GETAFE/Varios (13/06/2025) – Una fuga en la piscina puede parecer algo menor si no se presta suficiente atención. Pero en realidad, ese pequeño goteo o esa bajada de nivel que apenas se nota puede esconder un problema mucho más serio. Cuando hablamos de reparar fugas en piscinas, no se trata solo de tapar un agujero: hay que entender bien qué lo provoca y cómo evitar que vuelva a suceder.
En muchos casos, se piensa que el agua se está yendo por una grieta en el vaso, y se empieza la reparación por ahí. Pero lo cierto es que muchas veces el problema está en otro lado: en las tuberías que no se ven, en las conexiones del sistema de filtrado, o incluso en la válvula de vaciado. El error más común es asumir dónde está la fuga sin hacer pruebas precisas.
Lo recomendable, antes de ponerse a picar paredes o vaciar la piscina, es hacer una inspección completa. Hay métodos no invasivos, como pruebas de presión o el uso de tintes, que ayudan a localizar la fuga sin desmontar todo. Esto, además de ahorrar tiempo, permite actuar con más precisión y evitar obras innecesarias.
Aunque parezca que todas las fugas son iguales, la forma de resolverlas varía mucho según el tipo de piscina, los materiales y el origen del problema. Por ejemplo, una fisura en una piscina de obra no se repara igual que una en una piscina de liner o de fibra. Tampoco es lo mismo una fuga en una junta que una pérdida por una rotura en una tubería enterrada.
Cuando se trata de reparación de fugas en piscinas Madrid, es habitual encontrar profesionales con experiencia en diferentes tipos de construcciones. Esto marca la diferencia, porque alguien que ya ha tratado problemas similares sabrá por dónde empezar y cómo actuar sin perder tiempo.
En zonas como Madrid, donde las temperaturas cambian mucho de estación a estación, las piscinas sufren tensiones por la dilatación de los materiales. En invierno, la contracción puede abrir pequeñas fisuras que en verano se agrandan con el calor y el uso intensivo. Esto significa que una reparación mal hecha puede durar solo una temporada.
Por eso, más allá de tapar la fuga, es importante corregir las causas. Puede que haga falta reforzar juntas, cambiar piezas desgastadas o revisar todo el sistema hidráulico. No es raro que al arreglar una fuga se descubran otras fallas que no habían dado la cara todavía.
A veces se intenta ahorrar en materiales y se usan productos selladores o parches que no están pensados para resistir las condiciones de una piscina. Esto puede funcionar unos días, pero a la larga termina fallando. Lo ideal es utilizar materiales específicos, que soporten la presión del agua, el cloro, los rayos del sol y los cambios de temperatura.
Algunos técnicos especializados en reparación de fugas en piscinas Madrid ya trabajan directamente con productos duraderos que han sido probados en distintas condiciones. Esto da más garantías de que la solución será definitiva.
Muchas personas piensan que con tapar la fuga todo está resuelto, pero lo cierto es que cuando aparece una, puede ser solo la primera. Si no se hace una revisión general, es fácil que poco después surjan nuevas filtraciones en otras zonas. Lo más inteligente es aprovechar la reparación para revisar todo el circuito de agua, los skimmers, las boquillas de impulsión y las conexiones.
Además, si ya se ha vaciado la piscina o se ha hecho obra, es buena idea hacer mantenimiento preventivo y reforzar las zonas más propensas a futuras fugas. Esto permite disfrutar del verano sin sorpresas desagradables.