¿Cómo serán los servicios profesionales tras el COVID-19?

GETAFE/Varios (04/05/2020) – Si hay algo que se estudie en los libros de historia del futuro, no cabe duda que será la pandemia del COVID-19. La brutal y rápida expansión en apenas 3 meses del virus por todo el globo ha dado al traste con muchos proyectos, generado muchas incertidumbres y mandado a la quiebra a gran cantidad de negocios. Sin embargo, si por algo destaca la especie humana es por su capacidad de regenerarse y volver a sacar cabeza. Hay muchas dudas generadas con la manera en la que tendrán que actuar muchos de los profesionales.

Se abre una nueva era en la que probablemente comencemos a comportarnos de forma diferente, y nuestra relación con algunas profesiones sea distinta. Por ejemplo, la hostelería deberá limitar su aforo durante una buena temporada. Pero, ¿y el resto de profesionales? Negocios como los de reparación de persianas o de instalación calentadores eléctricos son algunos que pueden cambiar su frma de actuar. Los electricistas autorizados, así como los cerrajeros Getafe tienen nuevos retos por delante.

Los retos a los que se enfrentan los profesionales son estos

Tras este periodo, se abre una nueva etapa en la que tanto consumidores como profesionales hemos de convivir con la llamada «nueva normalidad». Correrán tiempos distintos, y no sabemos si serán para siempre. ¿Cambiará el COVID-19 nuestra forma de actuar ante los profesionales? Seguro que sí. Por poner un ejemplo, muchos de ellos habrán de afrontar el reto de digitalizar parte de sus servicios, de tal manera que algunas de las visitas sean ahora innecesarias. Pongamos el caso de una persona que tiene un problema en el calentador de su hogar. Lo habitual es concertar una cita, se hace un diagnóstico y si se puede, se arregla en el momento. Hay veces en los que ese diagnóstico hace que haya que buscar una pieza y la reparación de la avería se prolongue. Quizás tengamos un nuevo escenario en el que el cliente pueda enviar un vídeo con el problema mediante su teléfono móvil, o realizar una videollamada al técnico en la que pueda mostrarle cuál es el problema. Con ello se ahorraría tiempo de permanencia en el domicilio del cliente, y por tanto, minimizar los riesgos. Está claro que muchas tareas no se pueden realizar de manera remota, es imposible a día de hoy arreglar una cerradura con un dron. Pero la clave es esa, poder dar un servicio adecuado bajo cualquier circunstancia.

Los diferentes profesionales se encuentran también con un reto que puede ser difícil de superar, el de la desconfianza de lagunas personas. Hemos debido modificar la manera en la que nos relacionamos, todavía no debemos estrecharnos la manos ni darnos un abrazo, hay que seguir con esas medidas de distanciamiento social que venimos practicando desde marzo. El miedo es complejo de manejar, pero durante este periodo de confinamiento ya hay grupos profesionales que han actuado de manera clara. por ejemplo, los repartidores, dejando los paquetes en el ascensor y haciendo entregas sin contacto.

Conscientes de este nuevo escenario, los profesionales que han de realizar trabajos fuera de sus talleres, ya sean cerrajeros o electricistas, por poner solo dos ejemplos, están aprendiendo a gestionar estas contingencias, y ahora son capaces de extremar algunas medida de higiene, como la del uso sistemático de mascarillas o aplicando una limpieza más exhaustiva a sus herramientas. Todo con el objetivo de no ayudar a la propagación del virus y la de demostrar que los trabajos pueden hacerse de otra manera que generen mayor sensación de profesionalidad.

¿Habrá servicios profesionales que puedan quedarse atrás? No cabe duda, los que sufrirán serán aquellos que no sepan ir con los tiempos ni adaptarse a este nuevo marco. Los consumidores somos cada vez más exigentes y valoramos sobremanera que todo se haga con una profesionalidad fuera de toda duda. El COVID-19 hará que los diferentes sectores profesionales se adapten a las exigentes medidas tanto de la administración como de los consumidores. Quien pretenda seguir ofreciendo unos servicios de siempre sin querer adaptarse a la nueva tesitura solo tiene dos caminos: o el cierre de la actividad o un descenso en su facturación. A buen seguro, la formación permanente es uno de los grandes retos a los que se enfrentan estos profesionales.

Quién iba a decir hace solo 2 meses que la vida iba a cambiar de una manera tan radical. Quizás el paso del coronavirus, dejando a un lado su rastro de destrucción, pueda hacernos mejores personas y profesionales más competentes. Es obvio que nadie hubiera deseado lo que hemos tenido que pasar, y lo que todavía queda es largo. Los retos pendientes son los de seguir con una formación continua que haga que tanto los electricistas autorizados, los cerrajeros Getafe, así como los especialistas en reparación persianas o los de instalación calentadores eléctricos puedan ofrecer una gama de servicios orientados a la tranquilidad del cliente.

Redacción Getafe Capital