¡A la mierda 2020!

GETAFE/A fin de cuentas (30/12/2020) – De verdad que lo he intentado. Me he enfrentado a la página en blanco buscando un tono positivo, tratando de recopilar lo que ha sido este 2020 de forma constructiva… pero he desistido. Así que solo me sale decir… ¡a la mierda 2020! Porque sí, ha habido cosas positivas, pero ha habido tanto dolor a lo largo de los meses, tantas lágrimas derramadas por aquellos que nos han dejado en soledad (la suya y la nuestra), tantos abrazos que no hemos podido dar y que seguimos sin poder entregar, tanto miedo acumulado por nosotros y por los nuestros… que me ha podido la rabia. ¡Que se acabe ya este año!

En medio de las lágrimas sacamos sonrisas, arcoiris, aplausos, canciones compartidas por los balcones, solidaridad a raudales. Nos hicimos fuertes como sociedad encerrados en la soledad de nuestras casas. Quizá pecamos de ingenuidad y creímos que eso iba a durar más allá de nuestro confinamiento. Porque fuera, la guerra otra vez es individual y cada uno trata de levantar la cabeza como puede.

Ahora que 2020 se acaba, que 2021 llega como un chorro de esperanza con una vacuna recién estrenada bajo el brazo, ¿seremos capaces de estar a la altura de las circunstancias? No va a ser un año fácil. No nos engañemos. Que el año que finaliza haya sido tan negro, no significa que el que empieza no vaya a ser malo. Las vacunas serán la esperanza a la que nos agarremos, pero tardarán en generalizarse a toda la población. Mientras tanto tendremos que ir planificando el futuro. La luz al final del túnel comienza a verse, pero tenemos que saber qué nos queremos encontrar cuando salgamos. Y de los pasos que demos estos meses dependerá nuestro futuro.

Este 2020 que tenía un nombre tan bonito (hubo un tiempo en que soñamos incluso con celebrar las olimpiadas aquí) ha servido como punto de inflexión para la humanidad. Y a pesar de mi pesimismo recalcitrante quiero empezar este 2021 con una sonrisa. Quiero pensar que con las doce campanadas algún embrujo satánico que nos ha corrompido se romperá y seremos capaces de poner la tolerancia y el diálogo por delante. No pido demasiado: quiero que seamos capaces de hablar por encima de banderas y de ideologías; quiero que nos escuchemos, que empaticemos con el de al lado, que sepamos reconocernos también en aquellos que piensan diferente. Si algo he aprendido en este último año es que no se puede vivir de espaldas a la sociedad, encerrado en uno mismo. Es hora de que construyamos entre todos un marco en el que vivir felices. Ojalá 2021 nos traiga un poco de sensibilidad para conseguirlo.

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Raquel González - Directora Getafe Capital