21 temporadas de orgullo azulón

Por Héctor Domingo Pérez

GETAFE/Deporte (02/06/2025) – A veces, las gestas más grandes no necesitan levantar copas. A veces, la mayor gloria está en resistir, en no rendirse, en pelear cada minuto como si fuera el último. Esta temporada 2024-2025 lo del Getafe CF ha sido una historia de coraje, de identidad, de supervivencia. Y hoy, por fin podemos gritarlo con alivio y orgullo: ¡Oé, oá, el Getafe de Primera no se va! Y eso que el camino se puso cuesta arriba antes incluso del comienzo del curso.

La pretemporada ya dejaba entrever las dificultades que vendrían: el equipo se vio obligado a cancelar varios amistosos por no contar con suficientes jugadores disponibles, entre lesiones, salidas sin recambio y una planificación condicionada por las limitaciones del mercado. Pese a ello, el vestuario apretó los dientes y afrontó la campaña con lo que había: orgullo, trabajo y la convicción de que juntos podrían superar cualquier adversidad.

Este Getafe, una vez más, eligió no rendirse

En el Estadi de Son Moix, y frente a un Mallorca también necesitado por su búsqueda de plaza europea el equipo hizo lo que mejor sabe: competir. Con una victoria trabajada por 1-2, el Getafe selló su permanencia matemática en la élite del fútbol español. Ya son 21 temporadas en Primera División, una cifra que emociona, que honra nuestra historia y que reafirma lo que somos: un club de lucha, de pueblo, de alma inquebrantable.

Una temporada de lucha constante

La temporada 2024-2025 ha sido un verdadero desafío para el Getafe. Tras un inicio sólido, con una primera vuelta estable y algunos triunfos ilusionantes en el Coliseum, el equipo entró en una fase crítica durante el tramo decisivo del campeonato. Entre las jornadas 31 y 36, el Getafe encadenó una racha de seis derrotas consecutivas que encendieron todas las alarmas. Quedaba muy lejos la última victoria en Pucela por 0-4. Una serie de resultados que hizo temblar los cimientos de la permanencia y sembró la duda incluso entre los más optimistas.

El equipo parecía haber perdido frescura, y la falta de gol pesaba. Pero este grupo no está hecho para rendirse; este grupo está hecho de algo distinto. Y en la jornada 37 llegó la respuesta. Un 1-2 épico en Son Moix, con goles de Arambarri y Uche, devolvió la fe y trajo la recompensa al esfuerzo de todo el año. Ese día, el Getafe volvió a ser el Getafe: rocoso, disciplinado, eficaz. Y, sobre todo, orgulloso.

Justitos de plantilla, pero con mucho orgullo

La permanencia, un logro coral, no se entiende sin el papel de algunos nombres propios. El primero, sin duda, es José Bordalás. El técnico volvió a ser el mejor de los pilotos posibles del proyecto, el guía en las turbulencias. Su liderazgo en los momentos más oscuros fue decisivo para mantener al equipo firme cuando el suelo parecía tambalearse. ¡Esto es fútbol, papá! También ha sido fundamental la reaparición y compromiso de Mauro Arambarri, quien tras superar sus lesiones regresó en el momento justo para aportar personalidad, calidad y un gol vital en Mallorca. A su lado, Luis Milla ha sido uno de los jugadores más constantes de toda la campaña: equilibrio, inteligencia táctica y carácter.

Su trabajo silencioso ha sido uno de los grandes pilares del centro del campo. Mención especial merece Ramón Terrats, cedido por el Villarreal en el mercado de invierno (nunca te enamores de un jugador cedido que luego sufres): el futbolista rápidamente se adaptó al estilo del equipo y aportó un plus de calidad. No se debe olvidar a Uche, autor del primer gol de la temporada en San Mamés y del segundo del partido ante el Mallorca, una marca tan gritada por la familia azulona. Su irrupción ha traído energía, velocidad y ese factor sorpresa que tanto necesitaba el equipo: venía del filial del Ceuta, ¡qué locura! Estos nombres, junto a muchos otros que han aportado su grano de arena, construyen el relato de un vestuario comprometido, luchador y con fe en cada partido.

Una afición que nunca abandona

Pero si hay un pilar que sostiene a este club, ese es su gente. La afición. Vosotros. Los que llenan el Coliseum en las malas, los que animan por la tele, los que gritan “¡Vamos, Geta!” aunque el viento sople en contra. Cada punto, cada gol, cada salvación, también es vuestra. Porque este club es de su gente. De los que estuvieron en Segunda B, de los que lloraron en la Europa League, en las dos finales de Copa y en el cruel descenso en el Villamarín, y de los que sueñan con volver a tocar el cielo, aunque sepan que el mayor orgullo es seguir aquí, peleando cada temporada entre los mejores. Porque el Getafe es un equipo de pueblo, de esos que se hacen grandes sin olvidar de dónde vienen.

El Getafe, un histórico de nuestro fútbol

Con la que comenzará en agosto, son ya 21 temporadas en Primera División. No es casualidad, sino trabajo, fidelidad y carácter. El equipo de la capital del sur de Madrid no está aquí por suerte, está porque lo merece. Porque lucha. Porque no se rinde. Hoy celebramos más que una permanencia. Celebramos nuestra esencia. Nuestro lugar en la historia. Nuestra voz entre los grandes.

Porque estar un año más en la élite no es solo una victoria deportiva. Es una victoria del sentimiento, del esfuerzo diario, de los que madrugan para ir al curro y aun así sacan tiempo para ir al estadio. De los que enseñan a sus hijos a amar estos colores. De los que lloran de alegría y rabia, todo en el mismo partido. Hoy no solo celebramos una permanencia. Celebramos que seguimos siendo nosotros.

Que el Coliseum seguirá siendo plaza de Primera. Que nuestra ciudad vuelve a mirar a los gigantes, con el orgullo intacto y la cabeza bien alta. Este año, más que nunca, ha sido por vosotros y para vosotros. Por cada azulón que no ha soltado la bufanda. Por cada grito, cada aplauso, cada silbido con el corazón. Porque lo que nos une no lo entiende casi nadie fuera de aquí.

¡Oé, oá, el Getafe de Primera no se va!