Agrupamientos flexibles y grupos mixtos. ¿Pueden ser una oportunidad para aprender?

mézclate conmigo
Que bajo mi rama tendrás abrigo.
Pedro M. Guerra

GETAFE/El aula sin muros (21/09/2020) – El actual curso escolar ha empezado de manera convulsa, por la situación sanitaria, pero también por la improvisación con la que ha actuado el gobierno de la Comunidad de Madrid, que ha desaprovechado estos meses de verano para preparar un inicio de curso que, por su complejidad, requería tomar decisiones con más antelación. Esto está causando numerosos problemas organizativos y provocando mucha incertidumbre en la Comunidad Educativa.

En estos días ha cobrado especial protagonismo el tema de los llamados grupos mixtos, agrupaciones de alumnos y alumnas de distintos niveles que se han tenido que llevar a cabo para cuadrar las ratios establecidas por el protocolo elaborado por la Consejería de Educación.

Esta situación ha provocado entre las familias un movimiento de protesta, mediante cartas dirigidas a las direcciones de área, exigiendo la provisión de recursos personales y materiales para evitar los citados grupos mixtos.

No seremos nosotros los que neguemos la necesidad de más recursos, cuando hemos venido proclamando que una vuelta a la educación presencial con seguridad, exigía ratios no superiores a 15 alumnos por aula.

Lamentamos la precipitación con la que han tenido que actuar los centros. La consejería de educación de Madrid no lo ha podido hacer peor, pero eso no debe deslegitimar una metodología y un sistema de organización del alumnado como los grupos mixtos.

Desde el punto de vista pedagógico, no tienen por qué ser negativos. Los grupos llamados mixtos funcionan en las escuelas unitarias del mundo rural, y no nos consta que el aprendizaje del alumnado se vea perjudicado. En algunos centros innovadores funcionan los agrupamientos flexibles, ya sea de forma permanente o transitoria, sin que suponga un deterioro de la calidad de la enseñanza, pues se propone como una mejora que puede favorecer el aprendizaje a partir del trabajo cooperativo, de forma que los alumnos con mayor bagaje ayuden a los que tienen más carencias.

Somos conscientes de que es un tema controvertido y que hay opiniones diferentes entre profesionales de la educación. La decisión de agrupar por edades no deja de ser una decisión organizativa que se ha convertido en norma, pero no diluye la diversidad. Cualquier grupo de alumnos es heterogéneo y exige por tanto una atención personalizada.

Desde la pedagogía se valora el concepto de “desarrollo próximo” como un potencial de aprendizaje. Para Elena Martín, catedrática de la U. Autónoma de Madrid “las teorías del desarrollo humano lo que ponen de manifiesto es, que tener una persona que tiene un poquito más de desarrollo que tú es clave para tu desarrollo… Una persona que sabe algo más que tú aporta lo que a ti te falta, pero sin pisar lo tuyo; tú pones tu parte”.

El problema se plantea cuando los agrupamientos mixtos se hacen no por razones pedagógicas, sino por las condiciones del momento, que obliga a cada centro educativo a tomar decisiones tardías e improvisadas sobre un montón de cuestiones organizativas todavía no resueltas a estas alturas de curso: en muchos centros faltan los profesores que necesitan, y se encargan los reagrupamientos a los profesores recién llegados e incluso con contratos temporales, que se ven obligados a improvisar todo su quehacer educativo sin haber podido planificar su labor docente.

Hay grupos ya configurados de cursos anteriores y no hay criterios claros para decidir la composición de los nuevos grupos y, con frecuencia, no son comunicados a las familias; este reordenamiento de los grupos significa cierto trauma emocional para el alumnado, se rompen grupos, se separan amigos… Todo esto se añade a la incertidumbre sanitaria, provocando un gran malestar entre las familias y entre el profesorado. Por parte de las familias se percibe como algo negativo que afectará a todo el alumnado que forma parte de ellos. Pero esto no tiene por qué ser inevitable, pues depende mucho de cómo se haga y los recursos con que se puedan contar, entre otras cosas, para la recuperación del alumnado que ha resultado más perjudicado como consecuencia del confinamiento.

La calidad educativa de los nuevos agrupamientos, incluidos los grupos mixtos, dependerá de las condiciones en que se realicen.

Por eso en estos momentos, en el que se están realizando agrupaciones mixtas, hemos de exigir que se haga en las condiciones adecuadas, que se dote a esas clases de los recursos suficientes, que se haga una programación pedagógica que tenga en cuenta la peculiaridad del grupo, que se propicie el trabajo en equipo del profesorado y, sobre todo, que los responsables de los centros expliquen a las familias los criterios que se han utilizado para el agrupamiento de alumnos y cómo se va a llevar a cabo la actividad educativa.

Firmado por: Carmen G. Molinero (Maestra de Getafe), Eva de la Rosa (Miembro de FAPA Getafe), Isabel Pizarro (Junta Portavoces E.I.), Javier Alcolea (Más Madrid- Compromiso C.G.), Juana Cerezo (PSOE), Julio Rogero (Escuela Abierta), Justo Gómez (Pedagogo D. Educación), Mario Ayuga (Impulsa Getafe), Miguel Lancho (Escuela Abierta), Nena Ferrero (Junta de Portavoces E.I), Oliva García (Profesora de Secundaria de Getafe)), Pedro Ortega (Unidas Podemos).
Redacción Getafe Capital