Volver al cole con mascarilla. Intrahistoria de un nuevo comienzo de curso en Getafe

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

José Agustín Goytisolo. Palabras para Julia

GETAFE/El aula sin muros (03/09/2020) – Viernes 28 de agosto, 22.10 horas, Ana directora de un centro público de Getafe está todavía en su cole pintando en el suelo las indicaciones para que se muevan ordenadamente los alumnos la próxima semana, está con sus compañeras del equipo directivo y también colaboran en la tarea sus dos hijos adolescentes. En junio sólo recibió algunos botes de hidrogeles y un par de cajas de guantes.

Luisa es directora de un centro de esos que se ha construido por fases, más de cinco, tiene 400 alumnos comensales, si tiene que hacer turnos de 50 alumnos “¿Tengo que hacer 8 turnos?”, con “un poco de suerte” no se apuntan todos al comedor porque la gente tiene miedo.

Silvia es la presidenta del AMPA de ese cole, pregunta en el chat de la Plataforma por la Escuela Pública, “algunas familias de mi centro se plantean no llevar a sus hijos al cole hasta que no se clarifique el panorama, ¿alguien sabe si puede pasarle algo si no mandan a sus hijos a clase?». Le remitimos a la página de la Comunidad de Madrid que habla sobre absentismo y le contamos lo que sabemos sobre comisiones de absentismo y nuestra experiencia con los niños y niñas absentistas.

“En mi cole todo el mundo tiene mucho miedo”, dice otra maestra de Primaria, “miedo a contagiarnos, miedo a que se contagie nuestro alumnado, porque una cosa son las normas que dicta la administración educativa y otra el día a día de la clase, ¿cómo vamos a mantener los grupos de convivencia?, los niños son impredecibles…”

Día 31 de agosto, 11.15 horas, estamos en la puerta de entrada del colegio público El Bercial, profesores, madres y padres, y muchos abuelos esperando la llegada de la señora presidenta de la Comunidad de Madrid. No nos entendemos muy bien porque llevamos mascarillas y paraguas para mantener las distancias, tenemos que gritarnos. Nos gustaría hablar con la Señora Ayuso para plantearle todas nuestras dudas, pero se ha colado, con su comitiva de potentes coches, todos negros y con cristales tintados, por la puerta de atrás del aparcamiento y nos ha dejado a padres, madres y prensa con dos palmos de narices. Somos tan pacíficos que ni siquiera gritamos, pero nos cabrea el desdén de la señora presidenta que no quiere dar la cara y dialogar con nosotros.

Durante la espera algunos periodistas preguntan a las madres por sus inquietudes de cara al inicio de curso, “muy bien eso de los grupos burbuja pero, en la hora de religión ¿qué va a pasar?”, “¿cómo se va a conseguir que los niños se mantengan siempre aislados en su grupo?”, “¿cómo se van a desdoblar grupos si muchos coles están a tope?, ¿va a haber locales municipales para todos?”, “¿hasta cuándo se va a poder dar clase en el exterior…?”, “no sabemos si se va a reforzar la dotación de personal para la educación especial”. Estas son algunas de las inquietudes que se ponen de manifiesto…

Son las 12. 15 horas, hay movimientos de esos coches negros como escarabajos. Las autoridades siguen dentro del centro, alguien dice que están tomando un aperitivo. Nos hemos dividido en dos grupos, unos continuamos en la puerta principal y otros en la del aparcamiento sin perder de vista los “escarabajos”. “Deben haberse alargado con el piscolabis”, comentamos. Los de la puerta principal empezamos a gritar consignas improvisadas, aunque no tenemos muchas esperanzas de que alcancen los oídos de destino, “¡más profesores, más rastreadores!, “¡Ayuso termina los colegios y los institutos!…

Pensamos que la señora Ayuso ha venido a este colegio para hacerse la foto porque está muy nuevecito. No sabemos si es consciente de que este centro lleva cuatro cursos construyéndose… por fases. Ya sabemos lo que esto significa, cada año se construyen algunas aulas y algún espacio común, un año la sala de profesores, al siguiente algunas aulas más y el comedor. Quizás ignoran que el curso pasado hubo que dividir el comedor para suplir las aulas que faltaban o que el primer año no se cumplió el plazo de ejecución de obras y el alumnado tuvo que desplazarse a otro centro de Getafe. Ahora acaban de terminar el gimnasio, está impecable, una pista de deportes y el aparcamiento en el que ha desembarcado la presidenta.

Ya hace tiempo que hemos observado que no estamos solos, que no sólo estamos los que venimos a manifestar nuestras dudas y reivindicaciones a las autoridades. Hay grupos de personas que nos llaman la atención, no parecen de este entorno. Un grupo de adolescentes, que destacan por sus impecables camisas de marca, conversan en voz baja, por lo menos son comedidos, solo vienen a apoyar a su presidenta. Cerca de la puerta del aparcamiento un grupo de unas diez señoras y señores forman corro impecablemente vestidos, ellas de peluquería, predominio del color rubio, ellos casi todos de edad madura, bien trajeados, hacen notar que están allí para apoyar a su presidenta. Un joven se pasea entre nosotros ostentando una camisa con la bandera de España, la camiseta ya tiene experiencia, quiere dejar constancia de su presencia.

Como ha dado tiempo para todo, algunas señoras mayores se pasean entre los concentrados, no quieren pasar desapercibidas, una de ellas se acerca a una compañera sindicalista, a la que acompaña su hija pequeña, y la increpa por llevar una pegatina de CCOO “que ha convocado una huelga solo contra la Comunidad de Madrid”, los que llevamos muchos años en Getafe ya conocemos a esta compañera jubilada de un instituto de Getafe.

Detectamos que hay movimiento en el aparcamiento, por fin parece que va a salir la presidenta, ha debido terminar el protocolo y las fotos. Durante la espera otra de las señoras que pululan por allí se dirige a una madre que porta un cartel en el que figura. “No más maltrato a la Escuela Pública”. A la señora no le gusta lo de maltrato, tratamos de explicárselo, pero nada. El policía que cuida la salida interviene, “señora sepárese, cada uno puede pensar lo que quiera”.

Finalmente, hacia las 12.40 horas, la comitiva se abre paso entre los concentrados, no sabemos qué “escarabajo” es el de la presidenta, pero gritamos frases reivindicativas y de denuncia. Las señoras y señores selectos del corro, aplauden elevando los brazos, las señoras increpantes, mientras tanto, se acercan a las cámaras para gritar “¡viva la presidenta!” y nosotros nos quedamos con nuestras dudas y nuestra incertidumbre, pero convencidos de que se hace necesario manifestar nuestro desacuerdo con un comienzo de curso tan improvisado y caótico.

Son vivencias. Los nombres son inventados pero las situaciones son reales. Otro día hablaremos de datos.