este modo, poder ejecutar gastos e inversiones en diferentes servicios o ayudas a las personas que las necesiten. Soler bajó los impuestos y podía haberlos bajado mucho más si hubiera querido. Cómo fue capaz de hacerlo, muy fácil, dejando mucho dinero sin gastar en partidas sociales del presupuesto (la de gastos de Alcaldía, sin embargo, era un pozo sin fondo). Así reduce impuestos cualquiera.

En tema de los aparcamientos, el ejecutivo de Sara Hernández ha demostrado cada día que no ha aprendido nada. Se ha dedicado a arreglar calles con la excusa de dedicarlas al disfrute de los vecinos cometiendo la sangrante torpeza de eliminar plazas de aparcamiento. Aún resuenan en mi cabeza, por ejemplo, los gritos de los vecinos de la calle Fernando Barrachina, en la Alhóndiga, pidiendo que dejaran la calle como estaba, porque llevaba así desde los años 60 del S XX, y restituyese las 6 plazas de aparcamiento que habían desaparecido, que les hacían mucha falta. Ha sido la soberbia de la alcaldesa, y no otra cosa, la que ha llevado al consistorio a cerrar los ojos a medidas experimentales en esta materia, que implementó el Partido Popular durante su mandato con gran éxito; el mayor ejemplo es, sin duda, dotar de tarjetas ad hoc a sus concejales y asesores que les habilitaban para poder aparcar en zonas de carga y descarga o su inconclusa ampliación a aparcamientos de minusválidos o vados permanentes que estuviesen vacíos.

En resumen, los dos primeros años de legislatura de Sara Hernández han sido un auténtico desastre, lástima que los ayuntamientos no legislen…