Los inempleables, la precariedad laboral y la exclusión social

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Se calcula que más de 23.000 vecinos de Getafe viven por debajo del umbral de la pobreza

“Hay unas 3.500 personas en Getafe mayores de 45 años que no van a volver a trabajar jamás. Especialmente mujeres”. El dato causa escalofríos, pero tiene su reflejo en las cifras que se van conociendo mes a mes. Una situación que se agrava cuando se agotan las prestaciones: más de la mitad de los parados ya no recibe ninguna. Es una población invisible, que recurre “al territorio de las ONG y de servicios sociales. En Getafe calculamos que hay entre 4.000 y 5.000 hogares en situación de pobreza material, y desde el mes de noviembre en los servicios sociales se repite una y otra vez que no hay recursos, mientras se producen cortes de luz, falta de alimentos…”. Andrés Aganzo, sociólogo, lleva años colaborando con entidades sociales de ayuda a estos colectivos y contemplando impotente cómo aumenta la desigualdad. “Solo en 2013, que son los últimos datos a los que hemos tenido acceso, había más de 4.000 expedientes abiertos en los servicios sociales municipales. Tenemos niños en Getafe que se acuestan temprano para mitigar el hambre, está el mundo de los spaguettis y de la obesidad por tener una dieta de comida de este tipo… ¡Y dicen que hay un bienestar altísimo!”. La recuperación no llega a estas familias.

Los inempleables
La pérdida del empleo es la primera causa para entrar en situación de exclusión social, sobre todo cuando se agotan las prestaciones. En Getafe, según los datos de febrero, había 1.647 personas (de ellas 1.103 mujeres) que llevaban más de 4 años en paro; 912 entre 3-4 años y 1.522 entre 2-3 años. En total, más de 4.000 vecinos del municipio que han dejado de percibir la prestación contributiva y que están en una situación cada vez más precaria. Los que reciben la ayuda familiar, la renta mínima de inserción, o la renta activa de inserción apenas suman 400 euros. “Son los que llamamos inempleables. Para ellos volver al mundo laboral es difícil. No saben cómo hacerlo y muchos se incorporan con carácter precario”. Los bajos sueldos, la temporalidad, son la tónica habitual al volver al mercado laboral. “Hay que oficializar lo que está pasando, y crear un observatorio de cómo está la situación real en el municipio y qué políticas se pueden hacer”, defiende Aganzo.

Trabajar 12 horas por 400 euros
Conseguir un empleo significaba hasta hace poco tiempo salir de la exclusión social. Hoy no es una garantía. “El último caso que me he encontrado es el de una familia cuyo único ingreso provenía del trabajo de la mujer: 400 euros al mes por una jornada completa. Hoy la han despedido”, cuenta Javier Fernández, secretario de política institucional en CCOO Comarca Sur. “Nos asustaríamos si fuéramos conscientes de lo que hay alrededor, pero es una población que no es un grupo de presión, que está fuera del circuito, que nadie se acuerda de ellos. Como mayoritariamente van a la abstención, los partidos políticos les olvidan y solo se acuerdan de ellos para darles unas cestas de Navidad, que ni quiero valorar lo que me parece eso”.

“El problema es que no hay voluntad política. En Getafe se abrió una mesa por el empleo con distintos agentes sociales, partidos y sindicatos que apenas ha tenido recorrido. Se pueden hacer propuestas. Por ejemplo, cambiar los pliegos de condiciones de los contratos municipales para que sean accesibles no solo a grandes empresas sino a cooperativas de parados, por ejemplo. Hay que potenciar la economía social, la iniciativa pública tiene que generar empleo”, es una de las ideas que propone Fernández. “Y se puede hacer también a través de líneas de microcréditos que permitan montar un pequeño negocio, comprar una furgoneta de segunda mano y unos botes de pintura, por poner un ejemplo. O recuperar parte de suelo agrícola. Y las necesidades sociales se pueden convertir en soluciones de empleo en el ámbito de la dependencia, por ejemplo, donde tendrían un papel importante las mujeres”.  inem_02

¿Quiénes son ‘pobres’?
La pobreza no es un concepto abstracto: tiene su baremo y sus cifras. Este umbral viene determinado por Eurostat (Oficina Estadística de la UE). Aquellos hogares cuyos ingresos sean inferiores al 60% de la mediana fijada se encontrarán en situación de pobreza. Según los datos del INE, el umbral de pobreza para un hogar compuesto por un adulto es de 8.114 euros; entraría en pobreza severa si sus ingresos son inferiores a 4.057 euros. En el caso de un hogar de dos adultos y dos menores de 14 años la pobreza relativa se fija en 17.039 euros y la severa en 8.519. En este caso, un hogar que ingrese menos de 1.420 euros mensuales entraría en esta denominación. El 13,4% de la población de Madrid está por debajo de este umbral: 23.450 personas en Getafe.
Pero hay otros baremos como la carencia material severa, aquellos que no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días, que no pueden mantener la vivienda con una temperatura adecuada, que tienen retrasos en el pago de los gastos, aquellos que no pueden tener teléfono, televisor o incluso lavadora… En la Comunidad de Madrid se calcula que el 20% de la población sufre esta situación. Trasladando esos datos a Getafe estaríamos hablando de 35.175 personas.

Autónomos, la salida emprendedora
Son muchos los que en estos tiempos de crisis ven en el emprendimiento la única salida para entrar en el mercado laboral. Ser autónomo no es un camino fácil. “Sigue sin haber acceso a la financiación y el crédito y muchos autónomos han tenido que cerrar por no poder soportar esta situación”. Nicolás Rodríguez, secretario general de AMTAS-UPTA, advierte de las dificultades para iniciar esta andanza. “La mayoría de las empresas mueren a los 3-6 meses. Lo del garaje y Silicon Valley está muy bien para las películas”. Por eso es importante el asesoramiento y buen plan de empresa. “La ley de segunda oportunidad puede ayudar mucho”, reconoce.

Pero dentro de este sector también ha proliferado el ‘falso autónomo’, aquel que proviene de una empresa “que busca desligarse de los costes que supone una plantilla antigua. Un empleado que sigue prestando el mismo servicio pero asumiendo él los gastos”. Una situación “latente”, que no está cuantificada, pero que cada día es más numerosa.

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Raquel González - Directora Getafe Capital