Motivos de alegría

GETAFE/ Tribuna con acento (25/01/2021) – Si estábamos esperando que el 2021 mejorarse los acontecimientos del pasado año, la verdad es que, hasta este momento, las cosas han ido a peor. Incremento terrible del desarrollo de la Covid, enormes daños causados por el temporal Filomena y otros episodios y desgracias locales, a las que, por dar un toque de humor, habría que añadir la eliminación del Real Madrid de la Copa. Bueno, quizá esto no sea malo. Nos muestra que no hay enemigo pequeño, que el dinero no lo puede todos y que Goliat puede ser vencido. ESPERANZA.

A la pandemia hay que sumar otras amenazas que tenemos aplazadas, como el cambio climático, que sigue estando ahí de manera permanente, a veces con rostro de sequía y a veces con el rostro de Filomena. Tenemos el problema de una economía en desequilibrio con los terribles rostros de la desigualdad y el desempleo. Penden sobre nosotros diversos conceptos en forma de amenazas u oportunidades, pero que nos generan desasosiego e incertidumbre: el enorme desarrollo de la inteligencia artificial, el de la robótica o la bioingeniería, las tecnologías cuánticas. ¿A dónde nos va a llevar todo eso si no somos capaces de tenerlo bajo control? Y no somos capaces de tenerlo bajo control como lo muestra el barómetro del CIS cada mes: el mayor problema para la ciudadanía es la política; cuando la política, es decir, el gobierno común de las cosas, debería ser la solución. ¿En manos de quién dejamos el control de esos fenómenos?¿De la banca?, ¿las empresas eléctricas?, ¿Soros, Murdock, Bezos o Zuckerberg?

La victoria de Biden en Estados Unidos pudiera parecer un alivio. Es un alivio, pero recordemos que todo indica que, simplemente, Biden representa el “menos malo” para la mayoría de los votantes americanos frente al “entusiasmo” por Trump. Trump no es el problema, es el síntoma de una sociedad que ha perdido la confianza en la política, el diálogo y la solidaridad en la RAZÓN.

Como quería aportar motivos de alegría, quiero invitar a retomar a los viejos filósofos estoicos como Marco Aurelio, Epicteto o Séneca. Más necesarios que nunca. Mas actuales que el 5G. Y, como ellos practicaron la filosofía, no como elemento intelectual, sino como guía vital, recordar, por tanto, algunos principios estoicos que nos pueden ayudar a conseguir nuestra felicidad. Albert Camús expresó algo muy interesante: después de todo, si el hombre no siempre puede hacer que la historia tenga sentido, siempre puede actuar de tal manera que su propia vida lo tenga. Y este es el pilar de estoicismo: serenidad para aceptar las cosas que no puedes cambiar. Si llueve o no llueve, el precio de las lechugas o si tienes catarro o Covid. Eso no puedes cambiarlo, pero puedes cambiar la forma en que te afecta. Puedes desesperarte o puedes aceptar que eso está ahí y que está en tu mano cómo lo percibes. El segundo principio es tener el coraje de cambiar lo que sí puedo cambiar. El estoicismo no es pasota ni individualista, defiende la solidaridad, la justicia, el trabajo en sociedad, la participación, la acción. El triángulo se cierra invocando a la sabiduría de saber distinguir entre lo que puedo y no puedo cambiar porque eso ayudará a aceptar lo que no está en mi mano y a congratularme con lo que sí depende de mí.

Viktor Frankl sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau. A partir de esa experiencia, escribió el libro “El hombre en busca de sentido”, donde explica cómo, a pesar de las atrocidades del campo, logró superar el dolor y darle un sentido a su vida, seguir siendo humano en un mundo de bestias.

Podemos encontrar en nosotros motivos para alegría y ¡oye tú, a fin de cuentas estamos vivos!

Redacción Getafe Capital