Yo no me siento culpable

GETAFE/Tribuna con acento (19/10/2020) – Estos días Twitter y Facebook arden de carteles y mensajes rechazando la fiesta del 12 de octubre y denunciando las barbaridades que hicimos en América Latina. En el otro lado, proliferan las soflamas imperiales.

El doce de octubre siempre me pareció un buen día, de pequeño porque no había clase, de mayor porque no trabajaba… por lo demás, eso de la fiesta nacional, no me decía nada.  Sigo apartándome de desfiles y exaltaciones patrióticas. Pero ese no es hoy mi tema. Creo que con todo lo malo (mucho) que hayamos hecho en Hispanoamérica, también llevamos nuestra cultura, nuestra lengua, nuestra civilización. Es un legado que está ahí. Es verdad que bajo muchas basílicas a la virgen hay ruinas mayas, aztecas o mochicas. Pero también debajo de muchas basílicas cristianas hay otras musulmanas y debajo de estas, otra visigodas o romanas, y debajo de estas hay una ciudad púnica construida sobre los restos de un poblado íbero o de la edad del bronce. Es decir, ha sido un proceso generalizado y cultural el aprovechar, ocupar y cubrir una civilización con la siguiente. Pero estamos hablando de los siglos XV a XVIII y los españoles no hicimos algo que no se hiciese de forma generalizada por las distintas potencias y culturas coetáneas. Era lo que bendecía el Papa e, incluso, la razón. En aquel momento no éramos conscientes de los estragos que la gripe podía ocasionar entre los pueblos indígenas y, en “castigo”, nos trajimos el tabaco. No veo a los italianos fustigándose por lo que hicieron en España o en la Galia (exceptuando claro, a la tribu de Asteríx).

Incluso, a pesar de causar tanto dolor, han sobrevivido muchas culturas y pueblos autóctonos. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de lo que hizo Inglaterra (y sus herederos) en EE.UU. o Canadá. Es más, hasta mediado del siglo XIX, EE.UU. no abolió la esclavitud que era no reconocer la cualidad de “persona” a los esclavos. Eso ya en pleno siglo XIX. Hoy mismo, en EEUU persiste la discriminación hacia los negros. Si de brutalidad hablamos, el súper culto y católico Rey Leopoldo de Bélgica mandaba cortar las manos o las piernas, o los genitales a los negros y negras, niños o adultos, que no obtenían el suficiente “rendimiento” en sus minas del Congo. ¡Eso en el siglo XX ya! Y no contentos con ello, tras la independencia del Congo en 1960, Bélgica y la CIA asesinan a su primer presidente democrático Patrice Lumumba por “ofender al rey belga” y, en su lugar, colocan al general Mobutu Sese Seko, un sanguinario dictador. Por eso, me indigna que en libros como “La cultura: Todo lo que hay que saber” de Dietrich Schwanitz se denuncie el comportamiento español en América y no se haga referencia a hechos realizados por otros países, no en el siglo XVI, sino en los siglos XIX o XX.

Antes he mencionado a los Mayas, pues bien, la cultura maya desapareció antes de nuestra llegada, como otras. No siempre son necesarios los españoles para el colapso cultural y político de civilizaciones.

Nada de fiestas de banderas o desfiles militares como si fuese un tema bélico. Si, herederos de la gran cultura latina que, junto a los portugueses, esparcimos por el mundo en el que florecieron, Neruda, Asturias, García Márquez, Octavio Paz, Jorge Amado o Cecilia Meireles. Necesitamos abrir más complicidades y lazos de amistad y colaboración cultural, y sin etiquetas de jerarquía, con la comunidad latina que configuramos todos…. Y hasta podemos dejar a los italianos que se asomen. A fin de cuentas, ellos también fueron nuestros “abuelos”.

 

Redacción Getafe Capital