Mentís

GETAFE/La piedra de Sísifo (07/07/2020) – Cuando empecé a tomar interés por todo lo relacionado con el mundo de la comunicación, hubo un concepto que me llamó mucho la atención por su sencillez y contundencia, solo seis letras que encerraban una potente herramienta ofensiva/defensiva: Mentís. Como tal está recogido y definido en el diccionario de la RAE: Declaración o comunicado que desmiente algo o a alguien o niega su veracidad.

Ahora es poco utilizado en su literalidad, aunque es lo primero que me ha venido a la cabeza cuando he leído el texto, de apariencia lisérgica, publicado por el portavoz del Grupo Municipal de VOX en el Ayuntamiento, que habla sobre el Ingreso Mínimo Vital y que, probablemente, contenga falsedades hasta en la fecha. Tómese este artículo como un “mentís” en toda regla a las afirmaciones proferidas en el citado texto.

Y mira que me tengo dicho que, lo mejor que podemos hacer con la alegre muchachada de la ultraderecha, es no contestarles ni tenerles en cuenta, ignorarles y que se vayan cociendo en su propio jugo hasta quedarse secos. Lo sé, no hay nada como predicar algo para ser el primero en incumplirlo de la forma más flagrante pero, qué le vamos a hacer, somos humanos.

Bueno, somos humanos casi todos, algunos no tienen ni pizca de humanidad en su pensamiento ni comportamiento. Sí, es verdad, si la situación lo requiere, son capaces de ayudar a cruzar la calle a cualquier ancianita desvalida o colaborar con alguna ONG de ideario no excesivamente contrario a sus postulados, pero no es más que postureo de cara a la galería.

Porque su táctica es simple como el mecanismo de un tobogán, e igual de efectivo: llamar la atención mediante comunicados, notas de prensa o declaraciones a cual más absurda, desmesurada, brutal o contraria a cualquier principio democrático que, por la incomprensible magia de un eco mediático que aún no comprendo, se convierten en titulares que todo el mundo repite con ánimo de crítica, pero que, por ese procedimiento, llegan al último rincón del pueblo más perdido, impregnando cerebros tan simples como el mensaje, careciendo de importancia que sea falso como un Picasso de perros jugando al póker.

Pero es que no quiero entrar al trapo, responder a sus argumientos y darles la oportunidad de que vuelvan a repetirlos con el volumen más alto, molestando a la humanidad como un Hyundai Coupé amarillo tuneado, de tercera mano, con reggaeton a 150 decibelios a las 4 de la mañana; pero dan ganas…

Lo importante: Un gran número de personas, desfavorecidas hasta el ensañamiento, van a ver levemente paliado su sufrimiento con una magra cantidad de dinero que sirva, al menos, para tener algo en la nevera, calzado en los pies de su prole, o satisfechas algunas facturas imprescindibles. ¿Lo demás? vomitonas semánticas de quien jamás podrá ser feliz.

Tú y yo, sí. Seguramente…