Ruta Berna Milán en coche

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GETAFE/Look total (02/12/2022) – Ya que se aproxima un mega puente, quería dejaros por aquí mi última ruta en coche. Con la pandemia todos los viajes de esos años fueron cancelados, así que fui de esas que reservó un bono para cuando se pudiera viajar. Mi destino, Milán. Y ahora, por fin, pudimos ir.

Ya que teníamos varios días más, ampliamos la ruta, queríamos ver un poquito de Suiza, ya que mis abuelos estuvieron allí muchos años.

Nuestra primera parada fue Ginebra. Pasamos muy poco tiempo allí, ya que ahora anochece muy pronto y teníamos que llegar a dormir a Berna en coche. Así que lo dedicamos a buscar la zona donde mis abuelos vivieron y trabajaron, un poco el centro, pero eso sí, nos comimos dos fondues, una de queso y otra de carne, y que acierto, una maravilla. En mi casa siempre se ha hablado de ellas, y en Navidad es uno de nuestros platos tradición, pero comerla allí, es de otro planeta. Con la barriga llena, cogimos nuestro coche alquilado y comenzamos la ruta. Teníamos 143 km para la siguiente parada, Friburgo, una hora y media más o menos de coche. Llegamos ya casi sin luz, pero mereció mucho la pena la parada, que bonito, de cuento. Sus fuentes medievales y plazas, su puente de madera y la catedral… Si vas, es una parada obligatoria sin duda.

Ya noche cerrada camino a Berna, donde dormíamos. Unos 35 km. Llegamos sobre las 19 h, con sed y hambre, supongo que de tanto leer que es la capital de la cerveza, hizo que nuestras ganas aumentaran :P. Así que lo primero que hicimos fue ir a Kornhausbrücke, un antiguo granero que tiene un barril enorme al fondo, donde dicen que murieron ahogados soldados que se intentaron esconder de las tropas napoleónicas. Ahora es un restaurante/bar precioso y lleno de ambientazo. Muy recomendable.

Un poquito de historia. Cuando el fundador de la ciudad, el duque Bertoldo V, decidió que había que elegir un nombre, se lo tomó u poco a cachondeo. Decidió que saldría  a cazar y que la ciudad llevaría el nombre  del primer animal que cazara. Fue un oso, Bär en alemán. Desde entonces símbolo y nombre de Berna.

Capital del país (de la cerveza como ya dije antes) y del chocolate Toblerone, el chocolate suizo más emblemático. Si te fijas bien en su envase, verás un oso.

Que ver en Berna en un día: la Torre del Reloj, (que si te fijas bien debajo aún se conservan las medidas que usaban los tenderos de los mercados para cortar las telas), la calle Kramgasse, 6km de Patrimonio de la Humanidad, con tiendas, casas y puertas muy especiales de madera que eran antiguos sótanos para almacenes y ahora son bares o tiendas con encanto. La Torre de la cárcel, la Catedral, el Ayuntamiento, el Palacio Real, La casa donde vivió Einstein varios años y desarrolló una de las teorías más importantes (E=mc2),varios puentes con vistas increíbles, Kunstmuseun, donde hay piezas de Dalí, Picasso, Van Gogh…El barrio Marzili, donde están las famosas piscinas y muchas cafeterías y locales de diseño, puedes llegar en funicular. Ver sus más de 100 fuentes medievales y buscar la más temible, Kindlifresserbrunner, se trata de un ogro ficticio que según la leyenda se come a los niños en Navidad que no se portaron bien. El jardín de las rosas, un espacio verde inmenso y con mirador, donde puedes hacerte un selfie con Einstein… Y disfrutar mucho, mucho de todo lo que ves, porque es totalmente diferente y precioso.

Al día siguiente madrugamos mucho para ver todo esto y continuar nuestra ruta, Lucerna era nuestro siguiente destino. Qué bonita es, es de esos lugares de los que no te quieres ir y todo te sorprende. El puente de la capilla, el más antiguo de Europa, cruza el río Reuss y en mitad del puente tiene la Torre del agua. Es una maravilla. El otro puente de madera que tiene 67 retablos decorativos en su interior que representan el baile de los muertos. El monumento al león en honor a los soldados, la iglesia de los jesuitas, que es la primera de estilo barroco del país, perderse por el casco antiguo con sus plazas, la del vino, la del grano, la de la capilla, cada cual con más encanto y con unas pinturas en las fachadas muy dignas de admiración…Por supuesto el lago de los cuatro cantones, es un lago glaciar de aguas cristalinas y dicen que es uno de los más bonitos de Europa (no me extraña), Tiene una forma parecida a los fiordos y lo rodean: Lucerna, Uri, Schwyz y Unterwarden. Te quedas embobada mirando cada rinconcito al que te alcanza la vista, eso sí, después de tanto pateo había que hacer una parada a tomar una cerveza, y eso hicimos, qué delicia y qué bien nos sentó.

Teníamos en nuestro plan atardecer en el Lago de Lugano, por lo que tocaba subir de nuevo al coche y disfrutar también de los paisajes de carretera durante dos horitas.

Y llegamos a Lugano: La Piazza Riforma, donde está el ayuntamiento, la Catedral, la Via Nassa que es la más comercial y elegante,  con unos 270 arcos que la hacen muy diferente, la Via Ressina que es la más popular porque está el Gran Café al Porto, el parque Ciani que es el pulmón verde de la ciudad con sus famosos bancos rojos y su puerta de hierro forjado, una de las más fotografiadas… Y ese lago, precioso, relajante, con un atardecer increíble…Lugano es otro de esos sitios que tiene que estar en tu lista de visitas. Hicimos una parada bastante larga allí, hasta que se fue la luz, era mágico. Y ya de nuevo noche cerrada rumbo a Milán.

Milán me sorprendió tantísimo para bien, que lo dejo para otro post donde poder extenderme largo y tendido. Y como no hay nada mejor que una imagen, os dejo un mini álbum de fotos para que podáis ver todo de lo que os hablo y os animéis a hacer una ruta por estos lugares.

¡HASTA PRONTO!

[Y siempre, siempre, siempre… Diviértete combinando]

“El color es fundamental para el optimismo de las personas»

 

 

Redacción Getafe Capital