Getafe celebra la semana de la (in) movilidad

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Nueva oficina de GBici

Hay pequeños escalones que apenas percibimos, rebajes mal hechos, tiendas que olvidan la rampa en sus remodelaciones… pero lo más sangrante de todo es la accesibilidad en los edificios municipales. Aunque ha mejorado, aún quedan muchas batallas que librar y prece que solo las ven los que circulan día a día en silla de ruedas. Darse un paseo por la calle Madrid, esa vía tan «cuidada» por los gobernantes, es testimonio del difícil día a día al que se tienen que enfrentar las personas con discapacidad motora: muchas de las tiendas no están adaptadas y enormes bordillos impiden el paso a las sillas. Con un sinsentido: en locales cuya accesibilidad exterior es imposible, les obligan a tener un baño para discapacitados.

Uno de los ejemplos más sangrantes de falta de accesibilidad es la nueva oficina que se ha inaugurado de GBici, compartida con el Consorcio de Transportes de Madrid: un pequeño local en la calle Hospital de San José que tiene un bordillo en su entrada: ¡Qué Getafe! ¡Qué movilidad! se lee en la puerta para asombro de Paco Pérez, con el que paseamos por el centro de la ciudad para conocer de primera mano esos pequeños retos diarios a los que se enfrenta con su silla. «Esto le puede pasar a cualquiera», afirma mientras reclama más sensibilidad por parte de las autoridades.

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Ascensor en departamento municipal de Medioambiente

Otro caso: la biblioteca principal de Getafe, Ricardo de la Vega, ubicada en la antigua cárcel. «Es imposible acceder, tiene escalones y no hay ninguna rampa, aunque el concejal prometió que la pondría». De momento, Paco se tiene que ir a leer a otra parte. Y en la propia plaza del Ayuntamiento, uno de los edificios aledaños que recoge los departamentos de mantenimiento, medioambiente o las secciones sindicales también tiene problemas. «La rampa tiene un bordillo final que puede ser peligroso», narra. Pero lo más chocante es cuando se llega a la puerta del ascensor ¡y la silla no cabe! «Cuando he venido aquí a hacer gestiones, han tenido que salir a atenderme al portal, porque era imposible acceder».

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Despacho de Asuntos Sociales en el Hospitalillo

No es la primera vez que tienen que atenderle fuera de los despachos habilitados para ello. «Fui a Servicios Sociales en el Hospitalillo de San José y me encontré que el despacho de la trabajadora social tenía tres enormes escalones». La cita la tuvieron que mantener fuera.

Eso cuando puede llegar a su destino, claro, porque a pesar de que el metro tiene todas las estaciones en Getafe teóricamente accesibles, «día sí día también falla el ascensor. Me han llegado a decir que llame antes de ir para ver si funciona o no». El problema se suele agravar los días de lluvia, aquellos que más falta hace tener este servicio: «Dicen que hay filtraciones y que saltan los diferenciales y por eso no funciona». En Getafe Centro son casi más los días que no funciona el ascensor que los que sí. En el tren también ocurren incongruencias: «Cuando vuelvo desde Madrid a El Casar en el anden queda un gran hueco hasta la plataforma por el que caben las ruedas. Si no hay nadie que me pueda ayudar en el vagón, no puedo salir».

Sí que reconoce que se ha avanzado en la movilidad por los barrios. «La Alhóndiga era horrible y ahora ha mejorado mucho». Pero sigue habiendo nudos inaccesibles: en la zona de Juan de la Cierva con avenida de Gibraltar o por las zona que rodea a la calle Villaverde, para Paco es un espacio vetado.

Esta Semana Europea de la Movilidad que celebra Getafe debe servir para dar pasos en lo que a movilidad inclusiva se refiere. Aún queda mucho por hacer.

 

Raquel González - Directora Getafe Capital

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