GETAFE/Varios (25/06/2025) – La fabricación aditiva es lo que muchos llaman impresión en 3D. Esta, ya hace tiempo que dejó de ser una curiosidad para convertirse en una herramienta fundamental en muchos sectores industriales.
Una de las claves es que consigue fabricar piezas complejas sin tener que hacer antes un molde. Eso abre muchas posibilidades a la hora de probar prototipos, e incluso para sacar productos con una tirada baja.
Fue una de las pioneras, dado que es un sector innovador obsesionado con que las piezas pesen menos sin perder resistencia. Con la impresión 3D, esto ya es posible al cambiar la estructura interna de las piezas.
Con esa forma, la pieza no es maciza, pesa menos y a la vez es muy resistente. Así, empresas como Airbus ya usan esta tecnología con la que fabrican componentes de fuselaje o boquillas de inyección de combustible.
El mundo del automóvil ha sufrido una revolución con la impresión 3D. En concreto, esta ha permitido crear prototipos que funcionan en horas o días. A su vez, ha supuesto un cambio en la producción de piezas finales, sobre todo en coches de alta gama, personalizados o en las ediciones limitadas.
BMW y Ford ya usan la impresión 3D en sus interiores o para hacer partes de los motores de más alto rendimiento de su gama.
Hay que tener en cuenta que con la fabricación aditiva se han abaratado mucho los costes a la hora de realizar las piezas. Eso consigue que se puedan hacer componentes únicos, todo ello pese a que haya que fabricar varios hasta dar con el correcto.
Esto es lo que ha pasado en el sector de la medicina. Las prótesis ahora se hacen a medida, personalizadas para cada uno de los pacientes, teniendo en cuenta sus medidas. Así, ya se fabrican desde prótesis dentales hasta implantes craneales en diversos materiales.
Mediante la impresión 3D no solo se fabrican piezas de pequeño tamaño, sino que también es posible imprimir elementos de dimensiones generosas, como muros, columnas y otros elementos estructurales.
Por eso, el mundo de la construcción también se aprovecha de la fabricación aditiva, aunque aquí el material que emplean no es el plástico ni el metal, sino el hormigón. Este se trabaja con brazos robóticos con extrusores, de manera que se puede construir una vivienda en tiempo récord y a muy bajo coste.
Muchas fábricas han dejado de esperar días cuando necesitan piezas de un proveedor externo. La razón es que con las impresoras 3D las imprimen in situ.
Gracias a ello se ahorra mucho tiempo y dinero, puesto que no hace falta parar una máquina crítica o una línea de producción porque sea necesaria una pieza que no llega desde el proveedor.
Además, gracias a las impresoras se optimizan las máquinas, adaptando las herramientas a las necesidades de cada fábrica, llegando a mejorar la ergonomía y consiguiendo que los trabajadores se lesionen menos.