Luchando contra la radicalización desde el Ayuntamiento

GETAFE/Palabra de concejal (25/09/2017) – Hace poco más de un mes, volvimos a vivir en nuestro país, en Barcelona, los efectos del terrorismo más desgarrador. Esta vez nos tocó a nosotros, pero día tras día, semana tras semana, podemos ver actos terroristas golpeando en cualquier lugar de nuestro planeta, en nombre de diferentes principios, ideales o reivindicaciones.

Ante una situación como esta, todos debemos exigirnos un esfuerzo más, un compromiso más. Por esta razón, quisimos aportar nuestro granito de arena a la lucha contra el terrorismo desde nuestras competencias, y llevamos al Pleno de septiembre una proposición para la adhesión de nuestro municipio al Plan Nacional contra la Radicalización Violenta. Y por increíble que parezca, la corporación municipal supo dejar sus diferencias a un lado y se aprobó por unanimidad, algo que sinceramente espero que comience a pasar más a menudo para el bien de nuestros vecinos.

Pudimos observar que entre las diferentes reacciones que se produjeron tras los atentados, tanto desde el ámbito político como por técnicos expertos en la lucha antiterrorista, que uno de los aspectos más importante era, sin duda, la COORDINACIÓN entre fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, administraciones y de la sociedad civil en su conjunto.

Pero no solo eso. También hubo coincidencia entre los expertos en el sentido de que, con una mayor atención y formación en el entorno de los terroristas, sería posible detectar los procesos de radicalización que conducen a unos jóvenes aparentemente integrados en la sociedad y conocidos por sus vecinos, a convertirse en personas violentas y llenas de odio, e incluso, en sanguinarios terroristas.

Todos sabemos que en España, en estos momentos, estamos en un nivel 4 de Alerta Antiterrorista, depende de la valoración de la amenaza y otras circunstancias asociadas a la misma. La consecuencia es el aumento de la protección de los potenciales objetivos de las organizaciones terroristas y el refuerzo de las capacidades de investigación y neutralización de la amenaza. Aunque estas funciones recaen principalmente en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no debemos olvidar que estamos TODOS en Alerta 4 antiterrorista, y cada uno debemos intensificar nuestro esfuerzo en el ámbito de la seguridad de nuestros ciudadanos frente a esta amenaza.

Por este motivo es relevante la coincidencia entre los expertos sobre la importancia de una mayor atención y formación del entorno de los terroristas, ya que podría permitir detectar los procesos de radicalización violenta contra los que hay que luchar.

Y ese tiene que ser el papel principal de los Ayuntamientos, la administración más cercana al ciudadano, la administración pegada a las calles que, además, gestiona alguno de los servicios públicos en los que se produce una mayor interrelación directa entre los vecinos y la administración.

Como señala el propio Plan Estratégico Nacional contra la Radicalización Violenta, el municipio es el escenario principal de actuación de este fenómeno, y por ello, el Plan diseña Grupos Locales de Lucha Contra la Radicalización Violenta coordinados por las Fuerzas de Seguridad en el ámbito local y que, bajo la supervisión del Grupo Nacional, integrarán al resto de agentes sociales locales para conocer, prevenir y tratar los focos detectados.

Es un Plan que puede fortalecer el esfuerzo desarrollado en este ámbito por órganos como el Plan de Convivencia o la Junta de Seguridad Local y, me gustaría recordar de nuevo, que aunque en estos momentos por su actualidad el mayor foco de preocupación pueda estar centrado en la radicalización de contenido yihadista, sus trabajos van dirigidos a la prevención de cualquier tipo de procesos de radicalización violenta.

Por ese motivo creo que este Plan, de contenido esencialmente técnico y elaborado por expertos de todos los ámbitos, es positivo para nuestro municipio, ya que su objetivo principal es la prevención,  generar confianza entre los vecinos y propiciar un entorno de convivencia e integración donde sólo tenga cabida el respeto, y no los procesos de radicalización.

Redacción Getafe Capital