Educar para hacernos libres

GETAFE/El aula sin muros (16/02/2018) – Seguramente cuando hablamos de educación no todos entendemos lo mismo. Normalmente cuando se piensa en la educación se nos viene a la mente la imagen de niños y niñas cargadas de abultadas carteras llenas de libros, horarios estrictos e interminables de niños sentados en las aulas, en silencio, escuchando atentamente al profesor, obedeciendo y haciendo las tareas que se mandan, aprendiendo para superar un examen tras otro.

Lo importante en esta escuela son las asignaturas que han de seguir, la supeditación absoluta a los tiempos y los espacios, el desarrollo de programas impuestos por la autoridad educativa. Ahora se ha decidido que es muy importante que sepan mucho inglés, que aprendan las matemáticas, que manejen ordenadores, pizarras electrónicas y otros artilugios electrónicos, para seguir haciendo lo que dice el libro de texto. Cuando hablamos de esta escuela hablamos de deberes, que completen lo que ha quedado pendiente de acabar o lo que tiene que repetir para afianzar algunos aprendizajes. Algunas educadores consideramos que los deberes son inútiles y que no es tanto un ejercicio de aprendizaje como de obediencia.

Para nosotros educar es mucho más que asistir cada día al colegio. Mucho más que memorizar lo que nos dicen los libros de lengua, matemáticas y demás. Mucho más que asentir a lo que los maestro y profesores nos transmiten, mucho más.

Creemos que no solo educa la escuela, se educa en la familia, en el colegio y en la sociedad a través de los medios de comunicación y por medio de nuestras relaciones sociales.

Los movimientos de renovación pedagógica creemos que educar es mucho más que aprender asignaturas, hacer exámenes, cumplir con los deberes, guardar silencio, obedecer al profesor, transmitir conocimientos, cumplir los programas. Educar-se es otra cosa. Es tener en cuenta las necesidades de la infancia, reconocer su interés superior a los intereses de padres y profesorado y respetar profundamente sus derechos, que los tienen, aunque con demasiada frecuencia lo olvidemos. Educar es facilitar espacios y tiempos de aprendizaje, de relación humana, de expresión en libertad de sus potencialidades y capacidades… En el respeto más profundo a la persona de cada criatura facilitar que se desarrollen como personas críticas, creativas, libres, solidarias, justas, con identidad propia, cada día más protagonistas y gestores de sus propias vidas, pasando de la dependencia total cuando son bebés a la autonomía creciente a medida que van creciendo.

Por eso la escuela debe cambiar todo lo que impida ese proceso educativo de construirse como personas con capacidad crítica, que apueste por educar para la libertad, la cooperación, la convivencia positiva, la búsqueda de la justicia y la fraternidad humana.

Solo una escuela que viva estos valores podrá contribuir, de forma efectiva, a formar ciudadanos y ciudadanas que los practiquen y los defiendan.

Escuela Abierta es un movimiento de renovación pedagógica que surgió en Getafe en el año 1980 y que tiene entre sus objetivos la construcción de un modelo de Escuela Pública universal, inclusiva, científica y laica.

Redacción Getafe Capital