Los jóvenes analfabetos funcionales: un reto para el área educativa

En Getafe según el censo municipal en julio de 2014 la población total alcanzaba 176.248 habitantes. Los jóvenes entre 17 y 30 años eran 26.368 que representaban el 15 por ciento del total de la población. La educación es el instrumento más adecuado para garantizar el ejercicio de una ciudadanía democrática, responsable, libre y crítica, que resulta indispensable para la constitución de sociedades avanzadas, dinámicas y justas. La ruptura con el sistema educativo, aunque no siempre signifique el abandono definitivo del proceso formativo, guarda una estrecha relación con los procesos de vulnerabilidad y exclusión social.

La mayor parte de las investigaciones en el área nos vienen a confirmar que la educación es un factor clave para entender la desigualdad, tanto por su capacidad para reducirla y evitar su transmisión intergeneracional como para producir y legitimar las desigualdades. El abandono prematuro del sistema escolar muestra una significativa diferencia España dobla el valor medio de la Unión Europea (7,8 puntos porcentuales).

Pero descendiendo al territorio de lo local -Getafe- las tasas de abandono escolar prematuro permanecen «ocultas» por la administración pública. Sin embargo llama la atención el hecho de que más de cuatro mil jóvenes, 4.180 en concreto  (17 a 30 años) carecen de estudios. Es la expresión más gráfica de las altas tasas de analfabetismo funcional. Desagregando los datos nos encontramos 417 jóvenes que no Saben Leer ni Escribir; 1.862 que apenas poseen Estudios Primarios Incompletos y  1.901 bajo el epígrafe de Sin Estudios.

cuadroandresaganzoComo se puede contemplar en el gráfico a partir de 17 años ya nos encontramos con 547 jóvenes (alumnos) que, pongamos por caso, salen de la ESO sin la graduación y no vuelven a matricularse en nada. Es probable que lo hagan así porque no esperan obtener éxito alguno. El alumno/a que abandona la ESO o la secundaria postobligatoria a mitad de curso, o tras finalizar éste, tal vez sin presentarse siquiera a parte de las asignaturas, es probable que lo haga porque ya anticipa su fracaso. El hecho concreto es que nos encontramos con un alto porcentaje de jóvenes «que ni estudia ni trabaja».

Uno de los problemas que ayuda a explicar los fenómenos de la pobreza y exclusión social, sin ser el único, ni el más influyente, es la escasa o, mejor dicho, pésima formación básica.  En todo el proceso del sistema educativo se constata que la estrecha relación existente entre los estudios de los padres y el fracaso escolar es clara, en el sentido de que a mayor nivel educativo de los padres, menor es el nivel de fracaso de los hijos. Y lo mismo cabe señalar que los casos de fracaso son más frecuentes entre los hijos de trabajadores manuales no cualificados, y los hogares con rentas más bajas.

Ello requiere la necesidad de arbitrar respuestas coordinadas por las distintas administraciones para generar “segundas oportunidades” o nuevas oportunidades porque en la educación a lo largo de la vida es fundamental proporcionársela al sector de población con más dificultades educativas culturales y económicas.

Es necesario ir más allá de las limitadísimas competencias educativas de los municipios y reivindicar que se cubran las carencias educativas a través del diálogo, la negociación con las diferentes administraciones. La comunidad local necesita en el ámbito educativo: más centros de adultos, más oferta de Formación Profesional y Formación Ocupacional; y en la educación obligatoria más apoyos escolares, ratios más bajas, más programas de compensación educativa, más docentes, más profesionales escolares, más inversión en educación… Pero sobre todo se requiere que tanto el Gobierno municipal como los grupos políticos de la oposición pasen de la crítica a la propuesta.  Hablar de Getafe como Ciudad Educadora, cuando se hace, es más un eslogan que una realidad.

Redacción Getafe Capital