10 modos de pasar las Fiestas de Getafe

GETAFE/La piedra de Sísifo (15/05/2018) – Después de más de medio siglo disfrutando de las Fiestas de Getafe, conviene conocer los 10 modos más repetidos para pasarlas de la mejor forma posible. Ahí van:

En familia:

Es la fórmula más practicada aunque desconozco si, en un planteamiento libre, sería la más elegida. Disfrutando del placer de coger a la prole de la mano, ir a la feria, dejarte un pastizal entre cola y cola para que la criatura está montada un minuto escaso y te atraquen 3 € por una coca-cola caliente; abortar el descanso entre semana porque el miércoles es el Día del Niño y te dejas el doble de dinero porque las atracciones cuestan la mitad y, como fin de fiesta, ir a ver las Carrozas, pelearte con los jetas que se ponen delante, sufrir tres caramelazos, cinco pisotones de manos y un esguince cervical de estar 40 minutos cogiendo a hombros a un peso muerto que terminará llorando, como siempre.

Con los amigotes:

Cuando tienes la edad no tienes dinero y cuando tienes dinero no tienes la edad. Consiste en quedar con la panda a media tarde, ir a la feria, a los conciertos, cenar de chiringuitos, tomar una copas, desparramar un rato y macerarse un épico ardor de estómago a base de churros de consistencia agromán, mojados en chocolate recalentado que hacen masa con la mezcla de cerveza, pincho de morcilla, kalimotxo, pincho moruno, ron con lo que sea y patatas fritas con salsa infame, que te hacen retorcerte en la cama como La Niña del Exorcista vigilando un carrusel infantil.

De pedo:

Agarras la cogorza el día del pregón y no la sueltas hasta el domingo después de las carrozas. Afortunadamente, los cabrones de tus amigos, que van igual o peor que tú, te van grabando en el teléfono todas las meteduras de pata, torpezas, tropiezos, siestas sobrevenidas en un banco, vomitonas y reposiciones líquidas para que tengas una crónica fiel de lo “bien” que te lo pasaste aunque no recuerdes nada a partir del “Vecinos de Getafe…”

Meditación:

Hay gente pá tó. Si estar beodo 10 días no parece la mejor de las alternativas, dedicar ese tiempo a aislarse del mundo y sopesar la inevitabilidad de la decadencia humana, la visión metafísica de la fiesta y su polo opuesto, el duelo; qué sucede en el espíritu del individuo para tender a sumarse a una masa que se mueve bajo un impulso gregario irrefrenable, vaciando su mente de cualquier atisbo crítico y reaccionando como un autómata ante estímulos difícilmente tolerables; garantiza que, posiblemente, aumente tu bagaje de sabiduría pero tu pareja te dejará un post-it en la nevera con las llaves de casa y rubricado bajo un “hasta nunca, no me busques que para ti no estoy”.

Religiosas:

Nadie está libre de sufrir un ataque de fervor y dedicarse en cuerpo y alma a subir al Cerro, acompañar a La Angelines hasta La Iglesia Grande (lo de la Catedral es un neologismo aún por digerir), llevar un ramo grandioso a la ofrenda floral y no perderse una procesión, ya sea de mañana, tarde o noche. Rezar con devoción, asistir a todos los oficios programados y, por último y con la satisfacción del deber cumplido, acompañar a La Angelines a casa, ahí arriba, en el Cerro de los Ángeles. Amén.

Huida:

Del mismo modo que hay vecinos que van descontando los días que faltan para gozar las Fiestas, otros no ven el momento de poner tierra de por medio y se reservan parte de sus preciadas vacaciones con el objetivo de desaparecer del mapa. Olvidarse del bullicio, los metepatas en adobo etílico, el caos circulatorio, coches aparcados en equilibrio sobre las farolas, mareas humanas impredecibles, ruido atroz toda la noche y los, siempre agradables, aficionados a quemar petardos. Estos vecinos amantes de la paz y el silencio, huyen despavoridos el viernes previo al pregón y no aparecen hasta el último domingo, ya de noche cerrada. Tampoco es para tanto.

Trabajándolas:

Para que unos disfruten otros tienen que trabajar, es ley de vida. Existe de una nutrida legión de personas cuya mayor frustración es que, si no se nota que están, su trabajo está bien hecho: se trata de las plantillas de limpieza, policía, bomberos, delegación de cultura, asalariados de los puestos, atracciones y casetas de feria, voluntarios de todas las casetas de partidos y asociaciones, cofradía y todos los que no recuerdo pero cuya labor es imprescindible para el disfrute general y todos con un denominador común; oteando el horizonte a cada rato por si viene la maldita nube con procedencia toledana y nos moja. Gracias.

Enfermo:

Ya es puntería, no te has cogido un mal catarro en años y, hoy que comienzan las fiestas, tienes el cuerpo como si te hubiera atropellado un autobús al que no has podido coger la matrícula. Tratas de doparte con todo lo disponible la farmacopea patria pero, nada; la fiebre contumaz se ha hecho fuerte en tu organismo y un dolor telúrico taladra tu cráneo mientras las rodillas de chicle convierten las frecuentes visitas al baño en una peligrosa aventura. Pues nada, criatura, recupérate completamente que ya te contarán tus amistades cómo han sido las mejores fiestas de la historia y que tú te has perdido.

Ahorrador:

Aunque dicen que ya ha pasado la maldita crisis, tampoco hagas mucho caso, tu sueldo no es el que fue y, probablemente, nunca lo será. Sin embargo, los precios, y más en fiestas, se han disparado como si las calles estuvieran pavimentadas con fajos de billetes de 500 y tú, la verdad, no das abasto con tanto derroche. Vas a la feria con una bolsa con refrescos comprados en el Hiper, sandwiches caseros envueltos en papel aluminio, haces botellón no por juerguista sino por pobre y solo montas a los críos el miércoles y poquito. Te va a dar igual, lo que no gastes ahora te estará esperando en vacaciones y, de ahí, no te escapas ni con alas.

Derrochador:

Las fiestas son una vez al año y no vas a estar haciendo el rata. Si hay que cenar de chiringuitos, se cena aunque sea caviar de pollo; si hay que tomar copas de garrafón a precio de sangre de unicornio, se toman; si te han quemado la camisa con uno o varios cigarros en el concierto del recinto ferial, te compras otra que esa era de las del año pasado y si se te lleva el coche la grúa por dejarlo en doble fila al lado de la feria, pues se paga la grúa, la multa y se deja propina porque, coño ya, estamos en fiestas y son una vez al año…

Estos son solo diez ejemplos de fórmulas para pasar las fiestas, puedas practicar una sola o combinar las que te apetezca; solo hay una forma que no se puede tolerar: La del acoso y las agresiones machistas.

Por unas Fiestas de Getafe libres de agresiones machistas, recuerda

NO ES NO

En fiestas, por favor, sed felices.