“Vivir sumando”

“Vivir sumando”

GETAFE/Salud (24/10/2025) – En una sala luminosa del número 18 de la calle Madrid, en Getafe, las voces suenan tranquilas pero firmes. Son las de María Gloria, Juan Carlos, Anuncia y Alejandro, cuatro personas que han vivido el cáncer en primera persona. A su lado está Rafael Cortés, psicólogo de la Asociación Española Contra el Cáncer en Getafe, que acompaña a diario a pacientes y familias.

Aquí no se habla solo de enfermedad, sino de vida, de segundas oportunidades, de fuerza y de esperanza. “Eso es lo que intento transmitir —dice Rafael—, que hay que aprender a convivir con la enfermedad, sin dejar que lo ocupe todo.”

Del miedo al aprendizaje

Hace apenas dos décadas, la palabra “cáncer” se pronunciaba en voz baja. Hoy, quienes la han enfrentado lo hacen como testimonio de fortaleza.

Gloria recuerda: “Antes cáncer era sinónimo de muerte. A mí una tía me llegó a decir que si me habían operado de cáncer ya tenía que estar muerta. Hoy no es así”. Juan Carlos, que también ha pasado por la enfermedad, asiente: “Cuando me dieron el diagnóstico, me dije: no va a ser para tanto. Mi cerebro se lo creyó, y fue verdad. Aceptarlo es la clave. No se trata de negar, sino de convivir. Si solo ves la enfermedad, te caes”.

Rafael lo resume con una metáfora: “La vida es una tarta. Una parte puede ser la enfermedad, pero no puede ocuparla toda. Tiene que seguir habiendo espacio para los amigos, la familia, el ocio y el trabajo. Si la enfermedad lo ocupa todo, te paraliza”.

El papel del acompañamiento

En la AECC de Getafe, la palabra más repetida es acompañar. El centro ofrece atención psicológica, orientación social, talleres de oncoestética y, sobre todo, escucha. “Aquí no solo tratamos a los pacientes —cuenta Rafael—. También ayudamos a los familiares y cuidadores, que muchas veces viven con más miedo que el propio enfermo”.

El voluntariado es otro de los pilares. “El voluntario es el motor de la asociación”, afirma. Gloria y Anuncia son dos ejemplos: mujeres que superaron la enfermedad y hoy acompañan a quienes empiezan el camino. “La cara de quien te escucha cuando le dices que llevas treinta años operada no tiene precio —confiesa Gloria—. Ese momento vale más que mil folletos. Es esperanza pura.”

Alejandro, el más joven, recuerda cómo ese apoyo le cambió la vida: “Llegué con miedo, sin saber cómo afrontarlo. Aquí encontré comprensión y calma. Te enseñan que no estás solo.”

La nueva mirada

La enfermedad deja cicatrices, pero también una nueva forma de ver el mundo. “El cáncer te cambia la mirada, dice Juan Carlos. Te hace valorar las segundas oportunidades. El tiempo vale más que el oro. Antes me preocupaban el dinero o el éxito; ahora solo pienso en disfrutar, en amar, en estar con los míos”.

Anuncia, que atravesó la enfermedad hace años, sonríe al recordarlo: “Cada mañana me miro al espejo y doy gracias por seguir aquí. Antes trabajaba para tener cosas. Ahora vivo el momento”. Alejandro, diagnosticado a los 19 años, confiesa: “Ver a tus amigos de fiesta y tú en el hospital es durísimo. Pero también aprendes mucho. Descubrí lo importante que es la mente. Si aquí dentro va bien, fuera también irá bien.”

Aceptar y seguir

La aceptación aparece en todos los testimonios. “He visto pacientes que mejoran cuando logran aceptar —cuenta Rafael—. No porque se resignen, sino porque recuperan el control. El cáncer deja de ser el centro de su vida.” Anuncia, tras su operación, decidió volver a su pasión: caminar. “Creía que no podría. Pero un día hice veinte kilómetros. A los dos años, hice el Camino de Santiago sola. Fueron diecisiete días inolvidables. Aprendí que los límites están en la cabeza”.

Juan Carlos recuerda una frase de su médico: “¿Sumas o restas? Si sumas días, estás viviendo. Si restas, te consume la espera. La clave es sumar”. Gloria añade: “Cada revisión es un examen. Siempre hay miedo, pero cuando te dicen que todo va bien, sales flotando.”

La fuerza de la mente y la investigación

Para todos, la mente es el gran aliado. “Hay que cuidar el cuerpo, pero también la cabeza”, insiste Rafael. “A veces el paciente se obsesiona con las estadísticas, y olvida que no somos porcentajes. Cada persona vive su proceso de forma distinta”.

Alejandro coincide: “He aprendido a no compararme. Antes un examen me parecía un drama; ahora sé lo que es un problema de verdad. Esto me ha hecho madurar diez años en dos.”

La ciencia, mientras tanto, avanza con paso firme. En la AECC miran con esperanza al horizonte de 2030, cuando se espera superar el 70% de supervivencia. “Queremos que el cáncer se vea como una enfermedad crónica más —explica Rafael—. Algo que se controla, se trata y no impide vivir.”

Por eso insisten en apoyar la investigación. “La investigación de hoy es la esperanza de las próximas generaciones”, afirma el psicólogo.

El valor de la prevención

Todos coinciden en la importancia del diagnóstico precoz. “Gracias a la AECC empezaron los primeros autobuses de mamografías en Madrid —recuerda Gloria—. Aquello fue pionero. Hoy muchas vidas se salvan por detectarlo a tiempo”. Rafael añade: “Hay que acudir al médico ante cualquier síntoma, y no caer en la trampa de internet. En la red hay demasiada información, y no toda es cierta. Lo más sensato es hablar con los profesionales”.

Juan Carlos lo resume con sencillez: “Dormir bien, caminar, comer sano y hablar con los tuyos. Parece simple, pero todo suma.”

La actualidad manda y es inevitable preguntarles por los cribados de Andalucía. Gloria y Anuncia tuvieron cáncer de mama. La respuesta ante ese caso es contundente: “Es horrible pasar por eso, no saber si te ocurre algo o no, que no te lo confirmen. Es imposible estar dos años esperando un resultado”.

V CARRERA GETAFE CONTRA EL CÁNCER | 2025 | Getafe Madrid

UNA COMUNIDAD QUE CORRE POR LA VIDA

Cada año, las calles de Getafe se tiñen de verde esperanza con la Carrera Contra el Cáncer, una cita solidaria organizada por la AECC. “Es mucho más que deporte —explica Gloria—. Es un homenaje a quienes luchan, a quienes ya no están y a quienes acompañan cada día.”

La recaudación se destina a ayudas psicológicas, sociales y proyectos de investigación. “El 70% de lo que se obtiene va directamente a becas médicas y estudios oncológicos”, continúa Gloria. Rafael Cortés subraya su significado: “Cada persona que corre, cada camiseta verde, representa una historia de superación. Porque el cáncer no se trata solo en los hospitales: se cura también en la mente, en el amor y en la calle.”

Y es que, más allá de la enfermedad, en la AECC Getafe se habla de vida. De días que se suman, de miradas que se transforman y de una comunidad que aprende, año tras año, que el coraje, la investigación y el cariño colectivo también salvan vidas.

Roberto Jiménez Gómez

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