El discurso del Rey (no el de la película)

Los que dejan al rey errar a sabiendas, merecen pena como traidores.
Alfonso X el Sabio

GETAFE/Todas las banderas rotas (04/01/2024) – Como todas las Nochebuenas el discurso del rey volvió a nuestras  casas, aunque parece que va perdiendo el interés de la audiencia. En algún lugar he leído que si fuera un programa como cualquier otro la mayoría de las cadenas lo hubieran retirado de la programación; el año 2020 fue el año que más personas lo vieron, casi diez millones y medio, pero es que el año 2020 fue muy especial: en ese año se formó el primer gobierno de coalición en España, se llevó a cabo el Brexit y, a consecuencia del Covid, tuvimos que estar confinados y llevar mascarillas… Quizás había mucha gente que tenía curiosidad por saber lo que iba a decir el rey sobre todas esas cosas.

El primero de sus discursos, en 2014, fue el segundo más escuchado llegando a algo más de ocho millones doscientas mil personas. Ya no volvieron esas cifras; en 2016 superó por poco los cinco millones ochocientos mil espectadores, la cifra más baja desde 2014, y este año ha superado por poco esa cifra situándose el segundo por la cola: 6.044.000 personas tenían el televisor encendido a la hora del discurso.

¿Y qué dijo la persona que, además de ser rey, es el Jefe del Estado español? Dijo que “Las dificultades económicas y sociales que afectan a la vida diaria de muchos españoles son una preocupación para todos. Una preocupación que se manifiesta, especialmente, en relación con el empleo, la sanidad, la calidad de la educación, el precio de los servicios básicos. Desde luego, también con la inaceptable violencia contra la mujer o, en el caso de los jóvenes, con el acceso a la vivienda”. Después de escuchar estas frases que componían el segundo párrafo del discurso, los ingenuos que le escucharan debieron dar un salto en el asiento: ¡Esto empieza fuerte, va a hablar de nuestros problemas, de lo que interesa a la mayoría de la gente! Y en el siguiente párrafo dijo lo siguiente: “Así pues, son muchas las cuestiones concretas que me gustaría abordar con vosotros hoy, si bien esta noche quiero centrarme en otras que también tienen mucho que ver con el desarrollo de nuestra vida colectiva. Es a la Constitución y a España a lo que me quiero referir”. ¡Oh, desilusión! Porque, a partir de ahí, cumplió su promesa: únicamente mencionó la educación, la sanidad, las pensiones, de pasada, cuando convenía al objetivo principal: la Constitución.

¿Y de qué no habló el Jefe del Estado español en ese discurso, que, teóricamente, es el más importante del año? No habló, como ya he dicho, en la medida y con la profundidad que merecen, de las cosas del comer, de lo que es la máxima preocupación de la mayoría de los españoles: las hipotecas, la sanidad, la educación, el precio de la luz, del gas y la cesta de la compra…

Felipe VI pidió a “todos” responsabilidad para evitar la “erosión de las instituciones”, pero se quedó ahí, no dijo nada sobre la institución que él encabeza, o, ya que hablaba de la Constitución, cómo el monarca “arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones” que es lo que dice el artículo 56.1 de la misma. ¡Y habría tanto que hablar sobre el cumplimiento de ese mandato constitucional!

Comprendo que sería mucho pedir, pero también creo que una institución tan desprestigiada debería esforzarse –incluso, quizá, arriesgarse- en decirles algo a los catalanes, en particular para paliar, en la medida de lo posible, lo que dijo el 3 de octubre de 2017; y, en general, dirigirse a todos aquellos (que son muchos) que no tienen la misma idea que él respecto a la unidad de España y a la función y  necesidad de la monarquía.

Y, ampliando el foco, ha habido en el discurso que comento otras carencias. Por ejemplo, no les ha dicho nada a los españoles de las guerras que todos los días vemos en nuestros televisores: ¿Es que Felipe VI no tiene televisor en La Zarzuela? ¿Cómo es posible que pase por alto la guerra de agresión promovida por Rusia sobre Ucrania? Aunque solo fuera por las consecuencias de todo tipo –no solo económicas- que tiene para Europa y para España opino que debería haber hecho alguna valoración.

¿Y a nuestro Jefe de Estado no le conmueve la cifra de muertos en Gaza, la masacre genocida que está provocando Israel? ¿Ni siquiera los miles de inocentes niños muertos y heridos? ¿Es insensible a una tragedia de dimensiones brutales como esa? ¿O pueden más los intereses (del tipo que sean) que las vidas de tantos miles de  palestinos? Es tal el grado de insensibilidad que se desprende de este “olvido” que, desde mi punto de vista, le descalifica para ocupar el puesto que ostenta; yo no me siento representado por quien no se muestra sobrecogido, angustiado, entristecido como estamos la gran mayoría de los españoles y que no condena esta guerra que pretende exterminar a todo un pueblo.

Más. ¿Tampoco se ha enterado de que hay una crisis migratoria de enormes dimensiones en todo el mundo? ¿Nadie le ha informado de las consecuencias de dicha crisis en nuestro país? ¿No sabe que en lo que va de año han llegado a las islas Canarias más de 30.000  personas que huyen de guerras, hambrunas y dictaduras y buscan refugio en Europa y en España? ¿Tampoco sabe que en 2023 han muerto o desaparecido en el Mediterráneo unas 2.500 personas? Quizás convendría que alguien le dijera que desde que él está reinando, es decir, desde 2014, más de 57.000 migrantes han perdido su vida en esa gran fosa común en que se ha convertido el mar Mediterráneo. Creo que no soy solo yo el que hubiera querido escuchar alguna palabra solidaria hacia esas personas.

Finalmente, quizá haya llegado a sus oídos que desde hace años el clima está sufriendo grandes cambios que, a medio plazo,  llevan a nuestro planeta a la destrucción. Seguramente sabe que en todo el mundo –también, por supuesto, en España- las temperaturas suben por encima de lo normal, hay enormes sequías, las cosechas disminuyen, hay especies vegetales y animales que desaparecen… ¿Tampoco esto le preocupa? ¿No sabe que el cambio climático está siendo motivo de guerras por el agua, de grandes desplazamientos de poblaciones, y, consecuentemente, una de las causas de la crisis migratoria de la que hablamos en el párrafo anterior? ¿No considera que debería habernos dicho a los españoles algo al respecto?

En fin, he sostenido en otras ocasiones que será esta dinastía quien acabe con la monarquía española. El camino que lleva hacia ese final es cada día más ancho y más corto y son menos los que lo lamentarán.