Donde no se honra a los ancianos, no hay futuro para los jóvenes

GETAFE/Palabra de concejal (13/04/2020) – El coronavirus se está cebando en las residencias de la tercera edad en España. Más de las tres cuartas partes de estas residencias son privadas, por no existir ni una política nacional, ni autonómica que supla semejante necesidad, de manera pública.

El número exacto de muertes es desconocido, ya que, a la inmensa mayoría de ancianos fallecidos, ni siquiera se les hizo la prueba del coronavirus.

A fin de descargar la afluencia de los hospitales, los protocolos dictan que los afectados por los síntomas leves, se queden aislados en las propias residencias, pero la realidad es que no les proporcionan los medios necesarios, para llevar a cabo esa labor.

Hay informaciones en medios sanitarios, asegurando, que se utiliza “triaje”, para discriminar a los ancianos, en los centros de salud, a la hora de recibir ayuda, siguiendo ciertos protocolos, en función de la edad, condenando a muerte a las personas mayores, para salvar a otras más jóvenes.

Entre las circunstancias, que la pandemia del coronavirus está poniendo al descubierto en España, se encuentra el pésimo trato dispensado a los ancianos. Durante décadas se ha insistido de manera exagerada o desmesurada en la calidad del sistema de atención social, en la magnífica sanidad Española y en el cuidado especial, dispensado a los ancianos, ha bastado que llegara una pandemia, para que todas esas falsedades quedaran al desnudo, la realidad es que la sanidad española, troceada entre 17 comunidades autónomas, deja muchísimo que desear, el sistema de atención social, está muy lejos de ser satisfactorio, para el dinero que cuesta y los ancianos están llamados a convertirse en las primeras víctimas, de un sistema corrompido, que solo funciona en beneficio de unos pocos; las generaciones, que ahora están muriendo, de manera masiva, son las que cargaron con la posguerra y con la reconstrucción de España, a ellas, corresponde el de haber sido, los protagonistas del desarrollo de los años 60.

Sin estas generaciones, de los que ahora son ancianos, España no habría vivido jamás, el mayor periodo de prosperidad económica y de paz social de toda su historia, a esas generaciones, son a las que ahora se está abandonando, después de haber dado todo, a lo largo de su vida. Si ese es el futuro, que les espera a los que se van acercando a la ancianidad, debería informárseles ya, de que es así, si van a ser abandonados, en medio de una pandemia, si se va a proceder a su exterminio masivo, gracias a la ley de la eutanasia, impulsada por el gobierno de Pedro Sánchez; si va a ser así, es mejor que la población lo sepa, para negarse a pagar un solo céntimo de impuestos, que no se destine al bienestar de sus últimos años; es mejor que la población lo sepa, para liquidar todas sus posesiones, entregándoselas ya a sus herederos, antes de que la agencia tributaria, se las arrebaten mediante el impuesto de sucesiones; es mejor que la población lo sepa, para reaccionar antes de que la muerte los alcance y no tengan absolutamente nada, porque la rapacidad de los gobernantes, se lo quitó primero, para después dejarlos morir, como si fueran perros: la sociedad española, se está retratando en estos momentos con los peores colores, y quizá eso explique, la manera brutal, de que un flagelo terrible, como el coronavirus, la está devorando a día de hoy, mientras tanto, la deuda pública española, ha aumentado en millones de euros, pero no para salvar a esos ancianos, que han dado toda su vida por la colectividad, sino para seguir engordando las panzas, de los que tienen el poder en sus manos.

Redacción Getafe Capital