Cómo sobrevivir en vacaciones

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Es curioso comprobar como para muchas personas el inicio de las vacaciones como algo anhelado durante todo el año puede convertirse en desasosiego, inquietud y vértigo por pensar volverán a repetirse situaciones tan temidas como desencuentros con su pareja, riñas en familia, incluso algunos podrán recordar ese su primer ataque de ansiedad que vivió en esas vacaciones que él consideraba como idílicas y soñadas.

Y es que lo que para la mayoría supone unas vacaciones como un tiempo de respiro,  período de descanso, disfrute y felicidad para otros supone un tiempo en el que las obligaciones llaman a la puerta y uno no puede desprenderse de ellas, este es el argumento que a veces nos damos en el intento de esforzarme por huir y no afrontarlo.

Hay un juego muy sutil entre la realidad que vivimos,  la que percibimos y la forma que tenemos de relacionarnos con ella.

Un juego del que muchas veces pensamos no poder salir de él por el miedo, el que dirán y la falta de confianza que deposito en las circunstancias.

Cuando nos exponemos ante una situación temida nos esforzamos tanto en luchar contra ella que dejamos por el camino el empezar a fluir con ella, verla desde otro punto de vista, disfrutarla.

Estos días me compartían unos amigos su descanso paradisiaco en la casa de la playa, tal como la habían soñado, en unos días esa casa se llenó de familia, amigos que iban y venían sin avisar, camas por todos los lados improvisadas y un no saber cómo decir no a quienes ellos tanto querían, su intimidad estaba siendo invadida y era tal el amor hacia estas personas que no podían decir no a las visitas, no querían truncar la ilusión con la que ellos les visitaban… y fue entonces cuando yo les planteé: «¿Y vuestra ilusión, vuestro espacio y vuestro paraíso que anhelabais para estos días?”. Una pregunta sin respuesta por parecer egoísta el mero hecho de poder plantearse un NO a los amigos y familiares.

Como es imaginable sus idílicas vacaciones en la playa se convirtieron en estrés, dormir incómodamente, comidas a deshoras, enfado entre ellos y una vuelta a la rutina donde volvían a soñar con otras vacaciones para ellos.

La vida nos pone de forma continua situaciones donde ponerse a trabajar con urgencia, donde escucharnos y respetarnos sea nuestra prioridad y donde tener que decir al otro no, no significa falta de amor, amistad o cariño como nos hicieron creer.

¿Dónde está el límite? ¿Dónde está nuestro compromiso vital con mi vida y no con la de los otros?

Nuestras vacaciones son nuestro tiempo de descanso, donde el tiempo no existe, donde los horarios no están marcados, donde todo es posible y todo está permitido, donde poder amarnos se hace presente y urgente.

FELIZ DESCANSO. NO OS OLVIDEIS DE VOSOTROS MISMOS porque sólo estando con vosotros mismos podréis estar con el OTRO.

Redacción Getafe Capital