El dilema

GETAFE/La piedra de Sísifo (21/11/2017) – De un tiempo a esta parte me muevo en un dilema a caballo entre los resultados garantizados y el pulso vital. La experiencia demuestra de modo incansable, que escribir sobre asuntos que levanten polvareda o polémica, despierta el interés, en muchas ocasiones morboso, de los lectores que se lanzan a devorar y compartir el artículo con fruición como diciendo: lo está poniendo todo perdido de sangre y qué bonito está quedando. Por el contrario, si uno obedece a su voz interna, que camina por ese territorio espumoso que se ha dado en llamar Optimismo Pragmático, no solo te leen poco sino que, además, te etiquetan como un risible seguidor del Power Flower mientras murmuran: Mira, otra vez que ha desayunado florecillas silvestres mojadas en café con leche de unicornio.

Esta semana no iba a ser una excepción. Por un lado, las primarias del PP de Getafe despiertan un interés, dicen que público, pero es puro morbo, sobre todo para quienes no somos peperos. La victoria de Rubén Maireles, que tenía a su disposición toda la maquinaria oficialista, tiene muchas lecturas y algunas en clave interna pero la mayoría en clave externa. De puertas para dentro se consolida una situación de provisionalidad crónica: provisionalidad por las posibles implicaciones que Maireles pueda tener en el Caso Teatro y que están siendo investigadas y crónica por la resistencia numantina que han mostrado el resto de imputados a dimitir aunque se los llevaran esposados. De puertas para fuera, nada nuevo bajo el sol, el Partido Popular es un partido conservador y sus miembros han hecho eso, conservar, sin pararse a pensar dónde puede dirigirles su elección. El “aparato” ha podido más que las propuestas de corte más “centrista” que abanderaba Palencia. Ahora bien, la sombra de Soler es alargada y puede tener unos efectos más perniciosos que positivos para la ciudad de Getafe que, en definitiva, es lo que nos importa.

Por otra parte, con el mes de noviembre ya avanzado, se aproxima el debate más decisivo del año, el de los presupuestos, y volveremos a la exhibición impúdica de postureos falsarios, por parte de unos y otros. El más chocante, no por inesperado, será el de Ahora Getafe ¡cómo no! Quien, después de llevar más de un mes con el borrador de presupuestos en su poder y pedir un tiempo para estudiarlo; han consumido el periodo, que ellos mismos habían dicho necesitar, sin haber siquiera abierto la carpeta, sin una sola reunión en su grupo de concejales para hablar de ello y negándose mediante el afamado método de “hacerse el loco”, a fijar una fecha de reunión con el Gobierno municipal pedida por activa, por pasiva y por perifrástica (que dicen ahora los pedantes) y desoída con sumo interés. Tampoco es de extrañar, la persona que hacía el trabajo sucio de estudiar las cuentas con lupa era Vanessa Lillo y nadie ha cogido el relevo. ¿Trabajar, para qué? si vamos a votar en contra aunque sean los presupuestos perfectos; se dicen para sus adentros.

Pero de lo que realmente me apetece escribir, mejor dicho, de quien realmente me apetece escribir, es de Álvaro Gómez. Un buen tipo. Hace muchos meses, allá por los Carnavales, lo imaginé vestido de Lord Inglés y esa indumentaria le iba como un guante: Elegante y discreto en sus movimientos (real y figuradamente), jamás le conocí una falta de respeto a nadie, ni al mayor discrepante. Hay una escuela de pensamiento que afirma que los políticos también son personas; las llegada, trayectoria y salida de Álvaro de ese mundo polémico y escurridizo, confirman esa tesis. Solo puedo desearle lo mejor en cualquier proyecto que emprenda y amenazarle con tomar un café, si lo estima oportuno y si llegamos a coincidir en el tiempo y en el espacio. Ahora bien, el diablillo ese que tengo posado en el hombro derecho, no hace más que gritarme al oído: ¿Quién va a sustituirle? Está claro que la lista correrá pero, y ahí entra radio macuto, hay voces que vaticinan que la lista correrá varios puestos sin especificar hasta dónde, en base a lo avanzado del mandato y en dudosos juegos de poder dentro de la calle Cuenca. Además, las responsabilidades ostentadas por Álvaro en el Gobierno Municipal: Educación y Bienestar Social (Servicios Sociales) son de profundo calado y más en un gobierno tan sobrecargado como este. Circulan por ahí varias quinielas al respecto pero eso es una historia para otro día. Feliz semana.